Publicidad

Frente angosto

Compartir esta noticia

Estamos lo suficientemente cerca de las elecciones como para que se ponga atención a este tema.

La idea de los fundadores del Frente Amplio, allá por 1971, fue de crear un espacio político-electoral para competir con las reglas de juego entonces vigentes, básicamente enmarcadas en la vieja ley de lemas, emulando a los partidos tradicionales con sus abanicos de oferta electoral.

De ahí, el nombre “Amplio”.

Así fue el comienzo, donde gravitaron fuertemente agrupaciones y partidos de perfiles social demócratas (o, al menos, centro izquierdistas), como el Partido Demócrata Cristiano, el Movimiento Blanco Popular y la Lista 99, de origen colorado, junto con partidos ideológicos de izquierda, como el socialismo y el comunismo. En esos tiempos jugaban rol preponderante en el Frente, dirigentes como Juan Pablo Terra, Michelini, Rodríguez Camusso y otros de similar talante político.

Cierto es que, con cada elección, el Frente fue mutando: crecimiento del comunismo enmascarado en la 1001, virtual desaparición del PDC, escisión de Hugo Batalla, irrupción de Asamblea Uruguay con Astori, ingreso tardío de los tupamaros y crecimiento del MPP, desaparición de Michelini…etc., gradualmente fueron quedando aperos por el camino y cambiándose otros, en un proceso que desdibujó la creatura original.

Pero aun así, hasta la elección del 2019, sea por la presencia de líderes como el Gral. Seregni, Tabaré Vázquez o Danilo Astori, o por los equilibrios internos de fuerzas, el FA mantuvo siempre un lastre centrista que matizaba los efluvios ideológicos. Cosa que le redundaba en un gran beneficio electoral, al permitir que mucha gente votara con un solo ojo, mirando ese segmento “moderado” de la coalición y haciendo como que el resto de la comparsa ideológica no existía, o no hacía la diferencia.

Pues, todo eso, fue. La realidad política actual del Frente ha cambiado radicalmente y por varios factores:

-Se terminó la influencia de los líderes moderados de peso, por elementales razones biológicas. Apenas se siente, ocasionalmente la voz, muy disminuida de Danilo Astori.

-Los grupos más centristas, no sólo tienen una representación muy menguada, sino que la misma está atomizada. No consiguen identificar a un líder que pueda aglutinarlos.

-El equilibrio de fuerzas internas se ha desnivelado, decantando el poder en dos sectores: MPP y Partido Comunista. El primero más numeroso, pero con un factor interno de incertidumbre. Otra vez la biología. El otro, en cambio, conserva plenamente su organización y su mística ideológica, gravitando más allá de su peso electoral, por su presencia protagonista a nivel sindical.

A todo eso, hay que sumarle, además, un factor decisivo: la influencia que sobre el partido político, ha pasado a ejercer el movimiento sindical. Siempre fueron pareja, pero hasta ahora como que cuidaban ciertas formas. Ya no. Impaciente con sus socios políticos, el movimiento sindical ha pasado a marcarles el paso, como sucedió con la LUC, y a dirigirlo, con el pase del Sr. Fernando Pereira, de la dirección del Pit-Cnt a la presidencia del Frente.

Todos estos factores, unidos a la reacción negativa ante la derrota electoral (la dirigencia frentista considera que fueron despojados de lo que les pertenece), ha llevado al Frente a endurecer las posiciones y el discurso, haciendo caso omiso no sólo de aquello que favorece al bien común, sino aun de la realidad, con una actitud generalizada de encono y aún de odio.

Vean si no casos como el de Miranda, un hombre tolerante que mutó cuando ejerció la presidencia del Frente. Casi tanto como Pereira, que, si bien siguió igual camino, no venía de tan lejos. Es notorio como Orsi, cuyo olfato político lo inclina a la moderación, se ve obligado de tanto en tanto a ponerse agresivo e intolerante, para protegerse de sus bases. El propio Bergara, ha tenido que soportar acusaciones de blando, por no ser radicalmente intolerante como quiere “la barra”.

La resultante de todo esto es un Frente que perdió su amplitud, que se opone a todo y que se ha atrincherado en un discurso manijero y contrafáctico, dominado por las doctrinas del movimiento sindical, cuyo numen es (sigue siendo) el partido Comunista. Al mejor estilo marxista, el Frente se ha cerrado a la realidad, ya no sólo negándola, sino recreándola. El país es víctima de un gobierno neoliberal (que no ha privatizado ni desmonopolizado nada y desregulado bien poco), que pertenece a los ricos (con una carga tributaria histórica) y fomenta la pobreza (mediante un récord de transferencias en materia de seguridad social, seguro de desempleo, salud, vivienda, educación, etc.) que (dixit Abdala) no crea empleos de calidad (cuando hay una realidad de falta de trabajadores calificados) y que se dedica a los “malla de oro”, en el país más igualitario del continente.

Hasta han llegado a la suprema mentira de decir que la reforma de la seguridad social es para rebajar las prestaciones y la de la educación para fomentar la desigualdad. Desigualdad cristalizada en la estructura de los Consejos de Salarios, que la izquierda impide modernizar.

Frente Angosto.

Que nadie se engañe. Ni se deje engañar.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Ignacio De Posadas

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad