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Mark Knopfler: la pesada mochila de ser un héroe de la guitarra

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NOMBRES

El fundador de Dire Straits sigue su andadura artística mezclando la música tradicional escocesa con varios clásicos del rock de su autoría.

El 2 de abril de 2001 uno de los héroes de la guitarra se presentó en Montevideo por primera y única vez. Mark Knopfler se hospedó en el desaparecido hotel Sheraton y asombró a una multitud en el Teatro de Verano. Ya en ese entonces, hace 21 años, no era el Knopfler de Dire Straits que tenía a su guitarra como principal voz. Era el Knopfler solista que pisaba fuerte el camino de la música tradicional escocesa y celta, del que no se ha apartado hasta el presente. De todos modos, en aquel memorable concierto realizado en las canteras del Parque Rodó no faltaron clásicos de la banda que lo hizo mundialmente famoso, como Sultans of Swing, Money for Nothing, Brothers in Arms y Walk of Life.

Mark Knopfler (73) es hijo de una maestra inglesa, Louisa Mary, y de un arquitecto húngaro, Erwin Knopfler, quien tuvo que huir de su país natal perseguido por lo nazis por ser judío. La familia se instaló en Glasgow (la mayor ciudad de Escocia y la tercera del Reino Unido después de Londres y Birmingham), donde nacieron Mark y sus dos hermanos. Luego se mudaron a Blyth, en el noreste de Inglaterra.

Su afición por el instrumento que lo hizo mundialmente famoso nació en la década de 1960, cuando se unió a pequeñas bandas locales y estaba maravillado por otros guitarristas de la época como Jimi Hendrix, B.B. King, J.J. Cale, y Hank Marvin. Con 16 años formó un dúo con su amigo Sue Hercombe. Entonces ni se le pasaba por la cabeza que podría llegar a vivir de la música.

En 1967 hizo un curso de periodismo que lo llevó a trabajar después como reportero para un diario de la ciudad de Leeds. Por esos años conoció a Steve Philips, un cantante y guitarrista de blues con el que creó el dúo The Duolian String Pickers. Y grabó su primera maqueta, Summer’s Coming My Way. El 18 de septiembre de 1970 escribió su última crónica en el Yorkshire Evening Post acerca de la muerte de Hendrix. Y decidió iniciar estudios de filología inglesa en la universidad. Durante esa etapa se casó por primera vez. Lo hizo con Kathleen Urwin White, quien, como él, provenía de Newcastle y concurría a la misma universidad.

Tras graduarse en Leeds en 1973, se trasladó a Londres. Era el paso obligado si quería dedicarse profesionalmente a la música. Allí trabajó durante dos meses con una banda llamada Brewer’s Droop. Y los astros comenzaron a alinearse. No por casualidad, sino porque Knopfler ya mostraba, con cada nota y actuación, que era un refinado guitarrista y compositor.

"Situación extrema"

El nombre de la banda que lo hizo famoso a fines de la década de 1970 surge del momento que atravesaba en su vida: Dire Straits podría traducirse como “situación extrema”.

Una vez disuelto Brewer’s Droop, Knopfler pasó por una época difícil económicamente hasta que consiguió un trabajo de profesor en el Loughton College de Essex, que apenas le permitía cubrir sus gastos básicos. Durante dos años vivió en un piso en Buckhurst Hill, al tiempo que tocaba en pequeños boliches con una banda formada junto a amigos del colegio en el que daba clases, llamada Café Racers.

En abril de 1977 se mudó con su hermano David (también guitarrista) y su amigo John Illsley, un bajista de Leicester, con quienes formarán Dire Straits. El estilo de la banda iba a contrapelo de las tendencias de la época, cuando el punk rock lo avasallaba todo. El baterista que reclutaron fue Pick Withers, con quien Knopfler ya había tocado en Brewer’s Droop.

Dire Straits catapultó a Knopfler como un auténtico guitar hero, sobre todo por su mega hit Sultans of Swing, en el que se aprecia claramente el estilo puro y cristalino que tiene para tocar la eléctrica. Algo que hace con una técnica diferente, utilizando sus dedos en lugar de una púa.

Pero esta composición tan excelsa (y un verdadero clásico del rock) lejos estuvo de inspirarse en una música refinada. Sultans of Swing (perteneciente al álbum debut de la banda llamado simplemente Dire Straits, de 1978) fue motivada por una experiencia que tuvo Knopfler en un boliche de mala muerte de Ipswich, un barrio de los suburbios del condado de Suffolk. Muchos años después, en una entrevista televisiva para el programa Life on the Road, el músico la contó así: “Sultans of Swing se originó, en realidad, en un pequeño pub. Había una banda bastante mala que tocaba y cuya audiencia era casi inexistente, si no contás a unos muchachos al final del local que se dedicaban a jugar al billar, que iban con pantalones anchos y plataformas. Yo estaba ahí solo para tomarme un par de pintas. Al final de la noche, el trompetista o el que fuera de ellos que hablase, dijo: ‘Bien, cierto... se acabó, es momento de irse a casa’. Y entonces dijo: ‘Somos los sultanes del swing’. No se podía ser menos sultán de nada, ya sabés, si estabas en esa banda, esa noche, en ese pub”.

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Mark Knopfler.

Leyenda viviente

Knopfler ha cambiado. Ya no es aquel flacucho de melena hirsuta, ese joven virtuoso de la guitarra que empuñaba una Stratocaster roja y usaba vincha y muñequeras de tenista sobre el escenario. Ahora es un señor calvo, más bien corpulento, más sosegado con su música y forma de tocar y cantar.

Knopfler ha colaborado con muchísimos artistas (entre ellos Bob Dylan, Phil Lynott, Tina Turner y Eric Clapton). Y ha compuesto música para varias películas, como Local Hero, Comfort and Joy, Cal, The Princess Bride, Last Exit To Brooklyn, Wag the Dog, Metroland y A Shot At Glory.

Hoy sigue activo, maravillando con su voz y su guitarra en grandes estadios y pequeños teatros. Y cargando con el pesado honor de ser una leyenda viviente del rock.

Dire Straits: una máquina de hacer éxitos

“Dire Straits duró veinte años, que no está nada mal”, dijo Knopfler en una entrevista en Londres. Y agregó: “Los grupos se rompen porque los egos y las personalidades entran en conflicto. Porque, al igual que los matrimonios, sus integrantes pueden crecer a ritmos distintos. Para que funcione, tiene que encajar en tu personalidad, y uno ha de ser muy positivo, estar a las duras y a las maduras. Una banda es como una montaña rusa emocional, tocas el cielo y el infierno en cuestión de poco tiempo. Yo jamás cancelé un show, ni siquiera cuando estaba enfermo, si era necesario subía al escenario en silla de ruedas”.

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