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Aprender y estudiar a través de las redes sociales

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Adolescentes

EDUCACIÓN

El programa C+ se vale de la influencia de youtubers y gamers, y de la omnipresencia de las redes sociales, para acercarle contenidos educativos a liceales.

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Cuando comenzó la pandemia, uno de los tantos desafíos a sortear fue cómo sostener el sistema educativo. Muy a grosso modo, la solución fue la aplicación de videollamadas por Zoom. La aplicación se convirtió, en cuestión de días, en una marca instantáneamente reconocible y empezó a formar parte del vocabulario manejado por docentes y alumnos.

Pero dentro del complejo entramado institucional de la educación pública surgió otra idea, una que se propuso complementar lo que se venía haciendo: un proyecto “transmedia” que sumara contenidos educativos destinados a un grupo específico, los preadolescentes y los adolescentes entre 12 y 15 años.

Denominado C+, el proyecto es la primera experiencia transmedia en Uruguay y concluirá el próximo 11 de diciembre. Andrea Pozzolo, integrante de la productora Diezcatorce junto a Daniel Jokas y Federico Sosa -y productora general de C+- explicó a Revista Domingo el trayecto de idea a concreción. “El Plan Ceibal y ANEP hicieron un llamado a productoras en mayo para que presentaran sus propuestas y fuimos la que resultó seleccionada. Ellos hicieron el llamado a raíz de la pandemia, porque esto no es algo que se haga habitualmente”.

Pablo Arnoletti - Alaska
Pablo Arnoletti  y Alaska, de C+. Foto: C+

Pozzolo cuenta también que encontró en C+ la oportunidad de participar en el desarrollo de un proyecto que ella quería llevar a cabo en Uruguay desde hace tiempo, pero que no había podido hasta entonces por el eterno tema de “costos”.

Un proyecto transmedia, de acuerdo a lo que expone la profesional, es como un ecosistema en red de distintos medios de comunicación (televisión, redes sociales, plataformas de video como YouTube, canales de transmisión como Twitch).

A partir de lo que se genera en uno de los puntos de la red —en este caso, un programa de televisión que se emite de lunes a viernes por TNU— ese contenido se va diseminando a través del ecosistema, pero mutando de manera sustancial cada vez que pasa del lugar de origen al lugar de destino.

Un ejemplo: “Cuando pensamos en cómo estructurar todo el proyecto, se nos ocurrió experimentar a partir de una ficción. Entonces, ideamos una historia con dos protagonistas para el programa de televisión y un capítulo del programa fue dedicado al tema de la ciberseguridad. En el episodio, los protagonistas reciben un mensaje en su celular, que les dice que fueron ‘seleccionados’ y que tienen que ir a un lugar determinado. Entonces, en Instagram le preguntamos a los seguidores si los protagonistas debían ir al lugar o no (el mensaje que queríamos transmitir era que no hay que ir a un lugar solo porque alguien te manda un mensaje por teléfono). Fue como propiciar un debate. Otras veces, lo que puede ocurrir es que hacemos una encuesta. O una serie de preguntas, un quiz”.

Pozzolo menciona ese ejemplo como un caso pertinente de transmedia. Subir un capítulo entero de C+ a una red social no lo es. El enfoque es un desafío para la creatividad: hay que pensar cómo llegar con el mensaje aprovechando las particularidades de cada uno de los medios. Pero eso, como también dice, insume mucho dinero. “Hay que desarrollar una estrategia para cada medio. Desarrollar una cuenta de TikTok es un montón de laburo, igual que una de Instagram o de Facebook, porque se trata de públicos muy diferentes. Todo eso insume presupuesto, porque no se trata de un crossover’, que es cuando desde la televisión se pone el mismo contenido en Instagram o en Facebook. Lo transmedia es un relato que tiene una forma en televisión, otra forma en Instagram, otra en TikTok y así. Pero todo tiene que ver con todo. Además de que es algo muy nuevo que todavía no se entiende del todo. Ni nosotros lo entendemos completamente”.

Antes de presentar el proyecto, Diezcatorce quiso ver qué presencia tenían los adolescentes en los medios, qué se decía sobre ellos. El resultado no fue muy alentador. “Nos pusimos a buscar todo el material que encontráramos sobre la temática adolescente uruguaya y hay muy poca variedad. En general, lo que se encuentra está vinculado a la delincuencia y a que no quieren trabajar. El adolescente uruguayo —en lo que respecta a su presencia en los medios- es mayoritariamente eso: problemas. Qué hacen, qué les gusta, qué consumen; esa información no está sistematizada. Pero hallamos algunos datos interesantes. Por ejemplo, supimos que 41.000 adolescentes se presentaron al programa Yo Estudio y Trabajo, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

En ese proceso de búsqueda dimos con la youtuber Alaska (Gimena Sauchenco), que tiene 19 años y que le habla a niños y adolescentes uruguayos. Eso fue particular, porque muchos youtubers e influencers copian lo que se hace en Argentina. Y ella se diferenciaba, no solo por hablarle a uruguayos, sino porque les habla de otras temáticas, no es un canal de bromas o bloopers. También así encontramos al gamer Mad Raider (Nicolás Stuber), porque veíamos que era un oficio que muchos adolescentes decían querer aprender” (Stuber ya no forma parte de C+ y fue sustituido por el ex Márama Pablo Arnoletti).

¿Cómo fue que al Estado se le ocurrió hacer un llamado para algo tan poco común como un relato transmedia? Ramón Silveira forma parte del Plan Ceibal desde hace años y actualmente es coordinador ejecutivo de la Red Global de Aprendizaje. Él integra el equipo que -bajo la dirección de las autoridades de ANEP y Plan Ceibal- elaboró el llamado para que se confeccionara ese proyecto transmedia. El propósito era que, durante la pandemia, se elaboraran contenidos específicos para adolescentes.

Más allá del desafío de poner en marcha una experiencia de esas características había otro gran reto: producir contenidos para adolescentes. “Es la tumba de los cracks. Todos le disparan a eso, porque nadie sabe exactamente dónde están y qué están haciendo los adolescentes”, dice Silveira.

Se eligió, entonces, ir por el camino de lo opuesto. “No sabíamos con exactitud lo que íbamos a hacer, pero sí sabíamos con exactitud lo que no queríamos hacer: un profesor dando clases en un pizarrón. Sabíamos también que, si bien nos daba mucho prestigio estar en la pantalla de TNU, eso no iba a ser suficiente, porque además sabíamos que la mayoría de los adolescentes no están mirando televisión. Ellos están en las redes. ¿Y cómo hacés para generar contenidos por Instagram, por YouTube, por Facebook? ¿Cómo se consumen contenidos ahí? ¿En qué horarios se consumen? ¿Qué repercusión tiene el programa en las redes? Puede parecer trivial pero que ANEP, el Plan Ceibal y medios públicos estén transmitiendo contenido educativo por redes sociales, y pensados para un target específico de adolescentes no es lo más común en la región”.

Ahora que la experiencia está por concluir vendrán los balances y las evaluaciones. ¿Habrá nuevos proyectos transmedia impulsados desde el Estado con aportes y colaboración del sector privado? Quién sabe. Este llamado fue, como ya dijo Pozzolo, excepcional y como una respuesta a la pandemia (cabe señalar que al mismo tiempo que se hizo el llamado para un proyecto transmedia, ANEP y el Plan Ceibal también hicieron llamados para una propuesta pensada para Primaria y otra para estimular la realización de cortometrajes).

Silveira remarca que esto no sustituye a la educación formal y convencional. Es un paso para acercar al público objetivo a un “entorno de aprendizaje”. “Es un complemento desde otro lugar, desde otro ambiente”, comenta y añade que él es de los que creen en la convivencia de lo tradicional y la innovación.

“En un mismo liceo puede haber un profesor que enseña por dictado y otro que hace una clase que incorpora lo más reciente en tecnología. Habrá que hallar una forma para darle visibilidad a la innovación y que eso haga que otros quieran sumarse. Que vean que si aquel pudo, él o ella también puede”.

Andrea Pozzolo, en tanto, dice que crear C+ fue “una experiencia de la cual aprendimos mucho. Y, si seguimos, vamos a ir mejorando. Hay un gran nicho para esto, no solo en Uruguay, sino en muchos otros países. Uruguay tiene la posibilidad de posicionarse en ese nicho si sigue invirtiendo”.

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