Cuando pensamos en la autonomía de las personas mayores, solemos enfocarnos en la capacidad física: caminar, vestirse o cocinar.
Sin embargo, hay un pilar tan importante como el físico y que a menudo se subestima: la capacidad de expresión.
Para las personas mayores, poder comunicar lo que se piensa, siente y desea no es solamente un acto social, sino que es el motor fundamental que sostiene la independencia, dignidad y bienestar cognitivo y emocional. Es la herramienta que permite mantener la gestión la propia existencia.
Expresión como corazón de la independencia
La capacidad de expresión comprende mucho más que solamente hablar; abarca la comunicación verbal y no verbal, la habilidad para tomar y comunicar decisiones y la capacidad de participar en actividades creativas. Su rol en la autonomía es directo e ineludible.
Por un lado, si consideramos la toma de decisiones, podemos entenderlo como la facultad de mantener el protagonismo de la propia vida. La autonomía se define como la capacidad de autogobernarse. Si una persona mayor no puede expresar claramente sus preferencias, corre el riesgo de que otros decidan por ella.
Al expresar sus deseos pueden establecerse límites, decidir qué asistencia necesitan (y cuál no), evitar la sobreprotección y elegir cómo quieren vivir su día a día. Por ejemplo, escoger qué comer o a qué hora salir, y manifestarlo, es un ejercicio de expresión que mantiene el control sobre las propias rutinas.
En el ámbito de la salud, la capacidad de expresión es vital. Comunicar síntomas, preocupaciones o voluntades garantiza que el tratamiento y el cuidado respeten los valores personales. Ser escuchado es la base de un buen trato y una adecuada atención, pero para eso es necesario hablar con claridad y asertivamente.
También es importante señalar que la capacidad de articular pensamientos y emociones mantiene activos los lazos con familia,amigos y comunidad (esenciales para romper o evitar el aislamiento). Para conservar y mejorar esta habilidad de articulación se recomienda el Entrenamiento Cognitivo, ya que expresarse exige que nuestro cerebro busque palabras, organice ideas y recuerde detalles, ejercitando la memoria y el lenguaje. Hablar, contar historias o participar en actividades grupales son formas de estimulación cognitiva natural.
Y como el envejecimiento puede llevar a la soledad, buscar opciones de compañía y socialización resulta primordial. La expresión abre puertas a la participación social y a la pertenencia. Cuando una persona mayor puede interactuar fluidamente, se siente conectada y útil, lo que reduce el riesgo de padecer tristeza y desmotivación, factores que aceleran el deterioro cognitivo.
¿Cómo entrenar la capacidad de expresión?
Para entrenar la capacidad de expresión, los especialistas aconsejan hacer actividades que integren el pensamiento, el lenguaje y la creatividad. Fortalecer la capacidad expresión es un acto de autocuidado y una estrategia de prevención.
• Escritura a mano. En el contexto de la autonomía, fomentar la escritura a mano es una estrategia poderosa para preservar la función ejecutiva (planificación y toma de decisiones), mantener la destreza motora fina y asegurar que la persona pueda seguir expresándose con precisión.
• Escritura creativa. Amplía el vocabulario activo y obliga a organizar ideas y narrativas de forma coherente y secuencial. Este ejercicio mejora, además, la capacidad de expresarse oralmente de manera lógica y fácil de seguir.
• Canto coral. Contribuye a la capacidad de expresión de manera profunda e integral, actuando como una herramienta fenomenal de Entrenamiento Cognitivo y desarrollo social y personal. No solo mejora el desempeño vocal, sino que también fomenta la expresión emocional y la comunicación no verbal.
• Clubes de lectura y talleres de análisis literario. Son herramientas poderosas y multidisciplinarias que potencian la capacidad de expresión en las personas mayores. Contribuyen a mejorar la fluidez verbal, a estructurar el pensamiento y a fomentar la conexión social.
• Talleres de artes plásticas, manualidades y artesanías. Constituyen recursos excepcionalmente efectivos para el desarrollo y mantenimiento de la capacidad de expresión en las personas mayores. Contribuyen de manera significativa porque proporcionan un lenguaje alternativo y no verbal cuando las palabras pueden fallar, y estimulan directamente las funciones cognitivas y emocionales.
Un mensaje para familia y afectos cercanos.
Los adultos mayores que desean mantener su autonomía y ejercitar su capacidad de expresión necesitan un apoyo basado en la facilitación y el respeto, que refuerce su valía y competencia.
• Apoyo para la comunicación: el entorno debe ser un canal activo, minimizando barreras y alentando la participación con escucha activa, validación emocional y oportunidades de integración en talleres y actividades.
• Soporte para la autonomía y dignidad: implica respetar decisiones, asistir solo en lo necesario, valorar lo que aún pueden hacer y adaptar los espacios.
Las personas mayores necesitan conservar y mejorar su expresión, y estar acompañadas de una red afectiva que les brinde confianza para seguir siendo los protagonistas de sus propias historias.