Olor corporal y salud mental: cómo la piel revela estrés, hormonas y toxinas según la medicina china

El olor corporal, lejos de ser solo una cuestión de higiene, puede dar señales sobre el estrés, el metabolismo y el equilibrio interno. Una especialista en medicina china explica cómo interpretar esos cambios.

Mujer tapando su nariz por el mal olor
Mujer tapando su nariz por el mal olor
Foto: Commons.

Redacción El País
El olor corporalolor corporal es tan cotidiano que muchas veces pasa desapercibido, pero su presencia dice más de lo que creemos. Desde el aroma suave de un recién nacido hasta las notas más intensas de la adultez, cada persona lleva una huella química propia. Y, según especialistas, esa marca no es solo social o estética: también puede aportar pistas sobre nuestra salud mental y el funcionamiento general del organismo.

La piel como vía de comunicación del organismo

Para la doctora Lina Rubiano, médica formada en medicina china y acupuntura, el olor es parte de un sistema de supervivencia que el cuerpo desarrolla de forma natural. En sus palabras, “el olfato llega directo al cerebro y permite leer información inconsciente”. En otras palabras, este sentido nos alerta sobre posibles riesgos y, al mismo tiempo, deja ver qué está pasando en el interior.

Rubiano recuerda que las toxinas se eliminan por múltiples vías, entre ellas la piel. Por eso cada persona y cada ambiente tienen un aroma distintivo; basta entrar a un centro de salud para percibir la mezcla de medicamentos, actividad metabólica y fluidos que generan su olor característico.

El aroma que llamamos “personal” surge cuando el sudor se combina con la grasa natural, las bacterias que habitan en la piel y los compuestos que el organismo quiere expulsar. Esta mezcla varía según la alimentación, el nivel de estrés, los cambios hormonales e incluso el clima. Todo eso produce un olor único, que se va modificando con la vida cotidiana.

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Foto: Freepik.

Lo que el olor puede revelar (y lo que no)

Si bien solemos asociarlo directamente a la higiene, el olor corporal también puede funcionar como una señal de salud física y emocional.

Ciertos aromas específicos pueden indicar posibles desajustes:

  • Un aliento ácido o demasiado intenso puede vincularse con reflujo o problemas periodontales.
  • Un olor metálico podría relacionarse con sobrecarga en el hígado.
  • Un aroma dulzón en el cuerpo o la respiración suele asociarse con alteraciones en el metabolismo de la glucosa.
  • Notas que recuerdan al cloro o productos de limpieza, en algunos casos, pueden sugerir afectación renal o hepática.

La especialista aclara que para distinguir una alerta primero hay que reconocer el propio “olor base”. Como resume Rubiano, “solo si sabemos cómo olemos habitualmente podemos detectar cambios que indiquen una alerta”. En otras palabras, el cuerpo avisa, pero hay que aprender a escucharlo… o a olerlo.

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Foto: Freepik.

Sin embargo, no todos los cambios son señal de enfermedad. El estrés es uno de los grandes moduladores: activa glándulas que producen un tipo de sudor más intenso. La dieta, sobre todo cuando incluye ajo, cebolla o especias, también puede alterar temporalmente el olor. El ejercicio, la microbiota intestinal y las variaciones del sistema hormonal completan el cuadro.

En definitiva, el olor corporal es un reflejo honesto de lo que nos pasa: una combinación de reacciones químicas, emociones y hábitos cotidianos. La nariz, silenciosa y precisa, es una aliada que nos orienta, nos protege y, sin que lo notemos, revela lo que el cuerpo intenta comunicar.

En base a El Tiempo/GDA

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