Redacción El País
En el universo de técnicas para reducir el estrés, suele pensarse en la meditación, el yoga o la respiración. Sin embargo, el propio cuerpo guarda una herramienta poderosa: el nervio vago. Este componente esencial del sistema nervioso parasimpático regula funciones vinculadas al descanso, la digestión, la recuperación y hasta la empatía.
El especialista Dave Rabin, neurocientífico y psiquiatra, señala que este nervio cumple un rol mucho más amplio del que enseñan las facultades de medicina. Según explica, incide de forma directa en el sueño, el metabolismo, la inmunidad, la salud cardiovascular e incluso en la capacidad de vincularnos con otros.
Estrés y desregulación
El nervio vago desacelera la frecuencia cardíaca, regula la presión arterial y activa procesos vinculados al descanso y la creatividad. Pero cuando el estrés se vuelve crónico, se ve afectado. La sobreexposición a pantallas, redes sociales o noticias permanentes inhibe su funcionamiento y desplaza la energía hacia el sistema simpático, responsable de la clásica reacción de “lucha o huida”.
Esta desregulación está asociada a trastornos digestivos, problemas de fertilidad, ansiedad, depresión y cuadros de estrés postraumático. No es casual que muchas de estas afecciones se agraven en personas expuestas de forma constante a altos niveles de tensión.
Innovaciones tecnológicas y avances clínicos
En el ámbito médico, la estimulación del nervio vago se hacía mediante descargas eléctricas, con efectos secundarios que limitaban su uso. Frente a ese desafío, Rabin desarrolló junto a su equipo un dispositivo portátil llamado Apollo, que aplica vibraciones sonoras en lugar de electricidad. En estudios con miles de personas, la mayoría reportó una reducción significativa del estrés y mejoras en la regulación emocional.
Además de esta alternativa tecnológica, la investigación científica ya comprobó beneficios clínicos de la estimulación vagal en tratamientos para convulsiones, depresión, ansiedad, dolor crónico y trastornos intestinales.
Estrategias cotidianas para activar el nervio vago
No todo depende de la tecnología. Existen métodos simples que cualquiera puede incorporar en su día a día:
- Respiración lenta y profunda.
- Yoga y meditación.
- Masajes en cuello y oído.
- Contacto físico relajante y la interacción con mascotas.
- Tararear o cantar, prácticas que combinan respiración profunda y resonancia, generando equilibrio fisiológico.
El entorno también influye: luces intensas, ruidos fuertes y exceso de pantallas tienden a inhibir la actividad vagal. Por eso, crear un ambiente más tranquilo y seguro es parte de la estrategia.
Una rutina que se fortalece con la práctica
Para Rabin, conviene pensar en el nervio vago como en un músculo: cuanto más se ejercita, mejor funciona. Salvo en casos específicos —como personas con baja frecuencia cardíaca o fatiga excesiva— la estimulación frecuente genera mayor capacidad de resiliencia frente al estrés y mejora la calidad de vida.
En definitiva, integrar la activación de este nervio al día a día abre un camino para cuidar el cuerpo de forma integral, combinando lo físico, lo emocional y lo social.