Cómo alimentarse para vivir más y mejor: dos factores fundamentales según un experto en longevidad

El científico Valter Longo propone dos estrategias alimenticias clave para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida: una dieta que imita el ayuno y un plan basado en alimentos naturales y nutritivos.

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Foto: Freepik.

Redacción El País
Varios estudios han demostrado que la alimentación influye directamente en la longevidad y en la calidad de vida. Valter Longo, un destacado investigador en el campo del envejecimiento, ha dedicado más de 30 años a analizar la relación entre la dieta y la salud. En un informe publicado por Business Insider, el experto resalta dos estrategias clave para favorecer una vida más larga y saludable.

Uno de los pilares de la investigación de Longo es la "dieta que imita el ayuno" (FMD, por sus siglas en inglés), un enfoque que permite obtener los beneficios del ayuno sin necesidad de una restricción total de alimentos.

Este plan dura cinco días y consiste en reducir las calorías consumidas, priorizando grasas saludables como las insaturadas y minimizando la ingesta de carbohidratos y proteínas. Durante este período, el consumo de alimentos se limita a una ventana horaria de 12 horas, generalmente entre las 8:00 y las 20:00, para luego mantener un ayuno de 12 horas.

El objetivo de esta estrategia es inducir un proceso de regeneración celular, reducir la inflamación y contribuir a la reparación de daños en el organismo. Este mecanismo ha sido vinculado con una menor incidencia de enfermedades crónicas y un envejecimiento más saludable.

La "dieta de la longevidad" inspirada en tradiciones saludables

Otra de las recomendaciones de Longo se basa en un patrón alimenticio inspirado en la dieta mediterránea y en la tradición de Okinawa, en Japón. Este modelo prioriza el consumo de vegetales, legumbres, frutos secos y cereales integrales como la quinoa y el arroz integral.

Alimentación saludable
Plato de comida saludable.
Foto: Freepik.

A diferencia de muchas dietas modernas ricas en proteínas de origen animal, esta propuesta limita drásticamente el consumo de carne roja y blanca (como pollo y pavo) y recomienda la ingesta de pescado solo entre tres y cuatro veces por semana.

Los estudios sugieren que una alimentación basada en estos principios no solo prolonga la vida, sino que también mejora la calidad de los años vividos, al reducir la inflamación, fortalecer el sistema inmunológico y optimizar el funcionamiento celular.

Ambos enfoques muestran que la clave para una vida larga y saludable está en la selección de alimentos y en la forma en que se distribuyen las comidas a lo largo del día. Incorporar estos hábitos de manera guiada por profesionales de la salud podría marcar la diferencia en el bienestar a largo plazo.

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