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Mascotas: ¿Qué hacer ante la mordedura de un perro o de un gato? Consejos para prevenirlas y cómo actuar si ocurren

La pediatra Alicia Fernández explica cómo proceder ante la mordedura de un animal, de quedarse quieto y cubrirse el cuello a llamar a la emergencia médica

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perro ladrando
perro ladrando
Capuski/Getty Images

Por Alicia Fernández*
Los casos de mordeduras de perros están de nuevo en el tapete, sin embargo se producen durante todo el año. Me referiré a las heridas producidas por los dientes de seres vivos, que no solo producen lesiones locales que pueden ser muy graves, sino que pueden infectarse o transmitir enfermedades.

Los perros son habitualmente las mascotas elegidas por los adultos porque a los niños les agradan. Quizá por esto, sus mordeduras son las más frecuentes y pueden dejar en el niño una secuela física, psicológica o incluso si es severa, provocarle la muerte.

Habitualmente las mordeduras son ocasionadas por animales conocidos, incluso propios. En los niños pequeños, las zonas más afectadas habitualmente son la cabeza, cara y cuello; en tanto en los niños mayores son los miembros.

Los gatos son los segundos animales implicados en este tipo de lesiones. Generalmente las mordeduras afectan los miembros superiores, sobre todo las manos y la cara. Las lesiones suelen ser superficiales, no requieren de atención médica, pero pueden infectarse y los síntomas hacerse ostensibles luego de las primeras 12 horas del acontecimiento.

Hay una enfermedad denominada “por arañazo de gato” vinculada con cachorros y que puede ser causa de fiebre prolongada.

No podemos dejar de considerar que los niños pueden ser mordidos por otros mamíferos, de la misma especie, es decir otros niños. Cuando son pequeños se ven frecuentemente en cara y en tronco, a medida que crecen se localizan en los miembros superiores y es importante saber que pueden infectarse.

¿Qué hacer ante una mordedura?

Ante cualquiera de estas mordeduras, es importante realizar una buena limpieza de la herida con agua y jabón, cohibir la hemorragia si hay sangrado y colocar una gasa estéril si contamos con ella, sino un paño limpio y siempre consultar.

En las mordeduras de cabeza y cuello hay que intentar no mover a la víctima excepto para separarlo del animal (sobre todo si son muy pequeños porque puede haber fracturas asociadas) y llamar al 911 o al servicio de emergencia móvil con el que se cuente.

En caso de mordeduras de menor entidad, se debe hacer la consulta telefónica con el pediatra de cabecera o la emergencia móvil si se cuenta con ella o trasladarlo a puerta. Ahora con los celulares la posibilidad de hacerle llegar una foto en tiempo real de la lesión, puede ayudar al profesional en la toma de decisión para decidir o no el traslado. Si bien en ese momento uno no lo piensa, recordar que hay que conocer el estado inmunitario del animal que provocó la lesión y por supuesto si el certificado esquema de vacunación del niño está vigente.

Medidas de prevención

Para prevenir estas lesiones, lo mejor es la prevención. Las lesiones más graves, por lo general, se producen en niños menores de 4 años. Los niños pequeños no miden los riesgos de sus conductas y pueden provocar una reacción agresiva del animal. Si están jugando con el perro, siempre deben estar bajo la supervisión de un adulto y si son bebés no deben quedar solos con el animal.

Los perros pueden sentirse amenazados ante extraños y debemos tener esto en cuenta cuando nuestros hijos visitan casas donde hay perros o cuando otros niños vienen a la nuestra si los tenemos como mascota. Siempre debe haber un adulto supervisando la situación.

Las mascotas deben tener su propio lugar para dormir y no deben hacerlo en la cama con el niño. Durante el juego, el perro aprende a medir su fuerza y a conocer las reglas de convivencia, deben evitarse aquellas razas que involucren comportamientos agresivos.

Debemos enseñarle a los niños a no acercarse a perros desconocidos. También que no hay que molestarlos (ni a los propios ni a los ajenos) cuando comen, duermen o ante el nacimiento de cachorros.

Los niños deben aprender a conocer los signos de alarma de su mascota antes de que ataque, hay que enseñarles si eso sucede, deberán mantener la calma y quedarse quietos como un árbol, con las manos cruzadas en el cuello y los codos hacia adentro, no correr, no mirarlo a los ojos, ponerse de costado y no de frente al animal, no gritar .

Es importante si el niño cae —o el animal lo tira en el ataque— se coloque boca abajo y se quede quieto, como un tronco con las piernas juntas y los puños en la nuca, cubriendo con los antebrazos las orejas, para proteger su cara y el cuello. Si el perro no percibe movimiento, habitualmente nos olfatea, pierde el interés y se aleja.

Si decidimos tener una mascota, podemos consultar a un veterinario de confianza que sin duda nos recomendará de acuerdo a la familia, la edad de los niños, el lugar donde vivimos, cuál es el más adecuado. Lo ideal es tener un perro desde cachorro, para que aprenda a socializar con los niños desde el comienzo. Quienes optan por adoptar animales en refugios, deben hacerlo cuidadosamente. Las mascotas deben ser cuidadas y queridas, llevadas al veterinario, vacunadas y desparasitadas. Así como cuidamos de nuestros hijos, debemos cuidarlas.

*Médico pediatra

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