Amar en tiempos modernos: los vericuetos del poliamor

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Crecen las relaciones y vínculos más allá de la monogamia, el modelo más aceptado socialmente.

Antes de pensar en abrir su relación, Esteban y Marian ya tenían varios pactos de pareja charlados en mañanas largas de domingos en la cama. La decisión de que la exclusividad sexual no iba a formar más parte de su pareja llegó luego de que naciera su hijo Ringo. Llevan 16 años juntos, viven en la misma casa, comparten el proyecto de poder llegar a ser propietarios, y ambos tienen relaciones sexuales con otras personas.

¿Cómo comenzó en su caso este viaje de salirse de la monogamia? No fue por una pelea ni tampoco se dio de forma abrupta. Siempre hablaron todo, pero cuentan que desde afuera no se vio tan fluido el cambio. “Mi madre, que además lo ama a Esteban, pensó que nos íbamos a separar”, dice Marian. Pero lejos de eso, el vínculo se fortaleció.

“Teníamos una lista de lo que queríamos para la pareja. Lo escribimos juntos, y una vez por año o cada dos, la íbamos retocando y releyendo. Dentro de eso estaba el concepto de fidelidad. Y en mi caso me empezó a hacer ruido el tema”, dice Esteban, mientras que el recuerdo le deja una sonrisa de brackets pintada en su delgada cara de 47 años.

Acá le llegaron preguntas claves: “Nosotros queríamos ser fieles, no mentirnos, pero ¿qué tenía que ver eso con vincularnos con otras personas? Si no engaño, si no oculto ¿por qué la fidelidad esta vinculada a lo sexoafectivo con otras personas?”. Hace cinco años comenzaron este camino, pero en ese momento no tenían con quién hablar del tema.

Marian es profesora de liceo, tiene 37 años, y dice que su familia “está curada de espanto” con las decisiones que pueda tomar. Pero cuando describe la forma en la que organiza el cuidado de su hijo junto a Esteban, y las otras personas con las que ambos se vinculan, la historia no tiene espanto alguno, sino más bien amor, paciencia, responsabilidades claras, logística, mucho cuidado, y también autocuidado.

“Toda la industria cultural gira en torno a ser dos. No tenés muchos otros modelos. Entonces pensamos que si esos espacios no existen, capaz que los tenemos que hacer nosotros”, dice Marian. Ella en conjunto con Esteban, y varias personas más formaron el Colectivo Libres para Amar. Que empezó siendo un grupo cerrado de Facebook de un par de personas, a un colectivo que nuclea a decenas de uruguayos, con encuentros mensuales en boliches de Montevideo.

Ni amante ni amiga: comadre

Esteban tiene una pareja desde 2019 que comenzó con pequeñas citas, pero que ahora son compañeros en todo, no solo en lo sexual. Tampoco es que su vínculo está marcado solo por momentos buenos, cuando la relación comenzaba a tomar fuerza a Vicky le diagnosticaron cáncer, y Esteban fue uno de sus pilares.

Ella es licenciada en comunicación, forma parte activa de la crianza de Ringo, y es amiga de Marian. Aunque muchas personas no tienen dónde ubicarla: “Soy la novia de Esteban, la amante blanqueada, la tía de Ringo. No saben qué hacer y necesitan ponerle una etiqueta a todo”, dice Vicky mientras en mesa redonda ceba mates de desayuno para todos.

En su caso la decisión no vino en pareja, sino que sola comenzó a pensar que el modo tradicional de relacionarse no iba con su forma de vivir el amor. “Siempre me preguntaba por qué teníamos que estar con una persona nada más.” A lo largo de su vida amorosa tuvo varias parejas “estables”, pero dice que aún en esos momentos nunca se alejó de sus amigas y amigos. “Lo que pasa es que una vez que las personas se emparejan se retiran de sus otros afectos, los amistosos o familiares”, opina Vicky.

Sus historias de cuento de hadas con un solo varón nunca terminaban muy bien. “No es fácil hablar de esto, en realidad lo que pasaba era que me gustaban otras personas y nada... No se podía porque el mandato social es que si te estás relacionando sexoafectivamente con una persona, es exclusivamente con esa persona y chau”. En su opinión esto no es tan difícil para los varones.

“En ellos es ‘a vos te amo, y con ella fue solo sexo’. Pero obviamente que si sos mujer el deseo no se acepta. Sos una trola, una puta”. Vicky se concentra cuando habla de los roles que las mujeres tienen en esa sociedad, parece que está lista para dar una batalla, para defender sus ideas con argumentos sólidos. Dice que “ya salió del closet”, que todo el mundo sabe cómo se vincula, y está segura que no volvería a pasar por situaciones incómodas y dolorosas, como cuando estuvo en relaciones monógamas.

“Me duraron muy poco tiempo las parejas, porque me gustaban otras personas y ya se instalaba un conflicto. Muchas veces lo negué, y otras veces preferí separarme y seguir mi camino.” Ese camino sería el de estar sin pareja estable. Pero en 2018 su historia cambió, y para bien: se enteró por Instagram del colectivo “Libre para Amar” y empezó a ir a las reuniones. A los pocos meses se ennovió con Esteban, un poco más adelante se acercó a Marian, y después a Ringo. Hay más personas, pero además de sus padres Vicky es una de las que más se encarga de los cuidados del niño de nueve años, por decisión propia y aceptación de él.

Poliamor
Vicky, Marian y Esteban.Foto: Francisco Flores.

“Los polidramas"

Están los celos, el cómo dividir los tiempos de estar con cada pareja y también otros aspectos que tienen que ver con el tipo de acuerdo que se haga. Algunas parejas deciden no contar nada, simplemente saber cuándo se ven. Otros ponen límites, como no llevar a nadie a la casa donde viven.

En todo este paquete pueden llegar a situaciones muy dolorosas para los involucrados. “Siempre digo que hay que conocerse mucho y hablar. Si la pareja está en una crisis no recomiendo ni abrir la relación ni tener un hijo. Si ya hay problemas entre dos, ¿para qué sumar más personas?”, se pregunta Marian.

En el caso de ella, en un momento Esteban y Vicky plantearon la necesidad de poder verse más días a la semana. Para dormir juntos, salir a toques, y también para poder compartir más rutina: resolver qué comer, tirar la basura y charlar sobre lo que les pasó ese día. “A mí me pareció bárbaro. Pero si ellos van a estar más tiempo juntos, y pasar quizás más días en lo de Vicky, yo voy a necesitar que uno o los dos encaren venir a casa y lavar los platos. Tenemos que hacernos cargo de que esto funcione, porque nosotros queremos seguir compartiendo la vida juntos”, pone como ejemplo.

Pero a ella le han pasado otras situaciones con las personas que se vincula en Montevideo. Hace unas semanas se concretó una primera cita con un varón, cuando todo estaba terminando salieron a patear la Avenida 18 De Julio en la madrugada. Y de frente se cruzó con otra persona con la que ya hace años se relaciona. “Ahí no había mucho hablado, era la primera vez, y los presenté a ambos.”

Vicky tiene otras reglas con Esteban y con las otras personas con las que se vincula. “Siempre les pido que sin detalles me avisen, solo un mensajito: ‘Me voy a ver con alguien’. Para saber, porque esa situación de la sorpresa si los llego a ver me puede generar algo que no quiero.”

Nada es natural, todo es cultural

“El tema de los celos parece que es algo natural, tampoco lo es, porque es cultural. La propia organización de la familia heteropatriarcal con el padre jefe de familia, la madre y después los hijos, es una construcción que hicimos”, dice la psicóloga Laura Fascioli especializada en terapia de parejas y con más de 30 años de experiencia, para comenzar a hablar sobre lo que hoy nombramos como “poliamor”.

Fascioli explica que la idea de la monogamia está tan incorporada en la sociedad porque lleva años funcionando como tal. “Tiene que ver con el capitalismo y surge un poco antes de los procesos de formación de los Estados Nación.” Si bajamos esto a siglos, estaríamos hablando del XV, cuando Colón salió en búsqueda de un nuevo camino para llegar a las Indias. Antes de esto las comunidades funcionaban de otra forma, los cuidados de los más pequeños y de los enfermeros, eran realizados en conjunto, según explica la psicología.

Fascioli ha recibido a lo largo de su carrera parejas con distintas propuestas para poder abrir la relación. “Vienen con esa idea, pero no la pueden expresar por sí mismos o expresarla entre ellos. Necesitan un tercero que les ayude a pensar”. Este tipo de consultas son nuevas, y en el último tiempo se han incrementado.

Muchas veces es el deseo de un solo integrante, pero para esta psicóloga que trabaja desde el psicoanálisis y la perspectiva de género, lo más importante siempre es poder generar un espacio para pensar. “¿Cuál es la necesidad realmente? ¿Quieren una apertura de pareja o es porque la pareja no está funcionando y entonces lo que buscan es separarse?”.

Según su experiencia hay tantas formas de funcionar en una relación abierta, como parejas existen. Y algo que en un momento puede ser aceptado, en otro pasa a ser censurado. Pero el más habitual es el escenario de un noviazgo tradicional que luego de un tiempo dan “el paso”. Y también algunos vuelven, es decir, cierran la pareja.

La tranquilidad con la que Fascioli habla de las relaciones, y cómo integra distintas disciplinas, la dejan con ideas claras, como si teorizar sobre la complejidad de las interrelaciones humanas fuese contestar una pregunta con un emoji que detrás tiene cientos de bibliotecas de respaldo. Ella es miembro fundadora de la Asociación Uruguaya de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, trabajó años en la clínica psiquiátrica del Hospital de Clínicas, pero además se siguió formando, ahora acaba de terminar un curso en la Facultad de Humanidades de la Udelar.

“Lo que pasa es que se está cambiando aceleradamente. Antes consultaban por una infidelidad del hombre, en el proceso por lo general la mujer aceptaba y la consulta era para mantener un matrimonio. Ahora es distinto, ya llegan con la idea de separarse.”

Distintas caras de la infidelidad

Para comenzar los procesos de terapia de pareja, la psicóloga Laura Fascioli siempre lanza preguntas a sus pacientes, con el propósito de que ellos puedan pensarse a sí mismos como parte de un vínculo.

Un ejemplo de este cuestionario puede ser: “¿Qué quiere decir que ‘estuvo con otra persona’? ¿Por qué ‘me cagó'? ¿No puede sentir deseo por otra persona? ¿En qué te afectaría a vos si la otra persona te aclara todo antes?”

Una batería de preguntas, que pueden tener una respuesta lógica, pero en realidad cuestionan ideas arraigadas en el inconsciente.

“Las más perjudicadas son las mujeres, no están habilitadas a engañar, pero lo hacen, siempre se vio en consulta”, dice la psicóloga.

-¿Pero es menos común la infidelidad de las mujeres?

-Es igual de común que en los varones, salvo que las mujeres no lo expresan, pero claro que siempre existieron muchos casos. El problema es que esas infidelidades se ocultaron, porque está mal visto socialmente. Además, en algunos casos no podrían contarlo, o no pueden, por las reacciones violentas de sus parejas. Una respuesta podría terminar en un ataque físico, en un feminicidio, las matan, lamentablemente lo vemos seguido.

-¿Es distinta la reacción entonces, entre varones y mujeres?

-Sí. Los hombres incluso manejan a los hijos como propiedad, las mujeres también, pero son otros los mecanismos que operan. Tenemos un modelo donde el hombre jefe de familia sigue al frente de todo, las mujeres en el trabajo de los cuidados, que está invisibilizado y no remunerado. Que no es solo la comida, la limpieza, saber los horarios del médico y la escuela. Es, también, el sostén emocional.

La experta apunta que muchas veces se dan casos de una mujer que materna tanto a su marido como a sus hijos.

Agrega, además, que en los últimos años hemos tenido que revisar las teorías, ahora la realidad nos está mostrando que las parejas pueden funcionar sin que mantengan relaciones sexuales. Esto era algo que hace unos años era impensado.

Un amor que se sumaba a otro. Parece sencillo, pero era muy complicado para una chica de 21 años en 2007. Ine comenzó a tener una relación abierta antes de que el término se manejara con ese nombre. En su experiencia la comunicación fue clave, pero aún y con todo charlado, abrir su relación para estar con otra persona no salió del todo bien. “Ellos aceptaban todo, pero siempre había un ruido, que en realidad era como que una si aceptaba, pero la segunda persona no. En ese momento no pude con la gestión emocional, me abrumó y corté todo”, recuerda Ine sobre su primera experiencia.

Ina, Poliamor
Ina comenzó su camino en el poliamor en 2007.

Si bien duró unos meses fue suficiente para darse cuenta de que no estaba en paz y que sentía que estaba generando dolor. En todo este proceso de años Ine llegó a una palabra clave, para pensar las relaciones: “Ahora le pongo nombre y es validación. Nos estamos escuchando, no asumimos, ni juzgamos tampoco lo que la otra persona trae”, explica Ine.

Para ella hay algo revolucionario en estas formas de relacionarse, y no tiene nada que ver con los prejuicios de tener más sexo y con distintas personas, sino con traer la ternura, los mimos, los abrazos y los masajes después de un día pesado. Ine vive con su hija adolescente la mitad de la semana, la chica de 14 años pasa los otros días con el padre. Ahora se vincula establemente con más de una persona, con una de ellas desde 2019. Con esta última ya comenzó el vínculo sin tener exclusividad sexual. “Es una relación muy linda, con alguien que hubo una amistad antes, fue un desarrollo muy desde la comunicación”, cuenta.

Esta mujer que ama desde la paciencia, que cree que hay que detenerse a pensar qué estamos dando y qué estamos pidiendo en una relación, dice que los tiempos están cambiando, y mira con optimismo el cambio generacional. “Las personas de veinte años me parecen más livianas, en el sentido de no estar cargando con tanto prejuicio. Pero nosotros los millennials estamos en plena transición de modelo”, dice Ine del otro lado del teléfono, ensayando una respuesta, y dando algo así como sus predicciones poliamorosas para el futuro.

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