Redacción El País
Durante siglos, la cúrcuma ha sido un pilar en la medicina tradicional por sus propiedades curativas. Sin embargo, más allá de su uso en la cocina, este superalimento ha demostrado ser un complemento alimenticio altamente beneficioso.

Su principal activo, la curcumina, es responsable de sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes, lo que la convierte en una aliada clave para la salud.

A continuación, cinco razones para empezar a tomar cúrcuma como suplemento.

La curcumina tiene una acción antiinflamatoria que contribuye a reducir el dolor articular y mejorar la movilidad, siendo especialmente útil para personas con artritis reumatoide u otros trastornos inflamatorios.

Este compuesto protege a las células del daño oxidativo, fortaleciendo el sistema inmunológico y promoviendo una piel más saludable, lo que ayuda a frenar los signos del envejecimiento prematuro.

Foto: CCNull.

Estimula la producción de bilis y favorece la digestión de las grasas, contribuyendo a la desintoxicación del hígado y mejorando la digestión, especialmente en quienes sufren digestiones pesadas.

Al incrementar los niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), la cúrcuma puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo. Además, estudios sugieren que podría mejorar el estado de ánimo y reducir síntomas de ansiedad y depresión.

Su capacidad para fortalecer las defensas ayuda a prevenir enfermedades y contribuye a la recuperación del organismo frente a infecciones y otros problemas de salud.

Para maximizar sus beneficios, se recomienda consumir suplementos que incluyan pimienta negra, ya que esta mejora la absorción de la curcumina en el organismo. También se puede combinar con jengibre, un ingrediente que complementa sus efectos antiinflamatorios y digestivos.

La cúrcuma ha trascendido su rol en la cocina para consolidarse como un complemento esencial en el bienestar general. Incluirla en la rutina diaria puede marcar una diferencia en la salud a largo plazo.