Dormir en pareja podría afectar tu descanso: lo que dice la ciencia sobre compartir la cama

El neurofisiólogo Eduard Estivill advierte que dormir acompañado no siempre es lo ideal para un buen descanso. Las diferencias físicas y hábitos nocturnos pueden afectar el sueño.

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Hay parejas que optan por vivir juntos pero dormir en camas distintas.

Redacción El Pais
Dormir junto a la pareja es una costumbre tan naturalizada como cuestionada en los últimos años. Más allá del componente afectivo y de la intimidad que genera, distintos especialistas en sueño —como el neurofisiólogo español Eduard Estivill— aseguran que compartir la cama puede perjudicar la calidad del descanso, sobre todo si no se tienen en cuenta ciertos factores.

Estivill, conocido por su trayectoria en medicina del sueño, fue entrevistado recientemente en el pódcast Zzen Talks, donde analizó desde una óptica fisiológica cómo incide el hecho de dormir acompañado. Su visión, respaldada por estudios científicos, apunta a que, por más cariño que exista, el descanso puede verse comprometido cuando dos personas duermen juntas.

Molestias que interrumpen el sueño

El experto señala que es común que los movimientos involuntarios, las distintas necesidades de temperatura o incluso los gustos personales en cuanto a colchón o almohada generen interrupciones durante la noche. Y si bien puede parecer un detalle menor, estas diferencias afectan directamente la profundidad y continuidad del sueño.

Además, el cuerpo humano está diseñado para descansar sin estímulos externos. El simple hecho de sentir que alguien se mueve al lado, tose o cambia de postura puede disparar pequeñas alertas en nuestro cerebro, haciendo que no se alcance la fase de sueño profundo con la misma facilidad.

Separar camas no es distanciar corazones

Lejos de proponer una visión fría o distante del vínculo afectivo, Estivill plantea que dormir separados puede ser una medida inteligente para preservar la armonía de la pareja. Lo importante, subraya, es entender que el descanso no debería ser motivo de conflicto, sino un pilar para el bienestar individual y la buena convivencia.

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Ilustración: Freepik.

En ese sentido, muchas parejas ya optan por soluciones intermedias, como pasar algunas noches juntos y otras no, o incluso tener camas separadas dentro del mismo cuarto. Según el especialista, lo clave es conversar el tema sin prejuicios y encontrar una dinámica que funcione para ambos.

El descanso como inversión en la pareja

La propuesta no busca eliminar el contacto físico ni el tiempo de intimidad, sino mejorar la calidad del sueño como una forma de cuidar también la relación. Dormir bien es fundamental para mantener el humor, la paciencia y la energía, tres ingredientes esenciales para cualquier vínculo afectivo.

Por eso, la recomendación final es simple: hablarlo en pareja, probar alternativas y priorizar el descanso como un acto de autocuidado que también impacta en la vida compartida. Después de todo, dormir bien no solo mejora la salud física, sino también la emocional. Y eso, tarde o temprano, se nota en la convivencia.

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