Qué es el síndrome de piernas inquietas, un trastorno neurológico que muchos confunden con calambres

Entre el 5 % y el 10 % de la población mundial experimentará síntomas de este trastorno en algún momento de su vida; puede generar insomnio e irritabilidad, entre otros.

Dolor piernas calambre
Persona con molestia en las piernas.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Cuando se habla del síndrome de piernas inquietas (SPI), muchos imaginan a alguien que no puede dejar de mover las piernas antes de dormir. Sin embargo, este trastorno neurológico puede afectar también brazos, tronco e incluso el rostro, generando sensaciones incómodas que interfieren con el descanso.

Se calcula que entre el 5 % y el 10 % de la población mundial experimentará síntomas de SPI en algún momento de su vida. Aun así, suele pasar desapercibido o confundirse con calambres o estrés muscular. La diferencia principal es que aparece en reposo, mejora al mover la zona afectada y tiende a intensificarse durante la tarde y la noche.

Quienes lo padecen lo describen como hormigueo, picazón, presión interna o quemazón. Estas molestias generan una necesidad irresistible de mover las extremidades para aliviar la incomodidad, aunque el efecto dura poco y regresa en cuanto la persona vuelve a estar quieta. Este ciclo impacta de lleno en el sueño y puede provocar insomnio, fatiga, irritabilidad y problemas de concentración.

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Persona sentada no puede dormir.
Foto: Archivo.

Por ello, además de considerarse un trastorno neurológico, muchos especialistas lo clasifican también como un trastorno del sueño. Los principales síntomas son:

  • Cosquilleo, tirones, picazón o sensación de calor en las piernas u otras partes del cuerpo.
  • Necesidad de movimiento para encontrar alivio.
  • Empeoramiento de los síntomas en reposo, sobre todo por la noche.
  • Dificultad para dormir de manera continua.
  • Somnolencia, falta de concentración e irritabilidad durante el día.

El diagnóstico debe realizarlo un médico, pero algunas medidas pueden ayudar a reducir los síntomas:

  • Ejercicio moderado: caminar, estirarse o hacer yoga en su justa medida.
  • Rutinas de sueño regulares: horarios fijos, menos pantallas y un ambiente relajante en la habitación.
  • Reducir estimulantes: limitar cafeína, alcohol y tabaco.
  • Relajación antes de dormir: masajes, baños tibios, meditación o respiración profunda.
  • Revisar la salud general: en algunos casos está vinculado a déficit de hierro, diabetes o insuficiencia renal.
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¿Por qué cuesta más dormirse si se es mujer?
Foto: Pixabay.

El SPI es más frecuente en mujeres y adultos mayores, aunque también puede presentarse en jóvenes y suele tener un componente hereditario. Muchos nunca reciben un diagnóstico porque los síntomas se minimizan o se atribuyen al cansancio.

Detectar el SPI a tiempo puede mejorar de forma notable la calidad de vida. Si las molestias nocturnas son recurrentes, lo recomendable es consultar a un profesional. Con un diagnóstico temprano y cambios en el estilo de vida, es posible recuperar el descanso y el bienestar.

En base a El Tiempo/GDA

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