Vitamina C, niacinamida y ácido salicílico: qué son, cómo usarlos bien y combinarlos sin dañar tu piel

Son ingredientes estrella del skincare, pero no siempre se usan bien. Te contamos qué hace cada uno, cómo combinarlos y qué errores evitar para cuidar tu piel sin irritarla.

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Mujer se aplica serum en rutina de skincare
Foto: Stocksnap.

En los últimos años, el interés por el cuidado de la piel se ha intensificado significativamente. Este fenómeno, anteriormente vinculado principalmente a profesionales del área o a personas con conocimientos específicos, se ha extendido a una audiencia más amplia, incluyendo adolescentes, adultos y personas mayores.

El crecimiento de la industria cosmética, el acceso a información especializada y la presencia de contenidos sobre skincare en redes sociales han motivado a una parte considerable de la población a incorporar ingredientes activos en sus rutinas diarias.

En este contexto, tres compuestos han adquirido protagonismo en el ámbito dermatológico y cosmético: la vitamina C, la niacinamida y el ácido salicílico. Aunque no se trata de ingredientes nuevos, su eficacia respaldada por estudios clínicos y su disponibilidad en productos de venta libre han incrementado su popularidad.

A continuación, se detalla el perfil de cada uno de estos activos, así como las recomendaciones para su uso según las necesidades de la piel.

Propiedades de la vitamina C, niacinamida y ácido salicílico

Vitamina C (ácido ascórbico)
Se trata de un antioxidante que actúa neutralizando los radicales libres generados por la exposición solar y la contaminación. Favorece la síntesis de colágeno, contribuye a la firmeza y elasticidad de la piel, y mejora el tono al reducir la hiperpigmentación.

Según especialistas como la doctora Carla Hübner, también presenta propiedades cicatrizantes y ayuda a regenerar la piel, lo cual resulta útil en tratamientos despigmentantes.

Niacinamida (vitamina B3)
Es una forma estable de vitamina B3 con efectos antiinflamatorios, antioxidantes y despigmentantes. Refuerza la barrera cutánea, mejora la hidratación, regula la producción de sebo y es bien tolerada incluso en pieles sensibles.

rutina de belleza
Mujer mirándose en el espejo.
Foto: Freepik

Su versatilidad permite su uso tanto en productos orientados al tratamiento del acné como en aquellos diseñados para mejorar la textura o combatir los signos del envejecimiento.

Ácido salicílico (BHA)
Pertenece al grupo de los betahidroxiácidos y se distingue por su capacidad lipofílica, lo que le permite penetrar en los poros y realizar una exfoliación profunda.

Tiene propiedades queratolíticas y comedolíticas, por lo que es efectivo para tratar imperfecciones, espinillas, puntos negros, poros dilatados y pieles con exceso de sebo. También se utiliza en tratamientos para afecciones como la psoriasis.

Elección del ingrediente según el problema cutáneo

Acné e imperfecciones
El ácido salicílico es uno de los activos más recomendados para pieles con acné comedogénico. Su acción exfoliante previene la obstrucción de poros y ayuda a controlar la inflamación. La niacinamida puede complementar este tratamiento al reducir el enrojecimiento y reforzar la barrera cutánea.

En casos leves, los dermatólogos sugieren alternar el ácido salicílico con retinoides nocturnos. Para acné inflamatorio o severo, puede ser necesaria la intervención médica con fármacos sistémicos.

Manchas y tono desigual
La vitamina C es el ingrediente más eficaz entre los tres para tratar hiperpigmentaciones gracias a su capacidad de inhibir la enzima tirosinasa, clave en la producción de melanina.

La niacinamida, por su parte, actúa bloqueando la transferencia de melanosomas, lo que contribuye a un tono más uniforme. Este tipo de tratamientos puede requerir constancia y, en algunos casos, complementarse con procedimientos dermatológicos como láser o peelings.

Piel sensible
La niacinamida es considerada el ingrediente más seguro para pieles con tendencia a la irritación. Aunque la vitamina C y el ácido salicílico también pueden utilizarse en estos casos, se recomienda hacerlo en concentraciones bajas y con un pH controlado para minimizar el riesgo de reacciones adversas. Introducir los productos de manera gradual es esencial para evaluar la tolerancia.

Piel grasa o con poros dilatados
El ácido salicílico destaca por su capacidad para disolver el sebo dentro de los poros y prevenir su obstrucción. Es ideal para pieles grasas, con tendencia acneica o con textura irregular.

La niacinamida puede contribuir adicionalmente a la regulación del sebo y la mejora visual de los poros dilatados, sin causar sequedad ni irritación.

Signos de envejecimiento y textura irregular
Para abordar la pérdida de firmeza, la aparición de líneas finas y una textura cutánea desigual, los tres ingredientes ofrecen beneficios complementarios. La vitamina C estimula el colágeno, la niacinamida mejora la función barrera y el ácido salicílico favorece la renovación celular. Combinados adecuadamente, pueden aportar una mejoría visible en el aspecto general de la piel.

Combinaciones posibles y precauciones

Vitamina C y niacinamida
Pese a dudas anteriores sobre su compatibilidad, estudios recientes han demostrado que no hay contraindicación si están formuladas con pH compatibles. Se recomienda aplicar primero la vitamina C y, una vez absorbida, continuar con la niacinamida.

Vitamina C y ácido salicílico
Debido a sus características químicas, se sugiere no aplicar ambos ingredientes en la misma rutina. El ácido salicílico puede alterar el pH de la vitamina C, reduciendo su eficacia y aumentando el riesgo de irritación. Se recomienda usar la vitamina C por la mañana y el ácido salicílico por la noche.

Niacinamida y ácido salicílico
Es una combinación habitual en productos para piel grasa o con tendencia acneica. Se pueden usar en la misma rutina, aplicando primero el ácido salicílico y después la niacinamida. Esta última ayudará a calmar la piel y reducir la inflamación inducida por la exfoliación.

Combinaciones a evitar
Vitamina C no debe combinarse en la misma aplicación con peróxido de benzoilo, retinoides u otros ácidos de alta concentración, debido al riesgo de oxidación o irritación.

Niacinamida puede perder eficacia si se mezcla con ácidos muy potentes en formulaciones no controladas.

Ácido salicílico no debe aplicarse junto con otros exfoliantes químicos (como el ácido glicólico) sin supervisión profesional, especialmente en pieles sensibles.

Horarios y frecuencia de uso

Vitamina C: aplicar por la mañana después de la limpieza facial y antes del protector solar. Ofrece protección antioxidante durante el día y potencia el efecto del fotoprotector.

Ácido salicílico: indicado para la rutina nocturna. Su efecto exfoliante puede sensibilizar la piel al sol, por lo que es necesario aplicar protector solar al día siguiente.

Niacinamida: puede usarse tanto en la mañana como en la noche. Se sugiere aplicarla después de los ingredientes activos (como la vitamina C o el ácido salicílico) y antes del hidratante.

Ejemplo de rutina con los tres ingredientes
Rutina matutina:
- Limpieza suave
- Vitamina C
- Niacinamida
- Hidratante
- Protector solar (SPF 50 o superior)

Rutina nocturna:
- Limpieza suave
- Ácido salicílico
- Niacinamida
- Hidratante

Cómo elegir el producto adecuado

Es fundamental seleccionar productos según el tipo y las necesidades específicas de la piel. Las pieles secas suelen beneficiarse de texturas en crema, mientras que las pieles grasas responden mejor a los sérums o geles. También es importante prestar atención a las concentraciones, según lo explica Glenda Escalaya, dermatóloga y docente en la maestría de medicina estética de la Universidad Científica del Sur.

Vitamina C: comenzar con fórmulas entre 5% y 10%.

Niacinamida: entre 2% y 10%, según el objetivo terapéutico.

Ácido salicílico: entre 0.5% y 2%, dependiendo de la tolerancia cutánea.

Además, se deben monitorear señales de alerta como descamación, ardor, picor o enrojecimiento. Estos síntomas pueden indicar una mala tolerancia al producto o una combinación inadecuada. Ante cualquier reacción adversa, se aconseja suspender el uso y consultar con un dermatólogo.

El Comercio (Perú) / GDA

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