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Dólar (II)

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Dólar, atraso cambiario, inflación, política monetaria, flotación han sido motivo de debate en estos días. Como ha sucedido ya en el pasado. No es un descubrimiento del BCU. Hay gente en este gobierno que cree que el mundo empezó cuando ellos nacieron. Hace dos semanas escribí una columna -“Dólar”- con algunos comentarios y preguntas en función de lo que he visto a lo largo de muchos años, durante los cuales, he estado muy vinculado al tema económico y he trabajado junto a grandes economistas de ayer -los más grandes en mi opinión, y sin duda “popes” en las materias en cuestión- y a otros grandes de hoy; varios desde cuando eran estudiantes. Pregunté y escuché mucho, y algo me debe haber quedado. Supongo.

Aprendí cosas como que si suben los precios internos de la economía y baja el valor del dólar se produce atraso cambiario. Lo que pasa hoy. ¿Ahora se le llama “desalineamiento”? Otra, que el atraso cambiario daña la competitividad de los productos exportables y de la producción de sustitutivos de importaciones. Me hice eco, asimismo, de advertencias sobre que de no cambiar este esquema ello puede degenerar en desempleo y caída de la actividad. Lo que más provocó fue que dije que el Banco Central interfiere en el mercado de cambios a través de la tasa de interés.

Hubo mucho pataleo y varios dieron cátedra sobre flotación. Desde el MEF, la economista Marcela Bensión afirmó: “la caída del dólar no tiene que ver con la tasa de interés”. Hizo algún agregadito -la pequeña diferencia- dijo que “podrá haber en el margen alguna influencia…” de la tasa de interés. Yo me limité a decir que la tasa de interés era uno de los elementos que incidía e incitaba a los operadores. Dijo también Bensión, lo que puede servir para atar cabos, que “hay actores muy grandes que si cambian su decisión te mueven el mercado fuertemente”. Yo hablé de “jugar y cobrar” para los que manejan mucho dinero.

Veamos: Juan y Pedro tienen U$S 100 cada uno. Juan se aguanta en dólares y Pedro pasa sus U$S a pesos y los coloca en Letras de Regulación Monetaria al 11,5% anual. Éste último, con la caída del dólar, se hará al año de unos 126 U$S. Una muy buena tasa de retorno en dólares. No da para dudar mucho. Jugar y cobrar. Pero, ¿cómo o quién paga eso? Es lo que me gustaría saber.

Un alto funcionario del BCU me envió un mensaje privado, con algunas ironías e impertinencias que pasé por alto por cuanto al mismo tiempo me ofrecía juntarnos para charlar sobre el tema. ¡Qué más quería yo! Poder preguntarle a quien está en el “mojo”. Me invitó al Banco, le dije que mis piernas me lo hacen difícil; como contrapartida, como lo hago con tantos, le invité a tomar un café en casa y aceptó. Luego me pidió cambiarlo por un café virtual, una charla por zoom. Dije que sí, ansioso por preguntar. Fijamos días y hora; me clavó. Reclamé, pidió disculpas y reagendar. Dije otra vez que sí.

Por ahora estoy a la orden y ansioso por repuestas; a las preguntas que planteo aquí y a otras: por ejemplo ¿qué hacen los otros organismos con sus pesos?, o si el BCU ¿no se estará endeudando demasiado y a una tasa muy alta? O, ¿cuánto es la deuda en LRM y cuánto las reservas propias del BCU? Me dicen que casi empatadas. Preguntarle si eso no los inquieta. Y saber también si ellos tienen todo bajo control y saben cómo evitar un futuro desempleo y caída de la actividad.

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Danilo Arbilla

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