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Escapadas de vida sana: una tendencia que se afianza, con el bienestar como motor de movimiento

El turismo de bienestar crece y cada vez son más las personas que deciden tomarse vacaciones o hacer una pausa con el foco puesto en una vida saludable.

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Felicidad.
Foto: Pixabay

Gabriela Koolen/La Nación GDA
La búsqueda de experiencias siempre ha sido un gran motor de la industria del turismo. Actualmente, cada vez son más las personas que se mueven hacia destinosque ofrecen propuestas saludables como retiros de yoga, meditación o masajes. Según un estudio del 2022 realizado por el Global Wellness Institute, las variables relacionadas con el bienestar influyen decisivamente a la hora de elegir un destino. El 56% de los encuestados mencionó la comida local saludable, la naturaleza y la vida silvestre, mientras que las experiencias fitness, spas y manantiales fueron mencionados por un 23% de los encuestados.

¿Cómo son estas experiencias?

“El yoga y viajar son mis grandes pasiones”, dice la argentina Julia Olcese, miembro de la Asociación de Yoga Iyengar Argentina, que nuclea practicantes y profesores en Argentina del método Iyengar con sede en Pune, India. Desde 2015, Julia organiza clases y retiros de yoga en diversos destinos turísticos como Ibiza, Formentera, José Ignacio, o la Patagonia argentina. Con un abuelo navegante, dice que el agua simboliza para ella el espíritu de descubrir porqué le inspiraban tanto los relatos que él traía cuando era pequeña. Así, decidió armar una propuesta que combina yoga, ceremonias de cacao y sailing: la dinámica de los retiros que organiza junto a un grupo de argentinos consiste en salir a navegar en un catamarán e ir realizando prácticas de yoga en diversas playas.

¿Por qué practicar yoga en medio de un viaje? Para Julia, conocer un nuevo destino, salir de la seguridad y comodidad del hogar es una aventura, pero también implica desafíos, como la dificultad de “enraizarse” en medio de tanto cambio y movimiento. La práctica de yoga puede ser un gran aliado en este sentido, dice Julia, ya que permite ampliar la percepción y la escucha interna. Al mismo tiempo, posibilita una apertura diferente hacia el destino que se está conociendo.

“Estar rodeados de paisajes increíbles potencia la experiencia de la práctica de yoga, genera entusiasmo. Además, estar en un barco en movimiento es como una metáfora de la vida, en la que vivimos navegando en nuestro mar de emociones. Lo que intento transmitir es que el camino para volver a nosotros mismos es más simple de lo que pensamos. A partir de posturas muy sencillas podemos volver a centrarnos y conectar con nuestro eje. Hay algo de la naturaleza, el mar y todo este entorno que es muy sanador también”, dice Olcese, quien participó de muchos retiros antes de organizarlos, y señala que la experiencia de ir todos juntos a conocer un lugar y hacer una práctica de yoga ayuda a conectar con capas mucho más sutiles que cuando uno hace yoga en la vida cotidiana y luego sale a trabajar o continuar con su rutina. “El desafío está en ambos contextos, pero yo siempre sentí que tenía mayores hallazgos al hacerlo en un contexto de viaje”, afirma.

El bienestar como motor de movimiento

“Luego de la pandemia, mucha gente empezó a tomar más conciencia de la importancia de la calidad de vida, de escuchar el cuerpo y estar en contacto con la naturaleza”, dice Guido D’Alessandro, masajista holístico abocado a diversas técnicas como bioenergética, ayurveda y chamanismo, terapeuta gestáltico y con una gran formación en terapias corporales. Su trabajo lo ha llevado por diversos destinos como Mallorca, Ibiza y Punta del Este, y hasta organizó retiros de hombres en entornos naturales, contradiciendo el prejuicio de que suelen ser siempre las mujeres el público mayoritario de este tipo de experiencias.

¿Cómo se combinan el bienestar y los viajes? Para Guido, se trata de una búsqueda que surge de manera natural, ya que la gente cuando está de vacaciones suele estar impulsada por el deseo de bajar un cambio y sentirse mejor, algo que en el vértigo de la rutina de la ciudad suele postergarse. Para D’Alessandro, el contacto con la naturaleza aporta paz y al permitir una desconexión del acelere diario facilita que uno pueda conectar con su mundo interno.

“En una sesión de masaje, lo sensorial juega un rol fundamental. Se trata de conectar con uno mismo, y claramente no es lo mismo hacerlo mientras se oye el ruido del mar, los pájaros cantando, o se siente el aroma de las flores, que hacerlo en medio de la ciudad, donde al terminar el masaje, uno vuelve a caminar entre el cemento y a conectar con todos los factores estresantes propios de la gran ciudad”, dice Guido, quien cuenta que el masaje holístico trabaja sobre el cuerpo físico, con el objetivo de armonizar también capas más sutiles del cuerpo energético y emocional.

Las nuevas generaciones juegan un rol fundamental en esta tendencia, y según encuestas de Roland Fricke (gerente de la empresa de análisis de mercado Beauty24) y Michael Altewischer (gerente de la asociación alemana Wellness Hotels & Resorts) realizadas a 2.265 clientes de sus hoteles asociados y a 123 directivos de los mismos, el 87% planea destinar nuevas inversiones para este año, dado que se espera que las generaciones que realicen más viajes durante las nuevas temporadas sean las millennials y la generación Z, jóvenes que buscan vivir una experiencia wellness.

Para Guido D’Alessandro, los jóvenes de hoy suelen ser más desarraigados, un fenómeno que se acentuó post pandemia, cuando el trabajo remoto cobró mayor protagonismo. Al mismo tiempo, señala, suelen tener una mayor conciencia acerca del cuidado de la salud y el medio ambiente, por lo que se convierten muchas veces en destinatarios de este tipo de experiencias que combinan bienestar y naturaleza.

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