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El desdén de Trump

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El plan de Presupuesto del presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, para el año 2018 confirma lo que muchos temíamos: Trump tiene muy poco interés en América Latina y una agenda negativa para la región.

El plan de Presupuesto del presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, para el año 2018 confirma lo que muchos temíamos: Trump tiene muy poco interés en América Latina y una agenda negativa para la región.

Trump dio a conocer su plan presupuestario el 23 de mayo, durante su viaje a Europa, después de visitar Arabia Saudita e Israel. Es el primer presidente en la memoria reciente de Estados Unidos que no hizo su viaje inaugural a México o a Canadá. Eso siempre fue visto como un acto de reafirmación de los lazos de amistad con sus vecinos, pero no fue el caso y ese no es un dato menor. Los expresidentes Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton, George H. W. Bush y Ronald Reagan habían hecho su primer viaje al exterior a México o Canadá, siguiendo una tradición que comenzó cuando el presidente William Taft hizo su viaje inaugural a México en 1909.

Para peor, la propuesta presupuestaria de Trump para el año fiscal 2018 es un fiel reflejo de sus posturas xenófobas durante la campaña electoral. Propone que los contribuyentes de Estados Unidos paguen 1.600 millones de dólares para comenzar a construir un muro en la frontera con México, que el presidente había prometido a sus seguidores que sería pagado por México.

El muro fronterizo será un desperdicio absurdo de dinero, un brutal despilfarro, porque el problema que pretende resolver ya no es tan crítico.

En primer lugar, ha habido un dramático descenso en la población indocumentada de los Estados Unidos desde 2008, según un informe del Centro de Estudios Migratorios. En segundo lugar, el muro será bastante inútil porque la mayoría de los inmigrantes indocumentados no utilizan el camino de cruzar la frontera en forma subrepticia, como el presidente Trump falsamente afirma.

Por el contrario, llegan por avión o en auto con documentos legales, y luego se quedan más allá de lo permitido en sus visas. Según un nuevo estudio a cargo del Departamento de Seguridad Interna de EEUU., el año pasado hubo más de 600.000 personas que llegaron a los Estados Unidos con sus documentos legales de turistas o estudiantes y luego se quedaron tras el vencimiento de sus visas.

El presupuesto presentado por Trump -que seguramente será modificado por el Congreso, pero nadie sabe hasta qué punto- también propone un recorte del 32 por ciento del presupuesto del Departamento de Estado y de la ayuda exterior y un recorte concreto del 36 por ciento en la ayuda externa a América Latina.

La ayuda estadounidense a México se reducirá en un 45 por ciento, a 88 millones de dólares, mientras que la ayuda a Guatemala se reducirá en un 38 por ciento; a Honduras, en un 31 por ciento, y a Haití, en un 18 por ciento.

Los recortes incluyen casi todo, desde la lucha contra las drogas hasta fondos para intercambios culturales y estudiantiles, y ayuda a grupos de la sociedad civil de Cuba y Venezuela.

Otro dato interesante es que el gobierno de Trump, que todavía no se ha ocupado de designar un jefe de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, aún no ha hecho una sola propuesta positiva para América Latina que sea digna de mención.

Ni Trump ni el secretario de Estado, Rex Tillerson, han dicho una sola palabra, por ejemplo, sobre la continuación o el fortalecimiento de las iniciativas educativas interamericanas, como el programa Fuerza de 100.000 en las Américas, para aumentar a 100.000 el número de jóvenes latinoamericanos que estudian en universidades de los Estados Unidos y viceversa.

Todo el discurso del gobierno de Trump sobre América Latina parece ser defensivo y negativo: contra los “bad hombres” de México que van a Estados Unidos y contra los tratos comerciales supuestamente “desastrosos” con sus vecinos Canadá y México, que de hecho han ayudado a las economías de los tres países en décadas recientes.

Mi opinión: cuando Trump arremetió en su campaña electoral alegando que la mayoría de los inmigrantes indocumentados de México son criminales y violadores, y atacando el libre comercio con los vecinos de Estados Unidos, muchos pensaron que estas posiciones eran posturas políticas solamente electorales, las cuales seguramente cambiarían si por esas casualidades ganaba la presidencia.

Desafortunadamente, se equivocaron. Trump no ha cambiado mucho en los cuatro meses desde su toma de posesión. Sus decisiones como presidente, tal como se reflejaron en su primer viaje al extranjero y en su plan de Presupuesto para 2018, continúan mostrando una falta de interés total en América Latina.

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Andrés Oppenheimer

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