Redacción El País
Cuando la ira aparece, muchas personas recurren a desahogos inmediatos como gritar, correr o golpear un objeto. Aunque estas reacciones pueden generar un alivio momentáneo, no siempre son la forma más saludable de gestionar el enojo.
El psiquiatra Fernando Mora plantea una alternativa distinta: el anclaje emocional, una técnica sencilla y con sustento científico que permite recuperar la calma sin necesidad de descargar la energía de manera explosiva.
“El anclaje emocional es un método que se entrena y que luego puede utilizarse en cualquier momento en que lo necesites. Se basa en asociar un gesto físico a un estado emocional positivo, como la serenidad o la seguridad. Una vez creado ese vínculo, basta con realizar el gesto para que el cerebro active la respuesta asociada y logres tranquilizarte”, explica Mora en sus intervenciones.
Este enfoque parte de los principios del condicionamiento clásico y de la neuroplasticidad, procesos a través de los cuales el cerebro es capaz de aprender nuevas asociaciones y reforzarlas con la práctica. Tal como señala el especialista, se trata de un “interruptor emocional” que ayuda a desactivar el enfado y recuperar la serenidad en situaciones de tensión.
Para entrenar el anclaje emocional, Mora sugiere elegir un gesto físico sencillo y repetible. Puede ser tocarse el pecho, frotar suavemente el índice y el pulgar o, como él recomienda, presionar la zona muscular que se encuentra entre el pulgar y el índice. Lo importante es que ese gesto se practique en momentos de calma, mientras la persona se concentra en generar un estado de tranquilidad. Con la repetición, el cerebro vincula el gesto con la sensación de paz, creando así un recurso disponible para cuando el enojo aparezca.
“Cuando realizas esta práctica de forma constante, el gesto se convierte en tu ancla. En medio de una situación de enfado, basta con aplicarlo para que la mente recuerde la asociación y active el estado de calma. Es un ejercicio sencillo, pero muy eficaz, que ayuda a desactivar la ira sin necesidad de estallar”, indica el psiquiatra.
La técnica, según Mora, no requiere medicación ni grandes esfuerzos, y puede practicarse tantas veces como sea necesario. Lo fundamental es la concentración y la constancia, pues solo así el cerebro logra reforzar la conexión entre el estímulo físico y la respuesta emocional. Además, al tratarse de un método avalado científicamente, puede integrarse en la vida cotidiana como una herramienta de autocontrol accesible para cualquier persona.
Mora asegura que recomienda el anclaje emocional a sus pacientes porque ha visto resultados positivos en la práctica clínica. “Es un recurso muy valioso para recuperar el bienestar. Funciona, y la ciencia lo respalda”, concluye.
En base a El Tiempo/GDA
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