Redacción El País
La psiquiatra Claire Wilcox, especialista en adicciones, explicó en un artículo publicado en The Conversation cómo el azúcar y los alimentos ultraprocesados pueden afectar el cerebro de ciertas personas de forma comparable a las drogas.
Wilcox señaló que la adicción a la comida es un fenómeno real. Aunque suele tomarse a la ligera o en tono de broma, varios estudios han demostrado que los alimentos con alto contenido de azúcar alteran el funcionamiento del cerebro y pueden provocar síntomas similares a los de una adicción.
En uno de sus libros más recientes, la especialista describe cómo algunas personas pueden experimentar antojos intensos y obsesivos por determinados alimentos, lo que las lleva a consumirlos de forma compulsiva. Recomienda, por ello, moderar la ingesta y evitar el exceso de productos ultraprocesados.
Según Wilcox, el consumo regular de sustancias adictivas —incluidos ciertos alimentos— reconfigura sistemas cerebrales esenciales, en particular tres redes: el sistema de recompensa, el sistema de respuesta al estrés y el sistema de control ejecutivo.
El sistema de recompensa libera dopamina, un neurotransmisor que genera sensación de placer y refuerza el hábito de repetir la conducta. Con el tiempo, el sistema de respuesta al estrés desarrolla tolerancia, lo que lleva a necesitar más cantidad para sentir el mismo efecto. En este proceso intervienen la noradrenalina y los opioides endógenos, como las endorfinas. Cuando se interrumpe el consumo, pueden aparecer síntomas de abstinencia como irritabilidad, náuseas o incluso convulsiones.
El sistema de control ejecutivo, por su parte, se ve afectado de manera progresiva, dañando la corteza prefrontal —encargada del autocontrol y la regulación de los impulsos—.
Wilcox advirtió que los alimentos azucarados y ultraprocesados actúan sobre estas redes cerebrales de forma similar a las drogas, generando cambios que alimentan el deseo y el consumo excesivo. Diversos estudios clínicos han identificado en algunas personas con relación adictiva con la comida los mismos síntomas que se observan en los trastornos por consumo de sustancias.
Además, el consumo prolongado de este tipo de alimentos puede afectar la función cognitiva, dañar áreas del cerebro como la corteza prefrontal y el hipocampo, y aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Para prevenir estos efectos, la psiquiatra recomienda buscar ayuda profesional y recibir tratamiento especializado, con el fin de manejar la adicción y evitar complicaciones futuras en la salud.
En base a El Tiempo/GDA