¿Se puede ser intolerante al gluten sin ser celíaco? Así se manifiesta la sensibilidad al gluten no celíaca

La sensibilidad al gluten no celíaca se presenta cuando una persona experimenta síntomas adversos tras consumir gluten, pero sin el daño intestinal ni la respuesta autoinmune típica de la celiaquía.

Gluten

Seguramente alguna vez escuchaste a alguien decir: “Me cae mal la harina, pero no soy celíaco” o “Me hice los estudios y dieron negativo, pero sigo sintiéndome mal cuando como pan o pastas”. Estas situaciones son más comunes de lo que imaginamos y tienen una explicación: es posible ser intolerante al gluten sin tener celiaquía.

A esta condición se la conoce como sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC), y aunque no causa el daño intestinal característico de la celiaquía, sí puede generar molestias significativas en quienes la padecen.

Diferencias

La celiaquía es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca el intestino delgado al detectar la presencia de gluten.

Este daño puede provocar múltiples complicaciones de salud, desde malabsorción de nutrientes hasta patologías más graves si no se sigue una dieta estricta libre de gluten.

En cambio, la sensibilidad al gluten no celíaca se presenta cuando una persona experimenta síntomas adversos tras consumir gluten, pero sin el daño intestinal ni la respuesta autoinmune que caracteriza a la celiaquía.

Síntomas

Las manifestaciones de la sensibilidad al gluten no celíaca pueden ser variadas y afectar diferentes sistemas del organismo. Algunos de los síntomas más frecuentes incluyen:

• Molestias gastrointestinales: hinchazón, gases, diarrea o estreñimiento.

• Deficiencias nutricionales: dificultad para absorber correctamente vitaminas y minerales.

• Erupciones cutáneas: algunas personas experimentan sarpullidos o irritaciones en la piel.

• Dolores de cabeza o migrañas: se ha asociado la ingesta de gluten con cefaleas frecuentes.

• Dolor en las articulaciones: sensación de inflamación o rigidez.

• Fatiga crónica: cansancio persistente que no mejora con el descanso.

• Fibromialgia: en algunos casos, la sensibilidad al gluten se relaciona con dolores musculares generalizados.

• Neblina mental: dificultades para concentrarse o episodios de confusión.

• Intolerancia a la lactosa: debido a la alteración del sistema digestivo, algunas personas presentan dificultades para digerir otros alimentos.

Una adolescente come pan
Una adolescente come pan
Foto: Freepik

Tratamiento

No existen marcadores específicos para diagnosticar la sensibilidad al gluten no celíaca, por lo que se trata de una condición de exclusión. Los especialistas suelen descartar primero la celiaquía mediante análisis de sangre y biopsia intestinal, así como también alergias al trigo.

Si los resultados son negativos, pero los síntomas persisten con el consumo de gluten y mejoran al eliminarlo, se considera que la persona podría tener SGNC.

El tratamiento principal consiste en reducir o eliminar el gluten de la dieta y evaluar la respuesta del organismo. No obstante, cada caso debe ser evaluado por un profesional de la salud, ya que eliminar el gluten sin justificación médica puede llevar a deficiencias nutricionales innecesarias.

Eliminar el gluten

Si no se presentan síntomas relacionados con la ingesta de gluten, no hay razón para eliminarlo de la dieta. El gluten en sí mismo no es perjudicial para la salud, salvo en personas con celiaquía o sensibilidad al gluten no celíaca. En la actualidad, muchas dietas sin gluten han ganado popularidad, pero es importante recordar que restringir ciertos alimentos sin necesidad puede afectar la diversidad y el equilibrio de la alimentación.

Por ello, si se sospecha de sensibilidad al gluten, es recomendable acudir a un profesional que pueda orientar sobre el mejor enfoque para cada caso.

La clave está en escuchar al cuerpo, identificar los alimentos que generan malestar y buscar asesoramiento para tomar decisiones informadas sobre la propia alimentación.

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