La Nación / GDA
Los supercentenarios acaparan la atención de quienes buscan vivir una vida más sana, plena y longeva. Cada semana conocemos noticias y secretos de uno de ellos sobre sus rutinas, hábitos y consejos para vivir mejor y más allá de los 100 años. Hoy es el turno de Deborah Szekely, de 102 años, quien vive en México y disfruta de una salud física y mental envidiable.
Junto con su marido Edmond, fundaron en 1940 un resort y spa de bienestar llamado Rancho La Puerta, ubicado en Baja California, México. El lugar es considerado uno de los primeros resorts de bienestar de América del Norte.
Y si necesitara publicitarse, quizá su dueña sería el mejor aviso posible. Deborah siempre trabajó activamente en su emprendimiento, pasando por la cocina hasta en el rol de gerente y directora de actividades.
Además, colaboró para mantener la huerta del lugar con alimentos recién cultivados que utiliza en sus comidas, un detalle clave, dado que algunos estudios revelaron que la jardinería es una habilidad común entre los centenarios de las “Zonas Azules”.
El término «zona azul» se acuñó hace dos décadas cuando Dan Buettner, un explorador estadounidense de National Geographic, investigaba lugares alrededor del mundo donde la gente vivía habitualmente hasta los 100 años o más.
Dedujo que los residentes de estos lugares, en su mayoría pequeños y remotos, tenían vidas tan largas y saludables porque se mantenían activos, comían alimentos a base de plantas y formaban vínculos sociales duraderos, entre otras prácticas.
Esto lo llevó a escribir un libro y una posterior serie de charlas para promocionar las costumbres de las cinco ciudades comprometidas: La Península de Nicoya, en Costa Rica; Isla de Icaria, en Grecia; Loma Linda, en California; Barbagia, en Cerdeña, Italia; y Okinawa, en Japón.

Cómo es la rutina de Deborah para la longevidad
Actualmente, Rancho La Puerta está dirigido por la hija de Szekely, Sarah Livia Brightwood, pero la mujer todavía está muy involucrada en todos los detalles, ya que lleva adelante varias actividades que la mantienen en movimiento. Por lo que dio a conocer en una entrevista con CNBC Make It, con 102 años va a trabajar tres veces por semana.
Además, lleva una rutina saludable. Sale a caminar todos los días y asiste a eventos culturales. “Siempre intenté caminar una milla al día (1,60 km), y contamos los pasos para saber cuándo lo logramos”, contó.
Además, aclaró que no puede dormir una siesta a la tarde si no cumplió con sus pasos diarios. En cuanto a su alimentación, mantiene una dieta principalmente vegetariana desde su niñez, que se basa en granos integrales, frutas, verduras y pescado.

Por otro lado, la empresaria va al teatro y a la ópera con frecuencia, brinda charlas en su resort y socializa con los huéspedes. “Tengo abonos para todas las obras que presenta el Old Globe Theatre en San Diego”, contó. Además, los miércoles ofrece charlas en su complejo. “Tenemos oradores fabulosos todas las noches. Me reúno con los presentadores todos los martes, así que sé de qué están hablando mis invitados”, mencionó la mujer.
El hábito que nunca dejó atrás y es clave para su longevidad
Szekely reveló uno de sus secretos, que, según detalló, es clave para lograr una vida larga y sana: cuidar la salud mental. Ella aseguró que es de mucha importancia practicar la lectura y aprender cosas nuevas.
“Lo principal es aprender”, mencionó, y agregó: “Leo de todo. Leo las cosas que me interesan, pero leo el primer y el último párrafo de la mayoría de las cosas, para tener una idea general. Y luego, si es realmente interesante, el primer y el último párrafo, entonces leo el resto”.
Como si eso fuera poco, la mujer admitió que domina cuatro idiomas: “Mi alemán está oxidado, pero mi francés es excelente porque pienso mucho en ese idioma y sueño en francés. También hablo español todos los días”. En ese sentido, es importante destacar que, según estudios sobre la longevidad, estimular el cerebro aprendiendo nuevos idiomas es clave para la agilidad mental.
Por otro lado, reveló que socializar es fundamental. Tanto así que, a la hora de entrenar, dijo que unirse a un grupo o hacerlo con amigos es más sencillo para incentivarse; ella sale a caminar con una amiga monja católica.
“Ella aparece y salimos”, reveló, entre risas. Además, contó que en su juventud acostumbraba a moverse en bicicleta y hacer pilates de manera regular y, aunque ahora realiza movimientos de baja intensidad, es un buen hábito para mantenerse activa.
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