Dani Blum - The New York Times
Un artículo recientemente publicado ofrece las pruebas más sólidas hasta la fecha de que se trata de algo más que una anécdota o un efecto placebo: una investigación descubrió que la semaglutida —la sustancia que contiene Ozempic y el fármaco para adelgazar Wegovy— podría frenar las ansias de beber alcohol. Se trata del primer ensayo controlado aleatorizado sobre la semaglutida y el consumo de alcohol.
El estudio aludido supervisó a 48 adultos que cumplían los criterios del trastorno por consumo de alcohol, una afección que suele caracterizarse por la dificultad para controlar el consumo de alcohol. La mitad de los pacientes tomaron dosis bajas de semaglutida y la otra mitad recibieron un placebo. Los participantes pasaron dos horas en una sala de laboratorio provista de sus bebidas alcohólicas preferidas; una vez antes de empezar a tomar el fármaco y otra después. Los participantes en el estudio también informaron cuánto habían bebido cada día durante nueve semanas.

Quienes tomaron la semaglutida siguieron bebiendo con la misma frecuencia que quienes tomaron el placebo. Pero en el segundo mes del estudio, las personas que tomaban semaglutida bebían en promedio casi un 30% menos en los días en que consumían alcohol, frente a una reducción media de alrededor del 2% en el grupo del placebo.
Las personas que tomaban semaglutida también eran más propensas a declarar menos días de consumo excesivo de alcohol que quienes tomaban el placebo, y a decir que sus ansias de beber alcohol habían disminuido.
Los efectos sobre el consumo de alcohol fueron mayores de lo previsto por los investigadores, dados los datos anteriores sobre otros medicamentos para el trastorno por consumo de alcohol, dijo Christian Hendershot, director de investigación clínica del Instituto de Ciencias de la Adicción de la Universidad del Sur de California y autor principal del estudio.
Otro estudio, publicado el mes pasado, examinó los registros de más de dos millones de personas con diabetes que recibieron atención médica en Estados Unidos. Se descubrió que quienes tomaban un fármaco de la misma clase que el Ozempic tenían un riesgo menor de desarrollar trastornos por consumo de sustancias, incluido el trastorno por consumo de alcohol, que quienes tomaban otros fármacos para la diabetes.

Y el pasado mes de mayo, un estudio que examinaba una gran base de datos de historiales médicos descubrió que las personas con trastorno por consumo de alcohol y obesidad o diabetes tipo 2 que tomaban semaglutida tenían menos probabilidades de recaer.
Joseph Schacht, profesor asociado de psiquiatría de la Universidad de Colorado, quien también lleva a cabo un estudio sobre la semaglutida y las ansias de beber alcohol, dijo que los científicos aún no han determinado cómo es que el fármaco podría frenar el deseo de beber.
Pero una de las principales hipótesis es que el fármaco influye en las vías de recompensa del cerebro. Al igual que el medicamento puede hacer que la comida parezca menos apetecible, también puede hacer que el alcohol sea menos tentador.
Además, los estudios en animales han demostrado que los fármacos relacionados con la semaglutida parecen inhibir la liberación de dopamina asociada a la exposición al alcohol, lo que en teoría podría reducir la motivación para beber.
“Creo que va a convertir a las personas que luchan con su capacidad para controlar la bebida en, potencialmente, personas que pueden controlar su bebida”, especuló Schacht.
Los investigadores han teorizado que ese efecto podría extenderse a toda una serie de otras conductas adictivas. Eso podría explicar por qué, entre un pequeño subconjunto de personas del estudio que fumaban cigarrillos, quienes tomaron semaglutida experimentaron un mayor descenso en el número promedio de cigarrillos que fumaban al día.
Pero quedan por responder varias preguntas sobre la semaglutida y el alcohol, entre ellas si el fármaco podría ser seguro y eficaz para quienes padecen trastorno por consumo de alcohol, pero no obesidad ni diabetes.
Los médicos suelen llamar a los medicamentos como el Ozempic “fármacos de por vida”, porque dejan de funcionar si alguien deja de tomarlos. Aún no está claro si una persona con consumo problemático de alcohol necesitaría tomar la medicación el resto de su vida, ni qué ocurriría con sus ansias cuando dejara de tomarla.
Y “ningún fármaco funciona para todo el mundo”, señaló Simmons. Estudios más amplios podrían demostrar que algunos pacientes con trastorno por consumo de alcohol responden mejor a la medicación que otros, dijo.
Los científicos advierten que aún no hay datos suficientes para prescribir el fármaco para el trastorno por consumo de alcohol. “Soy optimista”, dijo Simmons “pero todavía no me siento cómodo diciendo que los pacientes deberían buscar estos medicamentos para la adicción”.
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