Opinión |Estar calmo y sereno en la batalla

Washington Abdala.
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CABEZA DE TURCO

Los improvisados son estrellas fugaces. Por Washington Abdala.

La claridad mental es un asunto difícil de alcanzar. La nitidez en el pensamiento, la interpretación de la realidad y el saber otorgar importancia a aquello que lo amerita y nos acontece, no siempre es sencillo de alcanzar desde nuestro universo. Si a la complejidad de la comprensión del mundo, de lo que nos rodea, le sumamos el conflicto intenso en que podemos estar inmersos, el resultado es inquietante. Y esto vale para los humanos como para las sociedades en que vivimos.

Las decisiones capitales solo se toman en calma. Los líderes que jugaron todas sus cartas en momentos dramáticos antes pensaron mil veces sus opciones, reflexionaron los caminos posibles y en la encrucijada ya sabían por dónde se zambullirían. Si algo muestra la historia es que los improvisados son estrellas fugaces. Los que de veras quedan en el recuerdo válido son los que meditaron sus posibilidades y lograron influir, primero en ellos mismos para ser “modélicos” -y así ser referencia para los otros- y luego en los demás al marcar un camino que es asumido con respeto y adhesión. Los necios o soberbios son, a veces recordados, sí, pero malamente, todos sabemos que Nerón fue un egocéntrico y Julio César un ambicioso. La historia los condena.

Muchas veces vivimos en sueños mitologizados de lo que nos rodea. Hablamos del pasado como si fuera una película que vivimos, cuando es poco lo que se puede saber -a ciencia cierta- de mucho de lo que aconteció. Claro, cada uno cuenta la historia contemporánea según el bando donde le tocó servir. Es simple: siempre habrá muchas historias sobre el mismo acontecimiento. Hay que saber esto para entender mejor al otro.

Existe un documental de dos horas sobre Emmanuel Macron y todo su momento presidiendo Europa en medio de la invasión de Rusia a Ucrania. Allí, se observan las conversaciones con los otros líderes europeos, la tensión de ir hacia una guerra como la que aún se vive, y lo dramático que es todo en medio de la alienación colectiva. Si no fuera real sería Shakespeare. Pero no, es un documental de France 2 que se recupera en internet. Es imponente ver como desde asuntos nimios de trabajo en equipo, hasta los vuelos del presidente con sus asesores en un desayuno bajo tensión, hasta las conversaciones telefónicas en donde se “alinea” a Europa en una política común, todo se puede observar porque hoy todo se muestra. (No sabía que en el Eliseo hay un bunker anti nuclear -que se ve en el film- con el consabido cuadro del General Charles De Gaulle a su entrada). Allí se dirige el presidente con parte de su gabinete cuando todo explota. Y la conversación de Boris Johnson y Emmanuel Macron de pocos minutos, días antes de la agresión bélica, muestra la claridad mental de ambos, lo concreto que funcionan sus cerebros y como son conscientes del momento en que están. No hay allí, en esa dialéctica una palabra innecesaria (y está editada la conversación) y cada comentario es matemático. Los dos saben qué viene, qué se producirá y los riesgos que se corren. Impactante de ver para todo aquel que se interese en saber cómo se vive el destino de la historia de la humanidad.

¿A qué viene esto? A que todos, a toda hora y todos los días vivimos nuestras tensiones, momentos de estrépito, presión y pesar, aunque seamos simples mortales. No estoy diciendo perder “pasión” por lo que se ama, solo estoy aprendiendo que desde la racionalidad cartesiana y la sensatez se puede actuar con acierto. Aunque duela y sin mentirle a nadie. Y la vida es una montaña rusa que sabemos hay que transitar. No tiene razón Shopenahuer con su escepticismo, no hay motivo para ello, la vida misma es la demostración que la batalla se está ganando permanentemente. Tampoco se trata de creer que todo es fácil, por el contrario, todo es muy difícil, es que lo importante siempre es complejo, pero la clave es estar calmo, sereno, virtuoso, diría Platón, para afrontar el momento con la templanza que corresponde. Y lo escribo con la conciencia que este viaje cuesta mucho. De veras, es así.

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