Redacción El País
Cada vez es más difícil escapar del marketing de los suplementos vitamínicos. Están en todas partes: góndolas, farmacias y sobre todo en redes sociales, donde abundan las promesas de energía extra, defensas reforzadas o bienestar instantáneo. Aunque el discurso suene tentador, los especialistas recuerdan que no hay cápsula que sustituya un estilo de vida saludable ni que funcione como una solución mágica.
La facilidad de acceso y la idea de que “no hacen mal” han llevado a muchas personas a incorporarlos a su rutina sin consultar a un profesional. Sin embargo, los expertos en nutrición advierten que no todos los organismos los necesitan y que, en ciertos casos, su uso indiscriminado puede ser contraproducente.
Los suplementos cumplen una función real cuando hay deficiencias comprobadas. Por ejemplo, la vitamina D suele indicarse a quienes reciben poca luz solar, y el hierro es esencial para quienes padecen anemia. También existen etapas o condiciones que demandan un refuerzo nutricional: embarazo, lactancia, envejecimiento o enfermedades crónicas.
Las personas que siguen dietas vegetarianas o veganas forman otro grupo que puede requerir apoyo extra. En su caso, la vitamina B12 es fundamental, ya que no se encuentra de forma natural en los alimentos de origen vegetal. Dependiendo de la alimentación, también puede ser necesario complementar con hierro u omega 3.
El consumo sin indicación médica no solo es innecesario, sino que puede resultar dañino. El exceso de vitaminas hidrosolubles, como la C, se elimina por la orina, pero otras —entre ellas la A, la D o el hierro— pueden acumularse en el cuerpo y generar toxicidad.
A esto se suma que no todos los productos disponibles ofrecen la misma calidad. Algunos incluyen formas de vitaminas que el organismo absorbe mal o aditivos que no aportan ningún beneficio. Incluso hay que tener cuidado con ciertas combinaciones: el café y el té, por ejemplo, reducen la absorción de hierro si se toman junto con el suplemento.
Cómo usar los suplementos de forma segura
Los profesionales de la salud coinciden en tres recomendaciones básicas:
- Consultar antes de comenzar cualquier suplemento. Solo un médico o nutricionista puede determinar si es necesario y en qué dosis.
- Priorizar la alimentación real. Ninguna cápsula reemplaza los beneficios de una dieta variada y equilibrada.
- Leer las etiquetas. Optar por marcas confiables, con buena biodisponibilidad y sin contaminantes.