El primer observatorio astronómico de Montevideo, que tuvo su influencia en el trabajo de Albert Einstein, tendrá su homenaje en la Ciudad Vieja

La Junta Departamental de Montevideo remitió una minuta de aspiración a la Intendencia para hacer saber que es voluntad del legislativo comunal que se coloque un monumento conmemorativo de la instalación del primer observatorio astronómico en Montevideo, en las inmediaciones de las calles Pérez Castellanos y Cerrito, en la Ciudad Vieja.

Pese a que en 1924 se inició la construcción de lo que la historia recuerda como el primer observatorio astronómico en los altos del Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA), en la Ciudad Vieja funcionó una primigenia instalación casi un siglo y medio antes.

Allí, en el marco de la Expedición Malaspina, se hicieron observaciones de gran valor científico, como la del año 1789 que tiene que ver con el tránsito del planeta Mercurio. Este registro posteriormente resultó significativo para la comprobación de la Teoría de la Relatividad General, de Albert Einstein.

El pedido ante la Junta fue presentado por referentes de la Sociedad Uruguaya de Astronomía, el Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias de la Udelar, y el Planetario de Montevideo “Agrimensor Germán Barbato”.

“Hicimos el planteo hace como tres años, la verdad es que ya habíamos perdido un poco las esperanzas”, comenta a Domingo Martín Monteiro, integrante de la Sociedad Uruguaya de Astronomía.

“Es jueves 5 de noviembre de 1789, en la azotea de una casa de Montevideo, un grupo de astrónomos españoles se encuentra con sus instrumentos observando y registrando con precisión el tránsito del planeta Mercurio. Medio siglo más tarde sus observaciones llegan a Francia, a manos del astrónomo francés Urbain Le Verrier, quien utiliza las medidas de Montevideo, junto con muchas otras, para analizar la órbita de Mercurio y encontrar una pequeña anomalía con respecto a la predicción teórica dada por la gravitación de Newton”, comenta el experto.

Y agrega: “Pasarán décadas sin que se resuelva el misterio. Recién en 1915, Einstein en Alemania finaliza su monumental Teoría de la Relatividad, y la órbita de Mercurio es uno de los fenómenos que elige para ponerla a prueba. Resulta que su nueva teoría de la gravitación explica perfectamente aquella misteriosa anomalía que Le Verrier había detectado, gracias en parte, a las observaciones de Montevideo”.

Según Martín Monteiro, los astrónomos de aquella histórica observación de Montevideo en 1789 fueron Dionisio Alcalá Galiana, Juan José Vernacci, Felipe Bauzá y José Espinosa y Tello, quienes habían llegado un mes antes como parte de la célebre expedición de Alejandro Malaspina, a bordo de las naves Atrevida y Descubierta.

“La casa desde la que observaron el tránsito de Mercurio estaba ubicada en la esquina de las actuales calles Cerrito y Pérez Castellanos, en la Ciudad Vieja, y es en ese sitio que se ubicó lo que hoy conocemos como el primer observatorio de Montevideo”, sostiene.

La expedición Malaspina, una de las misiones científicas y políticas más ambiciosas del Imperio español en el siglo XVIII, estuvo en Montevideo entre fines de 1789 y comienzos de 1790. Esta expedición, liderada por Alejandro Malaspina, tenía como objetivos realizar estudios científicos (astronómicos, geográficos, zoológicos, botánicos, etc.), cartografiar las posesiones españolas y evaluar el estado político y administrativo de las colonias.

En el blog de Monteiro (fisicamartin.blogspot.com), se encuentra completamente digitalizado El Primer Observatorio de Montevideo, un libro que fuera editado en 1955 por el Instituto Histórico y Geográfico Uruguayo (IHGU), y que es la principal referencia sobre este tema. El volumen de más 250 páginas reúne dos trabajos:

“El pasaje de Mercurio observado en Montevideo el 5 de noviembre de 1789”, escrito por el astrónomo Carlos A. Etchecopar. Y “La casa del Observatorio y el Montevideo de la época”, escrito por el arquitecto Carlos Pérez Montero.