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Intensa búsqueda del asesino

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Más de cien trabajadores se concentraron en la puerta de la empresa Salhon. Foto: L.Carreño.
[[[LEO CARRENO LEONA1803@GMAIL ]]]

El crimen del taxista Oscar Oroño, de 55 años de edad, permanece rodeado de algunas incógnitas, pese a que ayer un menor fue entregado por su madre en la Seccional 25 y confesó haber matado al trabajador.

Sin embargo, investigaciones paralelas señalaron la responsabilidad de otros dos sospechosos, ambos mayores. Uno de ellos ya fue detenido y el otro es intensamente buscado por la Policía.

Uno de los elementos no aclarados es que en el taxi donde se encontró a Oroño con tres disparos, pero aún con vida, permanecían el dinero de la recaudación y una billetera con documentos.

En la tarde del martes Oscar Oroño fue a buscar su taxi a Sayago y se encontró con su patrón. Éste le comentó que no se sentía bien y que había estado con algunos "problemitas de salud".

"¡Cuidate, loco. Si te pasa algo a vos qué hacemos!", le dijo Oscar, mientras arrancaba el coche. Ese fue el último diálogo que tuvo con Álvaro Pérez, dueño de una flota de taxis.

Lo siguiente que Pérez supo del trabajador era que había muerto. "Lo que son las ironías de la vida", dijo el empresario tras relatar la anécdota a El País.

El último pasaje que Oroño levantó fue sobre las 23:00 horas del martes en la esquina de 8 de Octubre y Marcos Sastre, en la Unión, según establecieron desde la Policía en base a la información del GPS del vehículo.

Media hora más tarde, efectivos policiales encontraron al hombre inconsciente, dentro del coche, en la esquina de Copérnico y Génova, en el barrio Bella Italia, a menos de tres kilómetros y medio de donde había salido 30 minutos antes.

Para los investigadores, la muerte del trabajador se dio en el marco de un intento de rapiña, aunque permanece la incógnita de por qué no se llevaron el dinero ni los documentos.

Hubo, según la Policía, serios problemas para conseguir que los vecinos contaran algo de lo que sucedió en la noche del martes, debido a que nadie quería hablar. "Si decimos algo somos boleta", le comentó un vecino a un efectivo que golpeó la puerta de su casa.

No obstante, se lograron algunos datos que permitieron saber que el taxista siguió conduciendo, no menos de 100 metros, luego que le efectuaran los tres disparos, dos en el pecho y un tercero en la axila.

El taxi chocó de forma leve a un automóvil que estaba estacionado a mitad de cuadra por Copérnico. Oroño estaba con vida cuando lo encontraron los efectivos a raíz de una denuncia anónima recibida por la Mesa Central de Operaciones de la Jefatura de Montevideo.

La zona de Bella Italia se vio convulsionada por el movimiento que se generó tras la llegada de los móviles policiales, así como la presencia de numerosos taxis que, como sucede cada vez que un compañero es asesinado, se juntan en el lugar de los hechos.

Varios de los trabajadores que estuvieron en el lugar en el transcurso de la madrugada, denunciaron haber sido agredidos a pedradas por personas que viven en la zona. "No te extrañe que acá esté el asesino", comentó un trabajador a otro mientras era obligado a retirarse del lugar por la propia Policía, por "una cuestión de seguridad".

Investigación.

"No descartamos nada, pero creemos que fue un intento de rapiña", repetían los policías.

Pero el caso iba a tomar un giro importante cuando, a primera hora de la tarde, una mujer mayor de edad se presentó en dependencias de la Seccional 25, con un menor.

La mujer afirmaba ser la madre del joven de 16 años y señaló que este le había confesado que en la madrugada había matado a un taxista.

De inmediato fue puesto a disposición de la Justicia de menores, pero paralelamente, investigaciones llevadas a cabo por efectivos de la Zona 3, apuntaron a dos mayores de edad, que estarían involucrados en el intento de rapiña y el homicidio del taxista.

Uno de ellos fue atrapado. La tercera persona, que aún es buscada, es quien tendría la mayor cantidad de elementos para resolver este crimen.

Policialmente, el caso estaría resuelto, dijeron los efectivos, ya que se reconstruyó prácticamente todo lo que sucedió en la noche del martes, pero aún faltan elementos para que el caso esté cerrado definitivamente.

Entre estos elementos, falta el arma de fuego con que dispararon a Oroño.

Concentración.

El asesinato disparó, como es habitual, un paro del transporte desde las 3:00 de la madrugada de ayer y durante toda la jornada.

De tarde, entre las 14:30 y las 16:30 horas, a avenida 8 de Octubre estaba intransitable a la altura de Pan de Azúcar. Los trabajadores del taxi se habían concentrado frente a la sala velatoria, hasta que en determinado momento cortaron el tránsito.

Dos horas más tarde de iniciada la concentración, detrás del cortejo fúnebre, cerca de 50 taxímetros partieron en caravana hacia el Cementerio del Norte donde los restos de Oroño fueron puestos en depósito ya que será cremado en los próximos días.

En el Cementerio el silencio era apenas interrumpido por el llanto de alguno de los familiares y por un cerrado aplauso cuando los funcionarios municipales se llevaron el cajón con el cuerpo.

Los tres hijos del trabajador y su esposa estaban al pie del cajón y se abrazaron con sentido dolor, al tiempo que recibían el pésame de familiares, amigos y compañeros del taxímetro.

Oscar Oroño estaba casado, tenía tres hijos y una nieta. "Él vivía para ella. Se pasaba los fines de semana cuidándola. Era sus ojos", dijo uno de sus compañeros en el velorio.

Oroño era conocido como "El Pelusa". Habitualmente se lo veía en la parada de 8 de Octubre y Vicenza, en la Curva de Maroñas.

Según Álvaro Pérez, su patrón, hacía 24 años que trabajaba en el taxi y diez de esos años los trabajó con él. "Alguna vez lo habían asaltado sí, pero nunca con esta violencia. Es terrible", se lamentaba el empresario del taxi.

Rubén Maspoleto, dirigente de la Mutual de Conductores de Taxi afirmó que conocía a Oroño desde hacía ocho años. "Era un gran tipo. No se merecía algo así", dijo.

El dirigente remarcó su enojo con quienes levantaron "sospechas" respecto a la conducta de Oroño. "Andaban diciendo por ahí que estaba en cosas raras porque no le sacaron un peso ni los documentos. El Pelusa era más bueno que el agua. Imposible que estuviera en algo turbio", afirmó con lágrimas en los ojos.

Estadísticas.

El de Oscar Oroño es el primer homicidio de un taxista que se produce en 2015, y el segundo desde el horrendo crimen de Mario Dipólito en diciembre de 2014, a manos de dos menores de edad.

Desde el año 2004 ocurrieron 13 homicidios de trabajadores de taxis y ómnibus. Nueve de ellos afectaron a taxistas, según datos manejados por el sindicalista Mario De Saa, de la Comisión de Seguridad en el Transporte.

En estas estadísticas, la Comisión suma a un chofer de ómnibus que quedó paralítico, y al caso del trabajador de Coetc, Héctor Da Cunha, asesinado el 11 de marzo de 2006, a la salida de un encuentro de fútbol entre Peñarol y Cerro.

De Saa informó que entre 2004 y 2009 se produjeron unas 300 rapiñas por año en el transporte. Esta modalidad se disparó en el año 2010, cuando se llegó a las 800 rapiñas, cifra que se repitió en el año 2011.

Recién en 2012 se percibió una caída que se viene manteniendo hasta la actualidad.

"De hecho, en lo que va del año 2015, se percibe una caída del 60% en la cantidad de rapiñas respecto al mismo período del año pasado", según explicó De Saa.

El sindicalista señaló a El País que la mayor parte de los homicidios fueron cometidos por mayores de edad, en barrios donde se puede huir rápidamente. (Producción: Pablo Melgar)

Buscan disminuir el efectivo en los taxis.

"Las medidas a aplicar las hemos tomado todas. Recibimos muchas, otras son iniciativas nuestras. Si me preguntan qué queda por hacer, ya no se me ocurre qué", señaló Oscar Dourado, presidente de la Patronal del Taxi. "Estamos en un proyecto que es la colocación de lectores de tarjeta en todos los taxis de Montevideo. Tenemos más de mil lectores comprados, para disminuir el efectivo encima de los taximetros", aseguró.

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Más de cien trabajadores se concentraron en la puerta de la empresa Salhon. Foto: L.Carreño.

Un menor de 16 años fue entregado por su madre

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