Cómo un proverbio en latín dio lugar a la forma en que concebimos los conflictos en la cultura occidental

Redacción El País
En tiempos de conflictos internacionales y tensiones políticas, una frase en latín volvió a ganar popularidad: “Si vis pacem, para bellum”. Este antiguo proverbio latino, que hoy aparece en tatuajes, películas, videojuegos y discursos políticos, tiene un profundo significado histórico y filosófico que se remonta al Imperio Romano.

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La expresión fue acuñada por Publio Flavio Vegecio Renato, escritor y militar romano del siglo IV, en su tratado Epitoma Rei Militaris. Traducida literalmente, la frase significa “Si quieres la paz, prepara la guerra”, y resume uno de los principios fundamentales del pensamiento militar romano: solo una nación fuerte y bien preparada podía evitar ser atacada.

Vegecio sostenía que la prevención y la preparación eran esenciales para mantener la estabilidad y el respeto de los enemigos. Así, el Imperio Romano utilizó esta filosofía como base política y militar, justificando tanto el entrenamiento constante de sus tropas como su expansión territorial.

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Con el paso del tiempo, numerosos filósofos y teóricos políticos reflexionaron sobre el sentido de esta máxima latina.

• Nicolás Maquiavelo, en El Príncipe (1532), afirmaba que un gobernante prudente debía mantenerse siempre preparado para la guerra, incluso en tiempos de paz, porque “quien descuida las armas, pierde su Estado”.
• Immanuel Kant, en su ensayo La paz perpetua (1795), cuestionó esa idea desde una visión ética y defendió la cooperación entre naciones como el verdadero camino hacia la paz duradera.
• En el siglo XX, pensadores como Michel Foucault y Hannah Arendt reinterpretaron la frase desde una mirada social y política. Foucault la asoció con la “microguerra” del poder en las estructuras sociales, mientras que Arendt la entendió como una advertencia sobre la inutilidad de la violencia para alcanzar una paz genuina.

En la cultura contemporánea, la frase ha sido adoptada como símbolo de fortaleza, resistencia y empoderamiento. Puede verse en tatuajes, ropa, cine y música —por ejemplo, en bandas como Metallica o películas como John Wick 3—, donde se usa para expresar determinación y rebeldía.

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El militar chino Sun Tzu (nacido en 544 a.c.) no formula la idea de la misma manera concisa, pero todo su libro "El arte de la guerra" gira en torno a un concepto estratégico superior que la incluye:

1. La Supremacía de la estrategia y la victoria sin combate: El ideal máximo de Sun Tzu no es ganar la guerra, sino ganar sin luchar. El capítulo 3 es fundamental para esto:

"La mejor política en la guerra es atacar la estrategia del enemigo; la siguiente, atacar sus alianzas; la siguiente, atacar su ejército; y la peor de todas es atacar ciudades amuralladas."
"Supremo general es aquel que gana sin dar batalla."

2. La preparación como base de la disuasión: Para lograr esa victoria sin combate, la preparación meticulosa es esencial. Sun Tzu dedica gran parte de su libro a:

o Conocerse a uno mismo y al enemigo: Evaluar tus propias fuerzas y las del adversario.

o La invencibilidad: Hacerse tan fuerte en la defensa que sea invulnerable.

"Los expertos en la guerra se hacen a sí mismos invencibles en primer lugar y después esperan la oportunidad de derrotar al enemigo."

Conclusión

Mientras que "Si vis pacem, para bellum" es un aforismo directo sobre la disuasión a través del poder militar, Sun Tzu lo integra en un sistema estratégico mucho más amplio y sofisticado.

• Ambos entienden que la paz se asegura mediante una preparación abrumadora y una posición de fuerza. Un estado débil y desprevenido invita al ataque.
  
• La diferencia clave: Para Sun Tzu, la preparación ("para bellum") no es solo tener un ejército grande, sino una estrategia superior, inteligencia perfecta, logística impecable y moral alta. El objetivo final de toda esta preparación es, idealmente, hacer que la guerra sea innecesaria y, si estalla, resolverla de la manera más rápida y eficiente posible.