Redacción El País
Mantener horarios de sueño irregulares podría representar un riesgo significativo para la salud, según un estudio reciente de la Universidad de Northwestern. Investigadores alertan que la variabilidad en las horas de descanso altera los ritmos circadianos, incrementando la probabilidad de desarrollar enfermedades metabólicas, cardiovasculares y trastornos mentales como ansiedad y depresión.
Los ritmos circadianos regulan funciones esenciales como la digestión, la producción hormonal y la temperatura corporal, sincronizándose con el ciclo natural de luz y oscuridad. Interrumpir este equilibrio, algo común cuando se alteran los horarios de sueño, puede generar desajustes conocidos como "jet lag social". Estos desajustes incrementan marcadores de inflamación y estrés, elementos vinculados con enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 y accidentes cerebrovasculares.
A nivel mental, la irregularidad en el sueño afecta la producción de neurotransmisores clave como la serotonina y la dopamina, esenciales para el estado de ánimo. Esto puede intensificar síntomas de ansiedad y depresión, creando un círculo vicioso de deterioro físico y emocional.
Los expertos recomiendan establecer una rutina de sueño constante, evitando cambios bruscos en los horarios incluso durante los fines de semana. Crear un ambiente propicio para el descanso, libre de distracciones electrónicas y con iluminación adecuada, también es clave para preservar la salud integral.
El estudio subraya que la consistencia en el sueño es tan importante como su calidad y cantidad. En un estilo de vida acelerado, adoptar hábitos regulares de descanso es fundamental para proteger el bienestar a largo plazo.
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