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George Santos, el nuevo Fletcher Reed

El recientemente electo diputado por el Partido Republicano en Estados Unidos, George Santos, causa sensación en la política de ese país, pero no por razones loables o positivas. Parece que se lleva muy bien con la mentira.

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George Santos, representante del Partido Republicano
George Santos, congresista del Partido Republicano.
Foto: AFP.

Fletcher Reed es el nombre del personaje que interpretaJim Carreyen la película de 1997 "Mentiroso mentiroso". En el film, Reed es un abogado al que mentir le sale fácilmente, sin esfuerzo. El título de la película le calza perfectamente al nuevo integrante del congreso de Estados Unidos, George Santos. Porque hasta ahora, Santos parece poseer el mismo “talento” que Reed.

Primero, un poco de contexto. Las últimas elecciones legislativas en Estados Unidos fueron, como viene siendo la tónica en buena parte del mundo, reñidas. Cuando todos los votos fueron contabilizados, la “ola roja” (o sea de derecha, porque en Estados Unidos ese color es el del Partido Republicano) que iba a arrasar en el Senado no se materializó y el Partido Demócrata siguió teniendo mayoría en esa cámara. Sin embargo, en la cámara de representantes (equivalente a Diputados), donde había cierto consenso que los Demócratas retendrían el control, los Republicanos sí ganaron, y uno de los que entró fue este muchacho por uno de los distritos electorales de la ciudad de Nueva York.

Una obviedad: Santos no es el primer político predispuesto a la mentira, ni será el último. La mentira (o la deliberada omisión de la verdad en un momento determinado) forma parte de la política desde siempre. Comprender esto no significa avalar el comportamiento mentiroso de los representantes electos, pero le otorga cierta perspectiva al juego del poder político.

Sin embargo, lo de Santos parece entrar ya en el terreno de lo tragicómico, porque acá hay de todo un poco: desde estafas a apariciones como drag queen. No es casualidad que el novel político sea visto como maná del cielo para la legión de humoristas que pueblan las pantallas en programas de entretenimiento y actualidad en el formato de talk show. Porque les da material de sobra para sus editoriales. Hasta el conductor Jimmy Fallon, de The Tonight Show, que es de lo más tibio y cauto cuando se trata de comentar hechos políticos, se subió al carro de burlarse de este diputado.

Santos nació en Nueva York hace 34 años, de padres brasileños que habían migrado hacia Estados Unidos para mejorar su estatus económico. Los detalles de su infancia y juventud -a raíz de las mentiras de Santos- deben tomarse con pinzas, porque puede ser que Santos no haya ni completado el liceo. Él ha dicho que fue al liceo Horace Mann, pero que abandonó y que luego completó el bachillerato por otras vías. El liceo es una de tantas de las instituciones que han desmentido a Santos. Porque las desmentidas son constantes compañeras de ruta en el trayecto político de Santos. He aquí varias afirmaciones del diputado que han sido desmentidas: dijo que asistió a las universidades Baruch y New York University. Ambas instituciones salieron a aclarar que no tienen registros de que él haya asistido a ellas. Dijo que fue campeón universitario de voléybol. Difícil ser campeón universitario de un deporte si no hay pruebas de que haya completado estudios terciarios. Santos también sostuvo que trabajó como analista financiero tanto en Citigroup como en Goldman Sachs. Otra vez, ambas organizaciones desmintieron esas afirmaciones. En algún momento, Santos empezó a ofrecer explicaciones y la que dio respecto de sus afirmaciones que trabajó como analista finaciero en esas empresas es oro puro para los comediantes. “Nunca dije que trabajé en Citigroup o Goldman Sachs. Trabajé para, no en”. Bueno, dale.

Sin embargo, no es solo en el ámbito educativo o profesional que Santos parece haber plantado la semilla del engaño. En el plano personal, también ha presentado relatos que dejan que desear en cuanto a fidelidad a los hechos. Entre otras cosas, ha dicho que su mamá fue una de las víctimas que fallecieron en la Torres Gemelas, tras el atentado de 2001 en Nueva York. Luego tuvo que reconocer que su madre había fallecido en 2016, por causas que nada tenían que ver con aviones estrellándose contra edificios.

Otro relato familiar es que sus abuelos se escaparon del Holocausto huyendo de Ucrania en su momento. En otras palabras, Santos sería descendiente de judíos ucranianos que huyeron de las hordas nazis en la Segunda Guerra Mundial. Cuando algunos periodistas investigaron un poco sobre esta afirmación, no apareció nada judío en su árbol genealógico. Además, ninguno de los abuelos del diputado nació o vivió en Ucrania. Y acá la explicación ofrecida por el diputado es una exquisitez, y tiene que ver con el idioma inglés. Cuando algo es parecido o aproximado (pero no lo mismo) a otra cosa, se le agrega el sufijo ish. Si, por ejemplo, alguien no sabe la edad exacta de otra persona pero sí sabe que anda en el entorno de los 50, dice fiftyish (“cincuentón”). Ese ish le vino como anillo al dedo a Santos, porque ser de la colectividad judía, en inglés, es ser “jewish”. El diputado solo tenía que cabecear: “Nunca dije ser jewish. Dije que era jew-ish”. La caradurez de este señor es casi admirable.

Además, Santos parece también predispuesto a hacer el cuento del tío. Por alguna razón, en algún momento Santos entró en contacto con un exsoldado estadounidense que, habiendo quedado discapacitado, dependía de un perro entrenado especialmente para asistirlo. Esos perros son muy pero muy caros, y como el can estaba a poco tiempo de fallecer, el señor necesitaba otro y no tenía dinero para acceder a uno. Santos le hizo el cuento del tío y abrió una cuenta de crowfunding (en criollo, donaciones) en Internet para que la gente contribuyera. Cuando la suma pedida, US$ 3.000, fue alcanzada Santos cerró la cuenta y el antiguo soldado nunca más pudo ponerse en contacto con él.

No era la primera vez que el diputado se había comportado de manera similar. Santos vivió varios años en Brasil, y ahí también fue acusado de estafa. De hecho, un juzgado en ese país aún tiene una causa abierta contra Santos por esa acusación. Ahora que es diputado, Santos bien puede decirle a ese juzgado que intenten ir a cobrarle a Magoya. En Brasil, además, se descubrió que se presentó en varios espectáculos como drag queen, bajo el nombre artístico Kitara Ravage. Cuando esto salió a la luz, los comediantes se hicieron una fiesta. Bah, otra fiesta, porque Santos no para de darles materia prima para chistes y chicanas.

Entre todos esos comediantes y comentaristas, acá vamos a elegir al conductor del programa Real Time, Bill Maher: “Santos representa a un segmento creciente en la sociedad estadounidense: los mentirosos. Cuando hagan su biopic, la placa va a decir: ‘Basada en una historia falsa’. No es ningún pionero. Todos hemos visto a mentirosos antes que él (...) pero Santos es el primero que entendió que como ahora todos vivimos en burbujas mediáticas, él puede decir cualquier cosa y los votantes de ambos partidos no se van a dar cuenta. Le dice a los republicanos cosas de derecha (...) pero ¿cómo puede ser que haya sido electo en un distrito que es un bastión de los demócratas y donde Joe Biden ganó por ocho puntos? Fácil. Así como le dice a los republicanos lo que estos quieren oír, así también a los demócratas, cuando habla de políticas de identidad y de victimización”.

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