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Keith Richards con cero alcohol

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Keith Richards da un giro fundamental a l os 75 años y abandona el alcohol.
Keith Richards.
Foto: Archivo El País.

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El célebre guitarrista de Rolling Stones declaró haber dejado las drogas y la bebida, y sus compañeros creen que la decisión lo salvó.

Yo nunca he tenido problemas con las drogas; solamente con los policías”. Contundente y con su habitual desparpajo esta frase parece pintarlo de cuerpo entero. Sin embargo el mito parece llegar a su fin, luego de tantos años.

Keith Richards (75) confesó hace pocos días en una entrevista que había dejado el alcohol y las drogas. Sobrio desde hace más de un año el legendario guitarrista de los Stones dijo estar descubriendo el placer de hacer música sin los aditamentos de las drogas.

“Era hora de dejarlo”, dijo el músico. Y su compañero y amigo el bajista Ron Wood lo dice sin vueltas: “Keith es mucho más apacible ahora”. Y no precisamente debido a los años, como deja entrever. “Creo que llegó a su límite. Si hubiera seguido bebiendo, el Keith que amamos hubiera desaparecido, pero por suerte se ha dado cuenta de que había llegado a ese límite. Ahora es un placer trabajar con él y está más abierto a nuestras ideas”, agrega Wood en la misma entrevista.

El consumo de drogas prácticamente construyó la imagen del guitarrista de los Rolling Stones. Se dice que comenzaba el día con un cigarro de marihuana, aunque sus mayores problemas derivaban del uso de otras drogas duras como la cocaína, la heroína y el alcohol. Había dejado ya el consumo de cocaína y heroína luego de ser detenido en Canadá en 1977, pero continuó tomando alcohol por años. Durante todo este tiempo había hecho varios intentos por dejarlo, pero sin éxito. Ahora se dispone a iniciar la próxima gira en Estados Unidos “limpio” por primera vez en muchos años.

Hogar obrero

Keith Richards nació el 18 de diciembre de 1943 en Dartford, condado de Kent (Inglaterra). Fue hijo único de Bert Richards, un obrero que había resultado herido durante la Segunda Guerra Mundial, y de Doris Dupree.

El señor Richards venía de una familia de activistas volcados al socialismo y soñaba con la idea de que su hijo siguiera sus pasos. Pero también estaba el abuelo materno, Augustus Theodore “Gus” Dupree, quien tuvo una influencia decisiva en el pequeño Keith. Dupree era músico de jazz e integró una banda. No era extraño pues que su madre fuera una amante de la música y lo convirtiera a Keith en un precoz fan de Billie Holliday, Louis Armstrong y Duke Ellington. De hecho, le regaló su primera guitarra, una Rosetti acústica, aunque su padre no veía con buenos ojos que dedicara mucho tiempo a esas aficiones de “vago”.

Bajo la influencia directa de su abuelo Gus el niño sintió despertar pronto su vocación por la música. En la escuela primaria, la Wentworth Primary School, conoció a Mick Jagger, que sería su futuro compañero de banda. De todos modos y aunque vivían en el mismo vecindario Mick y Keith eran sólo conocidos, y cuando el segundo se mudó de barrio dejó de verlo a Jagger por años.

Keith era un chico bastante indisciplinado, al punto que en 1959 fue expulsado de la escuela por su prolongado ausentismo. Finalmente cuando se mudó a Bexley, Londres, comenzó a asistir a la Sidcup Art College, donde comenzó a perfeccionarse como guitarrista.

Pero también conoció allí a Dick Taylor, con quien empezó a experimentar con las drogas, un camino que recorrería durante años.

En 1960 cuenta la leyenda que Keith y Mick se volvieron a encontrar en una estación del Metro de Londres. No se veían desde niños y habían seguido caminos diferentes, aunque no tanto como se vería más tarde. Jagger asistía a la London School of Economics y parecía destinado a convertirse en un hombre de la City. Pero en vez de libros lo que llevaba bajo el brazo eran varios discos: Chuck Berry, Muddy Waters, Little Walter, lo más celebrado del rhythm & blues. Y Keith abrió grande los ojos, también eran sus ídolos. Y así comenzaron la charla de reencuentro, poco después descubrieron que tenían un amigo en común, Dick Taylor.

Poco tiempo después volvieron a reunirse, esta vez con Taylor y pronto resolvieron formar una banda que llamaron Little Boy Blue & The Blue Boys. La primera experiencia fue buena, pero en breve pasaron a incorporarse a la banda de Alexis Korner, Blues Incorporated. Y allí conocieron también al guitarrista y primer líder de los Stones, Brian Jones.

En esos años fermentales los jóvenes músicos iban descubriendo su propio camino. La formación original se disolvió, primero se fue Geoff Bradford y luego el hasta entonces líder Alexis Korner. Cuando finalmente Brian Jones tomó la batuta decidió cambiarle el nombre a la banda y ponerle The Rolling Stones, como homenaje a una canción de Muddy Waters (Rollin’ Stone). En poco tiempo más se incorporó el baterista Charlie Watts con lo cual la banda casi tenía ya la conformación definitiva.

El resto es historia conocida, la banda de rock&roll más longeva sigue conquistando a legiones de fanáticos en todo el mundo. La magia de los Stone parece intacta en cada nuevo espectáculo.

Keith Richards permaneció como guitarra principal de la banda todos estos años, pero también desarrolló una carrera como solista. Y cultivó también sus propios fanáticos, que tienen el disco Main Offender (1992) por uno de los mejores álbumes de la historia del rock.

La leyenda de Keith Richards creció junto a su fama como músico. Su detención en un hotel de Toronto en 1977 con drogas por parte de la Real Policía Montada cimentó su fama de chico duro. Ahora todo eso parece haber quedado atrás.

Con Mick Jaggers, la mítica dupla que es alma de los Stones.
Con Mick Jaggers, la mítica dupla que es alma de los Stones.

Sobrevivir a las sustancias

“Durante diez años fui el número 1 en la lista de quién sería el próximo en morir. Me sentí decepcionado cuando me caí de esa lista. (…) Cierto médico me dijo que me quedaban 6 meses de vida, pero yo asistí a su funeral. Los obituarios me interesan mucho últimamente. Pero no confío en los médicos. No digo que no haya algunos buenos, pero en general no me fío de ellos”, dijo Keith Richards. “Cuando me drogaba, me metía la mejor sustancia que pudiese conseguir. Si se trataba de opio, sería buen opio tailandés. Si hablásemos de caballo,sería heroína pura de verdad, nada de mierdas de la calle. Siempre he distinguido, salvo cuando he estado desesperado”.

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