Redacción El País
Aunque cualquier momento del día es bueno para moverse, la ciencia empieza a precisar que la hora del ejercicio podría marcar la diferencia. Un estudio de la Universidad de Sídney, publicado en la revista Diabetes Care, determinó que quienes hacen actividad física principalmente entre las 6 de la tarde y la medianoche obtienen mayores beneficios para la salud, especialmente si viven con obesidad o diabetes tipo 2.
El trabajo fue liderado por investigadores del Centro Charles Perkins y analizó datos de 29.836 adultos con obesidad, con una edad promedio de 62 años. Durante casi ocho años de seguimiento, se registraron más de mil muertes y miles de eventos cardiovasculares y microvasculares. A partir de esta información, el equipo clasificó a los participantes según el momento en que realizaban la mayor parte de su ejercicio: por la mañana, por la tarde o por la noche.
Los resultados fueron claros: el grupo que hacía ejercicio en la noche presentó el menor riesgo de muerte prematura y de enfermedades cardiovasculares.
Por qué el ejercicio nocturno puede ayudar más
De acuerdo con el profesor Angelo Sabag, especialista en Fisiología del Ejercicio de la Universidad de Sídney, la mayoría de las personas con obesidad o exceso de peso enfrentan mayores riesgos de infartos, accidentes cerebrovasculares y mortalidad prematura. Sin embargo, la práctica regular de actividad física en horarios específicos puede ayudar a compensar parte de ese riesgo.
“El ejercicio no es la única solución a la crisis de obesidad, pero planificar la actividad en ciertos momentos del día puede marcar una diferencia significativa”, explicó el investigador.
El estudio no se centró solo en entrenamientos estructurados, sino en toda actividad física de intensidad moderada a vigorosa: caminar rápido, subir escaleras, correr, realizar tareas domésticas intensas o incluso moverse en el trabajo. Lo importante, según los autores, es acumular sesiones de al menos tres minutos que eleven la frecuencia cardíaca y la respiración.
Ritmos biológicos y metabolismo
El primer autor del estudio, Matthew Ahmadi, señaló que las personas con obesidad o diabetes suelen tener mayor intolerancia a la glucosa al final del día. Por eso, realizar ejercicio en ese horario puede ayudar a equilibrar los niveles de azúcar en sangre y mejorar la respuesta metabólica.
“Las actividades nocturnas podrían compensar parte de esa intolerancia y reducir complicaciones asociadas”, explicó Ahmadi, investigador del Centro Charles Perkins. Los datos obtenidos con dispositivos portátiles permitieron observar con precisión los momentos del día en que los participantes se movían más y su impacto en la salud.
Tecnología y salud: una nueva herramienta
El profesor Emmanuel Stamatakis, director del Centro Mackenzie Wearables, destacó que el uso de relojes y sensores inteligentes permitió analizar los patrones de actividad con un nivel de detalle sin precedentes. Gracias a esta tecnología, los científicos pueden hoy traducir los resultados en recomendaciones prácticas para prevenir enfermedades crónicas.
“Es un momento emocionante para la investigación, porque estos dispositivos nos ayudan a entender qué patrones de movimiento son realmente beneficiosos y cuándo conviene realizarlos”, señaló Stamatakis.
Si bien los resultados son observacionales, los autores coinciden en que la hora del día podría incorporarse como una variable importante en las futuras guías de ejercicio para el manejo de la obesidad y la diabetes tipo 2.
Más allá del reloj: moverse siempre importa
Otros estudios también respaldan el papel decisivo del ejercicio en la prevención y el control del sobrepeso. Investigaciones del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt (EE. UU.) concluyeron que las personas con mayor riesgo genético de obesidad necesitan moverse más que aquellas con riesgo moderado o bajo, y que incluso la cantidad de pasos diarios puede compensar esa predisposición.
En palabras del profesor Douglas Ruderfer, autor de ese trabajo, “los antecedentes genéticos influyen en la cantidad de actividad física necesaria para mantener un peso saludable, pero cada persona puede adaptar su nivel de movimiento para equilibrar ese riesgo”.
La conclusión es sencilla: no hay hora mala para ejercitarse, pero si el reloj marca la diferencia, la noche parece ser el mejor momento para que las personas con obesidad aprovechen al máximo cada movimiento.
En base a El Tiempo/GDA
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