"Festina lente": la frase romana que enseña a actuar con equilibrio entre rapidez y prudencia

Esta antigua máxima latina, popularizada por el emperador Augusto, propone avanzar sin apurarse, conjugando decisión y reflexión en tiempos de presión o conflicto.

Mujer concentrada, pensando.
Mujer concentrada, pensando.
Foto: Freepik.

Redacción El País
En épocas de urgencias constantes y decisiones impulsivas, una frase del pasado romano cobra nueva vigencia: Festina lente, que en español se traduce como “apresúrate despacio”. Aunque parezca contradictoria, esta máxima encierra una poderosa invitación a equilibrar la agilidad con la reflexión.

Octavio César Augusto, uno de los emperadores más influyentes de la Antigua Roma, hizo de esta expresión su principio rector. La utilizaba como una estrategia para avanzar con determinación, pero sin perder de vista la cautela. Su éxito político y militar no solo se apoyó en su inteligencia táctica, sino también en esta filosofía de acción pausada y efectiva.

Origen griego, alma estoica

La raíz de Festina lente está en la filosofía griega, donde se la conocía como speûde bradéos. Los romanos, como era habitual, la adaptaron a su lengua y le dieron un uso práctico, especialmente en contextos de liderazgo, gobierno y toma de decisiones complejas.

Este principio no era ajeno a la filosofía estoica, que advertía contra la prisa ciega y valoraba la serenidad como un bien supremo. Para los estoicos, actuar con rapidez sin perder la claridad era una virtud: solo desde un estado de calma interior se podía ejercer el verdadero poder sobre uno mismo y sobre el entorno.

Aplicar “Festina lente” hoy

En la vida moderna, Festina lente puede convertirse en un antídoto contra el apuro inútil. La presión por resolver todo “ya” lleva muchas veces a cometer errores, aumentar el estrés o desgastar vínculos. Este antiguo concepto propone algo muy distinto: avanzar con firmeza, pero sin atropellos. Evaluar riesgos, contemplar escenarios y no confundir velocidad con eficacia.

Pausar y reflexionar sobre qué queremos realmente. Foto: Pixinio.

En lo cotidiano, se traduce en una forma de vivir más consciente: pensar antes de actuar, escuchar antes de responder, observar antes de decidir. En el trabajo, puede significar priorizar procesos bien hechos en lugar de resultados inmediatos. En lo personal, implica respetar los propios tiempos, aprender a decir que no y apostar por metas sostenibles.

Avanzar sin atropellar

La frase Festina lente es breve, pero su impacto puede ser duradero. Nos recuerda que no todo lo urgente es importante, y que la prisa no siempre nos lleva más lejos. En tiempos de sobresaturación de estímulos y decisiones al instante, esta filosofía antigua ofrece un camino más estable: avanzar sí, pero con atención, paciencia y criterio. Como lo entendía Augusto, la verdadera eficacia no está en correr más rápido, sino en saber cuándo y cómo avanzar.

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