Redacción El País
Todas las bebidas probióticas son fermentadas, pero no todas las bebidas fermentadas son probióticas. Por ejemplo, el whisky y el vino son bebidas fermentadas, pero no probióticas, como sí lo son la kombucha, por ejemplo.
La palabra "probiótica" hace referencia a la presencia de microorganismos vivos en la bebida (principalmente bacterias y levaduras), que cuando se administran en cantidades adecuadas, proporcionan beneficios para la salud. Estos microorganismos son similares a los que ya se encuentran naturalmente en el intestino humano y que ayudan a mantener un equilibrio saludable en la microbiota intestinal.
Los probióticos se encuentran en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, el chucrut y el kimchi, así como en suplementos dietéticos. Entre sus beneficios potenciales se incluyen:
- Mejora de la salud digestiva: Ayudan a equilibrar la flora intestinal, lo que puede mejorar la digestión y prevenir problemas como la diarrea o el estreñimiento.
- Refuerzo del sistema inmunológico: Contribuyen a fortalecer las defensas del organismo.
- Síntesis de nutrientes: Algunos probióticos pueden ayudar en la producción de vitaminas como la B12 y la K.
- Reducción de síntomas de intolerancia a la lactosa: Algunas cepas ayudan a digerir la lactosa.
Es importante elegir probióticos adecuados y consultar con un profesional de la salud antes de usarlos, especialmente en casos de enfermedades o condiciones médicas específicas.
Para preparar tu propia bebida probiótica, hay que tener algunas nociones básicas de fermentación. En este video, el periodista y crítico gastronómico español Mikel López Iturriaga, —más conocido como El Comidista— consulta a un especialista en la materia para que este exponga algunas de esas nociones.
En el video de López Iturriaga hay un instructivo sobre cómo preparar una bebida probiótica carbonatada en base a jengibre (a partir del minuto 3), pero si solo querés ver el procedimiento la cuenta de Instagram de Verónica Celeste Bianco comparte un reel de cómo prepararla: