Siete consejos para dejar la adolescencia atrás y entrar en la adultez, según la psicología

Según el centro de investigación The Hungry Mind Lab, la etapa conocida como adultez emergente ocurre entre los 18 y 29 años, y se caracteriza por la inestabilidad, la exploración personal y la incertidumbre emocional.

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Foto: Unsplash.

Redacción El País
Durante esta fase, muchos jóvenes dejan atrás la adolescencia y comienzan a definir su identidad adulta, enfrentando desafíos ligados a la independencia, la responsabilidad y el equilibrio emocional.

La doctora en psicología Deborah J. Cohan comparte siete consejos prácticos para afrontar el paso de la adolescencia a la adultez de forma saludable, consciente y funcional.

1. Desarrollar la organización personal

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Foto: Freerange.

Aprender a mantener el orden es una habilidad clave para la vida adulta. Guardar los objetos después de usarlos y establecer rutinas ayuda a reducir el caos, mejorar la concentración y fortalecer la responsabilidad personal. Este hábito impacta positivamente tanto en el rendimiento laboral como en el bienestar emocional.

2. Cuidar el espacio personal

Un espacio limpio y ordenado influye directamente en el estado de ánimo. La organización del entorno mejora la productividad, favorece el descanso y ayuda a mantener la estabilidad emocional. Pequeños gestos como ventilar la habitación o mantener la cama tendida aportan claridad mental.

3. Mantener la higiene doméstica

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Foto: Freerange.

Lavar la ropa, cambiar las sábanas y toallas con frecuencia son acciones esenciales para la salud física y mental. Según la psicóloga, estas tareas refuerzan la autonomía y previenen la acumulación de bacterias y suciedad, al tiempo que fortalecen la disciplina personal.

4. Alimentarse bien

Una alimentación saludable es una forma de autocuidado. Cocinar en casa, lavar los utensilios y mantener la cocina limpia promueve la autodisciplina y un mejor control sobre la nutrición. Comer equilibradamente mejora la energía, la concentración y el bienestar integral.

5. Permitirse pequeños caprichos

Disfrutar de pequeños placeres mantiene la motivación y mejora el vínculo con el propio entorno. La especialista sugiere incorporar detalles agradables como una vela aromática, una planta o una manta suave que aporten bienestar emocional y refuercen el deseo de cuidar el espacio personal.

6. Priorizar el descanso

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Qué lindo es pachorrear, ¿no?
Foto: Getty Images.

Dormir bien es tan importante como ser productivo. El descanso adecuado favorece la regulación emocional, la toma de decisiones y la salud mental. Incorporar siestas breves o pausas durante el día puede marcar una gran diferencia en el rendimiento general.

7. Reservar tiempo para la recreación

La recreación y el ocio son fundamentales para mantener el equilibrio. Dedicar momentos a actividades que aporten placer —como leer, practicar deporte o compartir con amigos— ayuda a reducir el estrés y fortalecer los vínculos sociales.

La adultez emergente y sus desafíos

Durante la adultez emergente, las personas suelen experimentar dudas sobre su identidad y su rol en la sociedad. Factores como el matrimonio, la independencia económica, la crianza de hijos o la obtención de documentos oficiales suelen funcionar como marcadores simbólicos de la madurez.

Comprender esta etapa y desarrollar hábitos saludables puede facilitar la transición hacia una vida adulta plena, estable y equilibrada.

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