Siete hábitos cotidianos que parecen inofensivos, pero pueden estar afectando nuestra salud mental y física

Investigadores de la Universidad de Harvard identificaron prácticas que hacemos a diario y tienen una influencia directa en los órganos del cuerpo; especialmente, el cerebro.

Tomar café
Mujer tomando café.
Foto: Freepik.

La Nación/GDA
Un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard examinó qué prácticas diarias incidirían en el aceleramiento del deterioro cognitivo y qué modificaciones podrían hacerse para evitarlo. Concluyeron que algunas conductas repetitivas impactan en la salud mental, el ánimo y el estado físico general.

  1. Pensamientos negativos. Según la psicoterapeuta Amy Morin, "los pensamientos cargados de palabras despectivas generan estrés y conducirían a causar ansiedad y depresión a largo plazo".
  2. Estar en ambientes oscuros o cerrados durante largos períodos. Esto limita la producción de serotonina, ya que reduce la exposición a la luz solar. La serotonina, como neurotransmisor y hormona, tiene un papel en la regulación del estado de ánimo, el sueño, el apetito y otras funciones corporales.
  3. Consumo elevado de cafeína. Se aconseja limitar la ingesta diaria a no más de 400 mg. Además del café, otras bebidas como el té y el mate contienen esta sustancia. El exceso podría favorecer la aparición de insomnio, ansiedad y desórdenes en los niveles de colesterol.
  4. Uso de pantallas al despertar o dormir. La exposición a la luz de dispositivos móviles, televisores o computadoras puede alterar los ritmos naturales del cerebro.
    Niño con celular
    Niño con celular
    Foto: Shutterstocks
  5. Escuchar música a todo volumen con auriculares. Investigaciones científicas coinciden en que esta práctica diaria puede ocasionar daños permanentes en los órganos y tejidos auditivos. Se recomienda hacer pausas prolongadas para cuidar el sistema auditivo.
  6. Respetar las horas de descanso. Dormir menos de las ocho horas recomendadas aumenta el riesgo de pérdida de memoria, dificultad para concentrarse y estrés crónico, lo que a su vez puede derivar en afecciones más graves, como problemas cardiovasculares.
  7. Ausencia de interacción social. Podría propiciar la aparición de depresión y sentimientos de angustia crónica. Establecer espacios para compartir con los demás mejora el ánimo y la percepción de las situaciones diarias.

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