Los primeros diez años de la Casa Ronald McDonald en el Hospital de Tacuarembó

La organización que apoya a pacientes y familias ha crecido considerablemente en estos diez años, y su directora destaca el apoyo de la comunidad del departamento.

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Foto: Gentileza.

En 2015, la Casa Ronald McDonald ya estaba funcionando desde hacía dos años dentro del Hospital Pereira Rossell, el principal centro médico pediátrico del país. Pero quienes dirigen y gestionan ese lugar de apoyo empezaron a mirar allende la capital.

Porque más allá de que estamos en un país comparativamente pequeño, y que Montevideo siempre concentró personas y recursos, Uruguay es más que su ciudad más poblada.

“Empezamos a pensar en qué otro lugar del país podríamos hacer nuestro aporte, y no tardamos mucho en darnos cuenta de que Tacuarembó era el lugar indicado”, cuenta la directora de Casa Ronald McDonald Sandra Marcos.

Las razones para la elección no necesitan demasiadas explicaciones: el Hospital de Tacuarembó es, como dice Marcos, un centro de atención médica “modelo de excelencia” .

Director del Hospital de Tacuarembó, Dr. Ciro Ferreira y directora ejecutiva de la Asociación Casa Ronald, Prof. Sandra Marcos.jpg
Foto: Ivanna Fernández.
Hospital modelo

La excelencia como faro

El pasado 29 de setiembre, el hospital cumplió 98 años de historia. Bajo la dirección del cirujano Ciro Ferreira, el hospital abarca un área de influencia de medio millón de habitantes, tanto del sector público como mutual.

El hospital fue pionero en Uruguay en la creación de puestos de salud, policlínicas rurales con médicos residentes y ferias de salud comunitarias para la detección temprana de enfermedades prevalentes, infecciosas y crónicas.

En 1997 fue designado primer Hospital Amigo del Niño. El trabajo de equipos médicos, y la haber creado el primero CTI pediátrico público del interior, contribuyeron a reducir drásticamente la mortalidad infantil, que pasó de 23 por 1.000 nacimientos a 7 por 1.000, una de las cifras más bajas de América Latina.

Más allá de la atención pediátrica, el hospital también cuenta hoy con tres CTI para adultos, además de una infraestructura tecnológica y médica que está entre las mejores de la región. Lo más reciente en cuanto a este tipo de incorporaciones al acervo del hospital es el primer equipo de tomografía por emisión de positrones (PET-CT) fuera de Montevideo, que contribuirá a mejores y más rápidos diagnósticos, explica Ferreira.

Pero como también señala Marcos, “hay una comunidad que apoya mucho el trabajo del hospital, eso también fue y es muy importante para lo que hacemos”.

Los inicios

Este año, la Casa Ronald McDonald, cumple la primera decena de su historia, un hito en cualquier organización.

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Foto: Casa Ronald McDonald.

—¿Cómo arrancaron a trabajar en Tacuarembó?

—Igual que en el caso del Pereira Rossell, la casa está dentro del predio del hospital. Y se trata de una casa grande, de más de 400 metros cuadrados, lo cual es muy beneficioso para que las familias estén muy cerca del hospital. Había una población importante de mamás embarazadas, que era conveniente que estuvieran cerca del hospital.

Marcos señala, además, de que la ubicación del hospital, incide sobre una serie de factores que hacen a la atención médica. Entre otras cosas, que al estar geográficamente en el centro del país, tiene una locación estratégica para poder atender a pacientes de los departamentos más al norte de Uruguay, además de los lindantes.

Pero aunque se trate de un hospital de referencia, ubicado estratégicamente en la geografía uruguaya, la labor del centro de atención no está exento de desafíos no menores.

“Si bien Uruguay no es un país tan grande, a veces la conectividad y la accesibilidad para llegar no siempre es la ideal. En ocasiones los caminos están cortados, y otras veces la gente no tiene cómo llegar”, comenta la directora de la casa.

De ahí que la unión entre la casa y el hospital contribuyó a una solución parcial de esta problemática.

Con la llegada de la Casa Ronald McDonald, el Hospital de Tacuarembó empezaba a contar con un lugar en el cual esa población —las embarazadas— pudiera alojarse cuando venían de muy lejos, y así evitar, por ejemplo, un parto en alguna ruta.

“En ese sentido, el trabajo fue distinto al que hacemos en Montevideo, porque era una población nueva para nosotros”, dice Marcos, y añade que toda la labor, durante la década, generó fuertes lazos con la comunidad tacuaremboense, además de toda la población que tuvo que atenderse en el hospital.

El presente

Casa Ronald McDonald Tacuarembó
Foto: Casa Ronald McDonald Tacuarembó.

—A diez años del comienzo, ¿cómo observan y evalúan el proceso que los trajo hasta este presente?

—En primer lugar, con mucho honor por poder trabajar con un hospital con las características que tiene el de Tacuarembó. Por otra parte, ha sido un gran privilegio para la casa ofrecer tantos servicios.

—¿Como cuáles?

—Además de ofrecer alojamiento, tenemos una sala educativa, tanto para niños como para adultos, con una maestra de ANEP, en la cual se educa en hábitos saludables, prevención de accidentes domésticos, estimulación temprana para los niños, clases de preparto... Muchas cosas. Nos hemos diversificado mucho, y crecido considerablemente. Hace poco obtuvimos la certificación ISO 9000, que hemos podido renovar. Todo este camino lo hemos recorrido junto a la dirección del hospital, y la comunidad de Tacuarembó. Hoy, la casa tiene una vida muy dinámica y para nosotros cumplir diez años es un hito soñado.

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