"El fútbol ha sido mi vida, mi pasión, el modo en el que mejor me he expresado y donde más feliz he sido”, confiesa Andrés Iniesta a El País de Madrid y todo parece muy normal. Pero lo dice en el momento en que está presentando su segundo libro, La mente también juega, en el que se anima a adentrarse en el peor año de su vida, el 2009, cuando perdió a su gran amigo Dani Jarque y entró en una profunda depresión.
El Iniesta que hoy recorre los medios de comunicación es el que habla de la importancia de contar con apoyos familiares y profesionales. Dentro de estos últimos hace referencia obviamente a los psicólogos y reconoce que cada persona es un mundo y que no puede generalizar sobre el tema.
“Yo llegaba siempre diez minutos antes de empezar mi sesión con la psicóloga; pero puede haber personas que no sientan esa química con el profesional. Por eso, siempre intento hablar desde un ámbito personal, sin dar consejos o lecciones. Solo intento contar mi experiencia, mi historia, compartirla. Y si alguien leyéndolo se siente identificado y le ayuda en alguna circunstancia de su vida, eso es maravilloso”, continúa en la entrevista con el medio español.
El ex jugador del Barcelona y de la selección española ya había publicado La jugada de mi vida en 2016, donde se dedicó a repasar su carrera futbolística para explicarse como futbolista, pero sobre todo como ser humano. Allí contó su infancia y su adolescencia, pero también recogió testimonios de quienes lo acompañaron en distintos momentos de ese exitoso camino. La idea era descubrir la persona que se escondía detrás del mito.
Entonces supimos que nació en Fuentealbilla, Albacete, en 1984. Que a los 12 años dejó su casa por voluntad propia para hacerse futbolista y se mudó solo a La Masia, en Barcelona. Y que en 2002 debutó en Primera División del equipo azulgrana y desde entonces no paró de cosechar triunfos y reconocimientos (ver recuadro).
En La mente también juega, que en Uruguay solo se consigue en versión ebook para Android en la web de Editorial Planeta, le dedica más espacio a lo que pasa por la cabeza de alguien como él.
“Siempre me he sentido cómodo hablando de ello”, señala del momento en que enfermó de depresión. “Nunca he tenido pudor en hablar de cosas que no han sido de color de rosa en mi vida. Forman parte de mí”, agrega.
Entonces destaca que se hayan cruzado por su vida directores técnicos como Pep Guardiola, que entendía que quizás en ese momento lo mejor era que no terminara el entrenamiento o que no jugara el domingo. “Me metía en la ducha y lloraba. Lloraba sin que me viese nadie”, recuerda.
Su familia también jugó un papel fundamental, especialmente su esposa Anna Ortiz, madre de sus cinco hijos: Valeria, Paolo Andrea, Siena, Romeo y Olympia. Cuenta que la conoció en 2007 y sintió “un flechazo mortal”. Fue en el bar de un amigo en Mataró (Barcelona), donde ella era camarera. “Me resucitó desde el momento en que la conocí. Fue un flechazo. Me enamoré de ella completamente. Estaba viviendo entonces un período que no era nada agradable, pero Anna me devolvió la ilusión”, dijo a la revista Hola quien volvió de un viaje al Japón con una carta y unas miniaturas de regalo que tardó dos horas en llevarle a esa mujer porque estuvo trancado en una caravana.
Japón, casualmente, sería el hogar de la familia Iniesta los últimos cinco años de su carrera.
“Fue una de las sorpresas más grandes y maravillosas que he tenido y hemos tenido como familia, tanto a nivel profesional como personal. Era la primera vez que salíamos fuera y eso nos unió muchísimo”, contaba a El País de Madrid sobre una decisión de última hora ya que el primer destino era China, pero ese proyecto se retrasó.
Finalmente llegó el año del retiro, que fue el 2024. Había cumplido 40 años y consideró que era el momento de dejar de jugar, no de abandonar el fútbol.
“Me voy con pena, hubiese jugado hasta los 90 años, pero me voy feliz”, decía en octubre pasado en una despedida que fue definida como sobria, pero muy emotiva. “Hubiese sido feliz con jugar un solo partido en Primera. El resto ha sido un regalo”, añadió definiéndose como “un niño de Fuentealbilla que tenía el sueño de ser futbolista”. Enseguida acotó que lo consiguió “después de mucho esfuerzo, sacrificio y de nunca rendirse” y que su carrera deportiva “fue como un cuento”. “He vivido las mejores cosas a nivel humano y futbolístico”, señaló en el acto celebrado en la America’s Cup Experience del Port Vell, ante unas 500 personas entre las que hubo presencia uruguaya (Ronald Araújo, actual jugador del Barça).
Como dato anecdótico para nuestro país, Iniesta invirtió en un establecimiento agropecuario ubicado entre los departamentos de Lavalleja y Rocha, junto a Luis Suárez y Edison Cavani. Fueron noticia en 2015, cuando la crecida del río Cebollatí provocó que unos 300 vacunos murieran ahogados.
Cuando hoy se le consulta por el Barcelona dice que es un equipo que le gusta, sobre todo por lo que transmiten sus jugadores. “Esa alegría, esa velocidad, esa compenetración que tienen, la vitalidad en el juego. Lo que más me impacta es esa sensación de que es un equipo vivo, con alma, con ganas… Aparte de la calidad que tienen”, afirma quien se prepara para ser entrenador. “Estoy en el proceso inicial todavía, pero me gusta y me gustaría serlo”, anuncia con firmeza.
Ganó todo con el Barça y con La Roja
Comenzó a jugar al fútbol con 8 años de edad, en las categorías inferiores del Albacete Balompié. A los 12 años fichó por el F.C. Barcelona, debutando en Primera División en 2002. En total jugó 16 temporadas en el equipo azulgrana (2002-2018) y conquistó 32 títulos: nueve de la Liga, seis de la Copa del Rey, siete de la Supercopa de España, cuatro de la Liga de Campeones de la UEFA, tres de la Supercopa de Europa y tres de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA.
Centrocampista, jugó 674 partidos oficiales con el Barcelona, anotando 57 goles y dando 139 asistencias de gol. Es el cuarto jugador con más partidos en la historia del Barcelona, detrás de Sergio Busquets, Xavi Hernández y Lionel Messi.
En la selección española fue campeón continental sub-16 y sub-19. Debutó en la mayor en 2006, frente a Rusia. Jugó 131 partidos y convirtió 14 goles. Fue bicampeón de Europa en 2008 y 2012, y Campeón del Mundo en 2010, convirtiendo nada menos que el gol que les dio la Copa. Fue a Países Bajos, en el minuto 116’ (alargue).
Este gol se suma a otro que fue también clave en su carrera, el que hizo con el Barcelona al Chelsea en Stamford Bridge, que certificó el pase a la final de la Champions 2009.
“No puedo elegir, son dos goles que simbolizan mis dos vidas”, señaló al ser consultado con cuál de los dos tantos se quedaría.