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Derecho laboral 2023

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Un nuevo año comienza y el mundo de las relaciones laborales enfrenta la consolidación de lo realizado, y la oportunidad de nuevos desafíos.

El contexto económico incide en el ánimo de las relaciones laborales. Estas como construcciones que son donde interactúan el Estado, como empresarios y trabajadores, necesitan formas de acción, donde las estrategias utilizadas definen el nivel de confrontación y consenso entre las partes.

Desde el año 2020 vivimos situaciones que repercutieron directamente en el derecho laboral, donde todos los actores de las relaciones de trabajo buscaron diferentes estrategias para sobrevivir a la pandemia donde hubieron momentos de mucha tensión, donde se atendió la urgencia, la incertidumbre, el miedo, atravesando la recesión, pérdida de empleos, la adaptación a protocolos y la adopción de nuevos hábitos laborales. El contexto económico es un clave indicador para medir la conflictividad laboral pero también para olfatear el futuro.

Durante el año 2021, cuando la situación sanitaria del país mejoró, se volvió a la presencialidad en muchos sectores donde se había optado por teletrabajar, por lo que la conflictividad laboral también se vio aumentada. Las organizaciones sindicales se mueven mejor en el mundo analógico, la virtualidad les complica la realpolitik. Esto es así, guste o no guste. De ahí el miedo a la digitalización. No temen la perdida de puestos de trabajo, temen la pérdida de poder.

Temas relevantes dejaron su marca en el 2022, el proyecto de la reforma de la seguridad social, el referéndum por la LUC, las modificaciones de la ley de negociación colectiva, la personería jurídica de los sindicatos y el Congreso del Pit-Cnt con cambio de dirección fueron hitos.

En cuanto a la normativa más relevante, el 2022 fue de muchas novedades, se reglamento el teletrabajo, se reguló el trabajo rural en condiciones climáticas adversas, se reglamentó la normativa sobre salas de lactancia, y se han presentado otros proyectos de ley referentes a temas sustanciales de las relaciones laborales. Dichos temas generarán conflictos dado que en varias oportunidades los diferentes actores han expresado sus diferencias al respecto.

Nos toca ahora encarar este 2023 el que se determinará básicamente por diversos factores: cambio de hábitos, conductas, y estrategias en las estructuras productivas, en el comercio y en los servicios, y la necesaria adaptación del régimen laboral a esta nueva realidad.

La cuestión sanitaria aceleró los cambios que se veían venir un tiempo atrás. La digitalización del comercio y la pujanza de las transacciones electrónicas han marcado un gran desafío. El advenimiento de una realidad así, verdaderamente revolucionaria no puede ser atendido por un régimen laboral que está atado a una visión anticuada que solo se resiste a no evolucionar, es necesario que el derecho laboral se modernice y comprenda que sin flexibilidad no hay protección posible.

Debemos ser capaces de postergar las diferencias. Nadie es mejor ni tiene más derechos que otro. La lucha de clases es argumento de unos pocos, las relaciones laborales deben ser más flexibles, más justas y ecuánimes, y así abrir la puerta al progreso. No se puede ser progresista sin asumir riesgos y aceptar el cambio como norma de vida.

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Victoria Fernández Herrera

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