El ADN oculto en una sola palabra

14/08/2009, 20:25

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GABRIELA VAZ

Para Carmen Borbonet, el trazo de un lápiz sobre una hoja en blanco es casi como una muestra de ADN. En realidad, ella lo compara con una huella digital. Sin embargo, jamás la marca de una yema -aunque también única, irrepetible y, por ende, útil a los efectos de la identificación- revelerá tanto de una persona como su escritura. Palabras, números, dibujos o simples garabatos; todo lo que venga de puño y letra es una potencial radiografía completa de un individuo frente a los ojos de un perito en grafología. Sin tener ningún conocimiento previo sobre su autor, un experto de profesión puede analizar un trazo y a partir de éste descubrir edad, género, características físicas, rasgos de personalidad, estado de ánimo e incluso enfermedades (sobre todo psicológicas, pero también orgánicas) de quien lo compuso.

Todo ese tipo de interpretaciones ha realizado Borbonet, una voz harto reconocida en el área. Con casi tres décadas de experiencia, es la única perito grafóloga registrada en el Poder Judicial uruguayo, donde se desempeña a requerimiento de jueces, fiscales y abogados. Pero el ejercicio de su práctica va más allá: también asesora en recursos humanos y selección de personal, realiza perfiles de personalidad y peritaje de firmas a pedido de particulares o empresas, confecciona estudios de orientación vocacional, apoya la labor de psicólogos y brinda cursos de grafología.

Única. Así como no hay dos personas iguales, tampoco hay dos escrituras iguales. Escribir es el resultado de un proceso que se inicia en el cerebro de cada individuo, se transmite a través de los centros motores del sistema nervioso central a la mano y de allí al papel, explica la especialista. En ese principio se apoya la ciencia de la grafología. "Es como una huella digital. Por eso, cuando una escritura se falsifica, lo identificás. Siempre va a salir, a través de alguna de las 360 características que se estudian", sostiene.

Pero no se trata tan solo de diferenciar individualidades. Lo que plasmamos en una hoja habla de nosotros muchísimo más por la forma que por el contenido. Los detalles de trazo, movimiento, inclinación, espacios, presión y "adornos", entre otros, revelan aspectos del autor que él mismo puede desconocer. El engaño es prácticamente inviable. "Hay gente que me dice `pero yo tengo diferentes letras, a veces escribo para un lado, a veces para otro` y eso no tiene nada que ver. Esos cambios reflejan el estado anímico, pero la escritura en sí es la misma porque la orden de tu cerebro es la misma. Es lo que se llama el coligamento, lo que los peritos grafólogos analizamos. Por ejemplo, la presión que ejercés en la hoja; el relieve que queda se mide con distintos aparatos", explica Borbonet rodeada de lupa, tecnígrafo, goniómetro y otros instrumentos.

Dado que lo importante es la forma, la profesional es capaz de interpretar incluso un idioma que desconoce, o que se sirve de símbolos ajenos a la cultura occidental, como chino o árabe. "Es que la escritura es un dibujo", apunta. En su mesa de trabajo reposa una carta redactada en alemán. Un cliente se la envió para saber si quien firmó la epístola es precisamente quien la escribió, o si se trata de un estafador. La perito se inclina sobre el papel y empieza a señalar: "Acá saltan elementos patológicos. Mirá la `P`, hay una vertical y la forma de una lágrima hacia abajo: es una persona que se protege del pasado. Y la `B`, tiene doble barramiento, está en ángulo, hay una ondulación: se trata de alguien agresivo, compulsivo, violento. Esto es símbolo de maldad, venganza". Eso sí, aclara: ningún elemento puede interpretarse por sí solo. Es necesario ver el conjunto para sacar conclusiones. Un estudio completo de personalidad puede llevar 20 horas de trabajo, aunque siempre hay aspectos que, ante ojos experimentados, saltan a la vista. La perito puede tener una primera impresión atendiendo a algunos detalles. En el servicio de esta nota se aprecia el análisis genérico de tres personas que la especialista no conoce y prestaron sus rúbricas para una interpretación grafológica. La descripción fue ajustada a la realidad, según los propios firmantes.

Diagnóstico. El lugar de la hoja que se elige para escribir es algo a lo que esta ciencia también presta especial atención. Si se divide en cuadrantes, groso modo, "todo lo que va para el lado izquierdo alude a tu vida pasada. Hacia la derecha está lo que proyectás. En la zona inferior aparece lo instintivo, la libido, lo sexual. Y hacia arriba -como la letra `t`, o la `f`, que es la única que aborda los dos planos- tenés lo cognitivo, el intelecto".

Esta división se toma muy en cuenta a su vez a la hora de analizar dibujos infantiles. De hecho, la perito ha trabajado mucho con niños, en jardines públicos y algunos colegios. Recuerda una ocasión en que la llamaron porque estaban apareciendo "obscenidades escritas en los baños". Borbonet analizó 32 cuadernos de la clase a la que suponían que pertenecía el creador. Fue hasta la institución a ver los graffitis personalmente y luego utilizó fotos de éstos para comparar. Finalmente, detectó al pequeño autor.

Lo cierto es que poco la sorprende; ha analizado hasta dibujos de artistas en exposiciones. Aún así, rememora experiencias que la han dejado marcada, como colaborar con el diagnóstico de una enfermedad a través de su profesión. La grafología es muy útil para detectar trastornos psiquiátricos o psicológicos, pero también es capaz de encontrar males orgánicos, asegura Borbonet. E ilustra: "Una vez me trajeron material de una persona y me acuerdo de una palabra que comenzaba con `talo`, no sé qué venía después, pero la `a` y la `o` estaban remarcadas. Comencé a ampliar y analizar, y me salía que la persona tenía algo patológico a la altura de acá (señala el abdomen). No tenía idea de cuál podría ser el órgano afectado ni nada. Ahí terminó mi informe y lo envié. Al año y poco, la persona murió de pancreatitis. Fue una experiencia muy triste. Desde entonces el médico me envía algunas consultas".

Al parecer, muy poco escapa a esta ciencia. Una rama llamada grafología descriptiva es incluso capaz de describir físicamente a alguien estudiando su trazo. "Se puede saber edad, `género psicológico`, altura, peso, formación ósea, o hasta si la persona tiene pelo largo. En Francia se utiliza mucho en criminología", asegura Borbonet, aunque aclara que ella no es especialista en esa área específica.

Chabacanada. En Uruguay no existe una carrera en grafología. Se brindan cursos de meses, pero no se dicta como profesión. Borbonet se formó en la capital argentina, donde el título para ejercer la disciplina se extiende tras seis años de estudios. La perito realiza mucho hincapié en este punto porque entiende que esta ciencia es terreno fértil para que aparezcan oportunistas que poco saben de grafología real. "No se trata de presentarse en un programa de televisión o radio para que te extiendan un papelito y te pregunten `¿me decís cómo soy?` ¡A mí me han llamado para animar despedidas de soltera! Yo para eso no me presto. Eso no lo hace un grafólogo. Eso es chabacanada. El perito real tiene una larga preparación en psicología, entre otras cosas. No es una ciencia si no la tomás como tal", señala.