Redacción El País
El cerebro prefiere las rutinas porque consumen menos energía. Sin embargo, esta eficiencia tiene un costo: cada día hace menos esfuerzo por aprender y asimilar información nueva.
La clave para revertir esto es la neuroplasticidad (o plasticidad cerebral), que es la capacidad del cerebro de renovarse y crear nuevas conexiones neuronales. Este proceso es fundamental para mejorar el funcionamiento del cerebro y prevenir el deterioro cognitivo.
El ejercicio recomendado: "Cambiar de mano"
La neurología recomienda un gesto simple pero transformador: desafiar tu rutina usando tu mano no dominante. ¿Cómo?
· Lavarte los dientes o las manos con la mano opuesta.
· Usar el ratón del ordenador o el teléfono móvil con la otra mano.
· Cambiar la ruta para ir al trabajo.
· Sentarte en un lugar diferente a la hora de comer.
¿Cómo funciona este método?
Aunque parezcan acciones diminutas, estas novedades fuerzan al cerebro a salir del "piloto automático". Este pequeño esfuerzo activa una serie de ajustes internos y libera dopamina, un neurotransmisor clave para la motivación y la toma de decisiones.
No necesitás cambiar tu vida por completo. Solo un poco de curiosidad y estar abierto al cambio para mantener tu cerebro activo, despierto y saludable.