COLUMNA CABEZA DE TURCO
Este cuento es de las piezas mejor escritas en español. Por Washington Abdala.
Si hoy Juan Carlos Onetti fuera un hombre joven, ¿cómo habría escrito El Infierno tan temido? Este cuento obliga al lector a ir a la computadora a buscarlo o encontrarlo publicado. Es un cuento corto. Hágalo, es gratis. Es de lo mejor que se ha escrito en habla hispana y con una precisión quirúrgica donde aparece la maldad, la traición, el orgullo y el talante de una época.
Hoy, si el cuento fuera contemporáneo lo que le sucede al protagonista sería valorado de otra forma (somos esclavos de nuestro tiempo histórico.) Claro, “las fotografías” que son centrales -y no delato más- son el eje de la narración y en el mundo actual casi no existen en papel. Hoy, las imágenes vuelan por la nube y se pulverizan contra la realidad como el vapor en la cocina. Las imágenes más perturbadoras se desvanecen en nuestra mente porque así es necesario. No debemos recordar todo. Hace mal. Antes, la maldita fotografía era corpórea, tangible y permanecía en nuestras manos para su contemplación. ¿No hay en vuestras casas fotos de acontecimientos relevantes de la vida? Eso también está mutando, pronto desaparecerán.
Igual, creo, los que escriben siempre escriben de lo mismo, en realidad solo tienen un tono, un registro, un estilo y luego la narración los acompaña con alguna argumentación, más o menos diversa, pero las formas son las que permiten abordar los fondos temáticos. Pero las obsesiones de un escritor son siempre parecidas, continuas, obcecadas y es lógico porque cada mortal mira el mundo desde sus lentes existenciales. Onetti siempre es él en toda su literatura.
Juan Carlos Onetti no siempre es apto para todo público pero en este cuento sí, y conviene leerlo y releerlo para apreciar su estilo quirúrgico, su mesura faulkneriana y su ritmo permanente. No logra ni por un segundo que el lector se distraiga, ni siquiera con las verónicas que arma, es todo abono para su seducción. (Y es cortito, no sea perezoso, espere los resultados de noche tranquilo…).
En el fondo, los buenos escritores siempre están haciendo filosofía, van ambientando a sus personajes en un ethos y una percepción del mundo donde el bien y el mal están allí y hay que traducirlo. Y en eso Onetti, es cierto, tiene como un pesar y no es un ser demasiado optimista. Con franqueza, en mucho de lo que detecta tiene razón. Igualmente, como es un existencialista -sin saberlo- su sentir no termina en la debacle sino en un bucle eterno sobre lo que somos los humanos y cómo vivimos con nuestras miserias y virtudes.
El ojo de Onetti es el de un psicólogo, el de un perito forense y el de un periodista. Claro, se aleja del periodista que escribe apurado sin dotar al texto literario de altivez y nos regala una construcción que es casi una epifanía del idioma español. Lo maravilloso de este cuento es que en la caída en el abismo existencial del personaje se intuye y genera ansiedad (y no digo más, léalo por favor) y como Onetti sabe mostrar piezas de a poco, juega con nosotros y sabe que su relato produce lo que le producirá al lector al finalizar su lectura. No hay manera de no quedar atrapado y rumiando sobre lo que nos contó. La acción es tan perfecta que solo así habría de terminar. ¿O quizás hoy tuviera otro final? No lo creo. Pongo fichas contrafácticas porque un Onetti 2022 terminaría igual.
Hace años le sentí decir a Mario Vargas Llosa que este cuento era de las piezas en español mejor escritas. La verdad, cuando lo leí de adolescente, no me dio la madurez para advertirlo. Luego, lo leí de adulto y me impresionó pero tampoco sentí que fuera una obra mayor. Y ahora de grande, lo releí por tercera vez hace unos meses y me di cuenta de que sí, que Vargas Llosa -que sabe alguna cosa- tiene razón y que debe estar en la lista de los mejores cuentos de habla hispana escritos en el siglo pasado.
Además, como bonus track, los uruguayos leemos a Onetti con ventaja, le reconocemos sus vericuetos. Piense, entonces, que el cuento está allí, que son 24 minutos de concentración para viajar a un mundo que no se lo dará Netflix, ni YouTube.