La razón psicológica por la que deberías hablar de la muerte con tus hijos antes de que ocurra una pérdida

¿Qué decir cuando un niño pregunta por la muerte? Consejos de psicólogos para romper el tabú en casa y abordar la muerte sin transmitirles nuestros miedos.

Madre habla con su hijo
Madre habla con su hijo.
Foto: Freepik.

Redacción El País
“¿Qué pasa cuando morimos?” La pregunta puede surgir en cualquier momento y suele dejar a los adultos sin aire. No tanto por falta de palabras, sino porque la muerte sigue siendo un tema cargado de temores, tabúes y emociones no resueltas. Aunque es parte inevitable de la vida, muchas familias todavía la rodean de silencios que, lejos de proteger, pueden generar más angustia en los niños.

La psicóloga Gabriela Cossi explica que culturalmente se ha transmitido la idea de que la muerte es sinónimo exclusivo de dolor y pérdida. Esa mirada se hereda de generación en generación y condiciona la forma en que los adultos reaccionan frente al tema: se evita, se posterga o se disfraza. Los niños, sin embargo, perciben rápidamente esa incomodidad. Entienden que hay algo que asusta y entristece, y crecen sin herramientas emocionales claras para comprenderlo.

Evitar hablar de la muerte suele partir de una intención genuina: no causar sufrimiento. Muchos adultos temen perturbar a los niños o enfrentarse a su propio duelo. Sin embargo, ese silencio deja vacíos que la infancia llena con fantasías, muchas veces más angustiantes que la realidad.

La psicóloga pediátrica Kate Eshleman advierte que cuando no hay explicaciones claras, los chicos construyen interpretaciones propias que pueden aumentar el miedo y la ansiedad. Frente a una pérdida real, la falta de palabras y de un marco emocional previo los deja desprotegidos.

A esto se suma el rol de los adultos como modelo emocional. El psicólogo Paul Brocca señala que la manera en que madres, padres o cuidadores atraviesan el duelo influye directamente en cómo los niños procesan la pérdida. Mostrar tristeza con calma, explicar lo que se siente y habilitar preguntas enseña que las emociones difíciles no son peligrosas y que pueden compartirse.

Niño llorando
Niño llorando
Foto: Freepik

Cómo comprenden la muerte según la edad

La comprensión de la muerte no es igual en todas las etapas del desarrollo y se construye a partir de lo que los niños observan y de lo que se les explica.

  • De 0 a 3 años: la vivencian como una ausencia.
  • Entre los 3 y 5 años: pueden aparecer pensamientos mágicos; creen que la persona volverá o que está dormida.
  • De 5 a 9 años: empiezan a entender que la muerte es irreversible, aunque todavía mezclan fantasía y realidad.
  • Adolescencia: la integran como un fenómeno universal y definitivo, con mayor capacidad de reflexión.

¿Esperar la pregunta o adelantarse? Hablar de la muerte antes de atravesar una pérdida concreta puede ser beneficioso. Situaciones cotidianas —como el ciclo de una planta o la muerte de una mascota cercana— permiten introducir el tema sin la carga emocional de un duelo inmediato. Así, la muerte se integra como parte de la vida y no como algo abrupto o aterrador.

Adolescente, padres
Padres con su hijo adolescente.
Foto: Freepik.

Si la pregunta surge espontáneamente, es importante aprovechar ese momento. No se trata de dar largas explicaciones, sino de responder con calma, honestidad y disponibilidad. Para los especialistas, cuando un niño pregunta, está abriendo una puerta emocional: la respuesta del adulto define si esa puerta queda abierta o se cierra por miedo.

Más allá de las palabras, existen recursos que ayudan a abordar la muerte de forma cercana y segura. Cuentos, películas y relatos permiten trabajar el tema desde lo simbólico. Actividades como dibujar, escribir cartas, crear álbumes o cajas de recuerdos ayudan a canalizar emociones y darles forma.

Hablar de la muerte no elimina el dolor, pero sí evita que el miedo crezca en silencio. Cuando los adultos se animan a responder con honestidad y calma, enseñan que incluso los temas más difíciles pueden compartirse y atravesarse juntos.

En base a El Comercio/GDA

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