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Lo que ellas quieren

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Sexualidad

La aprobación de la FDA de la llamada u201cpíldora rosau201d puso, una vez más, el tema del deseo sexual femenino sobre el tapete.

La falta de deseo sexual es uno de los motivos más frecuentes de consulta en las mujeres.

DANIELA BLUTH

Hablar de deseo sexual cuesta. A Analía (26), ingeniera y de novia con Pablo (29), de hecho, le llevó dos separaciones e incontables peleas. Le llevó mucha angustia y preocupación. Le llevó charlas con amigas y la insistencia de él. Educada en una familia conservadora, nunca habló de sexualidad con sus padres. "Nunca me explicaron nada", recuerda. Pero lo no dicho también influyó en su formación. Solo conocía sus genitales superficialmente, sentía "asco y vergüenza" de su vulva y le daba "impresión" mirarse o explorarse. Tuvo su primera relación sexual a los 23 y , desde entonces, nunca llegó al orgasmo. Tras dos años de noviazgo, una actitud siempre pasiva en los momentos de intimidad, la sensación de sentirse "incompleta" y mucha culpa, Analía llegó al consultorio sexológico en busca de ayuda.

Fueron varias semanas de entrevistas y exámenes hasta llegar a un diagnóstico. Sufría un trastorno sexual generalizado, de causa psicológica, con todas las fases de su respuesta sexual afectada: el deseo, la excitación y el orgasmo. ¿El tratamiento? Un largo proceso que incluyó psicoeducación, autoconocimiento y un cambio en "su visión negativa" de la sexualidad.

En el Uruguay de hoy, donde las mujeres parecen haber quedado atrapadas entre la libertad sexual y una estructura social tradicional, casos como los de Analía abundan. Para el psicólogo y sexólogo Ruben Campero, codirector del Centro de Estudios de Género y Diversidad Sexual, hay que evaluar el fenómeno del deseo sexual femenino como "un síntoma" de esta cultura. "¿Cómo es posible que una mujer pueda desarrollar ampliamente su deseo sexual en la sociedad misógina en la cual vivimos? Es normal que les pase esto". Lejos de verlas más liberadas, las percibe más enojadas. "Tienen rabia por cómo fueron educadas, porque siempre fueron ensartadas por tipos... Hay muchos guiones que son difíciles de cambiar".

La sexualidad femenina es diferente a la masculina, más compleja, menos biológica e instintiva. De hecho, la definición de qué se considera una "respuesta sexual normal" en las mujeres sigue siendo materia de debate. Sí hay consenso en que el deseo sexual está relacionado con el interés por tener alguna actividad relacionada con el sexo. "Viene a ser como un motor que predispone a la persona a tener algún tipo de actividad erótica, pueden ser relaciones sexuales, contacto físico como besarse o acariciarse, tener fantasías o masturbarse", explica la psicóloga y sexóloga clínica Rosana Pombo, directora del Centro Médico Sexológico Plenus. Y se apura en aclarar: "El deseo no está relacionado únicamente a las relaciones sexuales con penetración".

A su consultorio, llegan semanalmente unas 30 mujeres, 60% de ellas por "deseo sexual hipoactivo", el término técnico que se utiliza para aquellas que tienen falta o ausencia de deseo o fantasía sexual. "Vienen para ver si es normal y válido lo que les pasa, o si realmente tienen un problema. Cuando una persona dice no tengo deseo en general lo relaciona con no tener ganas de relaciones sexuales coitales. Ahí es donde hay que empezar a preguntar", dice Pombo. Es que el apetito sexual en ellas puede tener otras formas y manifestaciones. Según la sexóloga, las "motivaciones válidas" son muchas. "Cómo vive la mujer la relación sexual no pasa solo por lo que siente a nivel fisiológico, sino que puede sentirse muy a gusto y plena por tener un momento de intimidad con su pareja".

Después de varios meses de tratamiento, Analía pasó del "rechazo y la negación" a la "apertura y el redescubrimiento". Venció sus inhibiciones, empezó a tomar la iniciativa y descubrió no solo qué le gusta sino cómo decírselo a su pareja. "La verdad es que ahora sí estamos disfrutando, ya no me siento tensa, todo lo contrario, puedo disfrutarlo y hasta tener más de un orgasmo!!", le escribió a Pombo en un mensaje de WhatsApp. Los comentarios de agradecimiento, dice la sexóloga, llegan casi a diario.

Pastilla.

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En las últimas semanas, el tema del deseo sexual femenino volvió a estar en el tapete con la aprobación por parte de la Administración Federal de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) de un medicamento u2014rápidamente apodado "viagra femenino"u2014 para el tratamiento del trastorno del deseo sexual en las mujeres. La sustancia, conocida como flibanserina, ya había sido rechazada por la FDA en dos oportunidades, sobre la base de que su efectividad era muy baja en relación con sus efectos colaterales, somnolencia, mareos y náuseas. Finalmente, a comienzos de junio, un comité asesor registró 18 votos a favor y solo 6 en contra.

"¿El deseo sexual es un derecho humano?" "¿Las mujeres tienen derecho a una pildorita rosa que las ayude a encenderlo?" Esas fueron algunas de las preguntas que planteó la campaña de presión sobre la FDA, que contó con el apoyo del desarrollador de la droga (laboratorio Sprout Pharmaceuticals) y de varios grupos de activistas, que acusaban a la organización de discriminación de género. "Las mujeres ya hemos esperado demasiado", decía la petición online Even the Score (Igualar los tantos), que cosechó más de 40.000 adhesiones. "Estamos en 2015. La igualdad de género ya debería darse por descontada en lo que se refiere al tratamiento de una disfunción sexual", completaba.

Sin embargo, la solución a la pérdida de libido parece ser más compleja. Casi tanto como la respuesta sexual femenina, "altamente variable y multifactorial", coinciden los especialistas. "La cultura y los cambios de fondo no se arreglan con pastillas", dice, categórica, Lilián Abracinskas, fundadora y directora de Mujer y Salud en Uruguay (MYSU). "Esto entra dentro de la tendencia a medicalizar todo, a pensar que todo se soluciona con una pastillita. No estoy en contra del desarrollo tecnológico, y si en algo ayuda bienvenido sea, pero no se puede depositar en una pastilla aquello que no resolviste contigo mismo", opina.

El psicólogo y sexólogo Ruben Campero coincide. Y le cuesta desprenderse de una visión negativa sobre el tema. "Tanto con el viagra como con esta píldora, ¿cuál es el mensaje?. No importa mujeres, si no tienen ganas acá viene la píldora para hacerlas zombies. Me tomo una pastilla de esas para excitarme pero no hago nada para estimular mi erotismo... no, no tiene sentido... ¡Pegate un tiro en los ovarios!".

La FDA aprobó el viagra (citrato de sildenafilo) en 1998 y desde entonces no hay duda de que losmedicamentos sexuales para hombres han representado un beneficio para la industria farmacéutica. En 2014 el remedio ayudó a Pfizer a ganar más de 1.600 millones de dólares. Sin embargo, mientras que el viagra actúa a nivel físico u2014facilitando y generando una erecciónu2014 el nuevo fármaco incide sobre el sistema nervioso central, en la misma línea que un antidepresivo. "Hoy estamos acostumbrados a comprar felicidad en caja. Y esto se aplica a todo", cuestiona Campero.

Educación.

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Aunque Uruguay no es lo que era en los años 70, cuando la norteamericana Helen Singer Kaplan acuñó el término de deseo sexual, hablar de lo que ocurre puertas adentro de un dormitorio todavía cuesta. Y más a las mujeres. ¿Las causas? La educación, el pudor, la culpa. Y una combinación de todas ellas. "La educación que hemos recibido como cultura misógina, homofóbica, machista, androcéntrica y todos los nombretes que se te ocurran, evidentemente siempre ha tenido estímulo hacia lo masculino", señala Campero. En ese sentido, asegura, para los hombres tener deseo sexual es casi una obligación. Para las mujeres, todo lo contrario. "Eso empieza en el momento del nacimiento. A la niña no se le menciona ni se le festeja la vulva, se le habla de cola de adelante... De esa forma, literalmente, se está condenando a ese ser a que aprenda a sentir que entre las piernas no tiene nada. Cuando la niña pregunta sobre la diferencia sexual, los adultos responden que los hombres tienen pene y las nenas no. Ahí reforzamos el gran hueco simbólico que les queda a las niñas".

Desde el silencio también se educa, opina Pombo. Todavía "es muy común" que una mujer adulta no conozca sus genitales. "¡Y lo hacen por primera vez en la consulta! Es probable que esa persona en la infancia o la adolescencia haya recibido mensajes del tipo ahí abajo no se mira o eso no se toca, no seas chancha. Se evita hablar de vulva, porque está relacionada con el placer, y el placer en la mujer se vincula a lo prohibido, el pecado, el peligro del embarazo, del abuso, de las enfermedades. Que no se nombre no significa que no existe, sino que está relacionada con algo negativo"

La definición del clítoris como un "pene atrofiado" tampoco ayuda, agrega Campero. "Les estamos diciendo que tienen un pene pequeño, que ellas aspiraron a ser alguien importante pero se quedaron a mitad de camino". Así, no solo el acceso al cuerpo sino el derecho a desear, quedan restringidos. "El fantasma de la puta sigue siendo un regulador cultural excelente para mantener a raya a las mujeres. ¿Por qué? Con el estigma, la comunidad te dice: Hasta aquí vas, chiquita, donde te pases sos excluida. Muchas de las cosas que hemos vivido no han cambiado. Lo que hacemos es reciclar viejas narrativas y les damos formas distintas".

Pero no todo el camino recorrido en materia de sexualidad u2014desde la píldora anticonceptiva hasta el reconocimiento del matrimonio gayu2014 es negativo. Mientras reconoce que todavía existe un gran peso de culpa y control, Abracinskas señala las transformaciones, desde su óptica, positivas. "Entre mi madre, yo y mi hija los cambios han sido enormes. Esto no quiere decir que todo marche bien, pero...", opina. En ese terreno, la reivindicación del derecho de las mujeres al placer sexual está y existe. El mero debate que generó la aparición de la "pastilla rosa" da cuenta de ello. "La mujer ahora puede decir el placer sexual también me pertenece, no es solo algo que tengo que hacer en función del otro. Esta reivindicación ha sido una conquista. Después, cómo cada uno la lleve en su vida cotidiana son otros cinco pesos", dice. Y ríe.

Ayuda.

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Cuando al final del día Lucía (34) se recuesta en la almohada, exhausta, solo piensa en una cosa: dormir. En general, en la cama no solo la espera su esposo Javier (36), sino también sus dos hijos, una niña de tres años y un bebé de ocho meses. Hace tiempo que la pasión que sentía en la época del noviazgo, desapareció. "Desde que fuimos padres todo cambió", recuerda. Ahora, lo frecuente son las discusiones y los reclamos. Y aunque Javier la busca una y otra vez para tener relaciones sexuales, su única respuesta es la evasiva. "Hoy, me resulta un fastidio".

Historias como la de Lucía y Javier hay muchas y son las más frecuentes en la consulta, dice la psicóloga y sexóloga clínica Rosana Pombo. En general, quien primero consulta es la mujer. Pero también, casi siempre, lo hace a instancia del hombre. Instancia, o insistencia. "Cuando llegan es porque el problema se viene arrastrando desde hace mucho tiempo y ha generado bastante conflicto en la relación de pareja", explica Pombo. Una "muy baja frecuencia" en las relaciones sexuales u2014esto es, una vez al mes o cada 15 díasu2014 es un indicador útil para saber cuándo "algo no anda bien" en la pareja. Más allá del abordaje interdisciplinario, muchas mujeres llegan a la consulta "en busca de una pastilla, un inyectable o algo que aumente esa necesidad fisiológica de tener deseo sexual".

Sin embargo, la experiencia clínica indica que en materia de disminución o falta de deseo sexual, las causas orgánicas son amplia minoría. En cambio, la solución está ante todo en el campo de lo emocional. Lo más frecuente, señala Pombo, es que haya "una diferencia en los ritmos" o un "desorden en los roles" de la pareja. Esto último es, justamente, lo que le pasó a Lucía y Javier. "Cuando comenzamos a indagar vemos que los inductores que llevarían a la mujer a tener vida íntima con su pareja fallan", dice la sexóloga. En este caso incide, sobre todo, una actitud machista del varón, donde ella se siente sobrecargada por las obligaciones de la casa y los niños. "Ahí tratamos de hacerle ver al varón cómo su comportamiento también incide en que la mujer no tenga deseo sexual. Otra vez es un tema de los dos", comenta Pombo.

En la "fase de enamoramiento" la respuesta sexual de hombres y mujeres es bastante similar. El instinto prima sobre la razón. Pero también es sabido que el erotismo se lleva pésimo con la rutina y el cansancio. Después del nacimiento de su primogénita, a Loreley (39), traductora pública, ni se le pasaba por la cabeza tener sexo. "Fueron unos cuantos meses sin tocarnos. Entre el tema hormonal, corporal, lactancia y cansancio, no me sentía yo. Él siempre fue y es muy respetuoso de mis tiempos. ¡Hasta hacíamos bromas al respecto!".

Nunca tan cierto el dicho que reza que cada pareja es un mundo. Pero más allá de las singularidades, Abracinskas, directora de MYSU, celebra el derecho a reivindicar el placer sexual. Las soluciones para cuando éste no está pueden ser varias, desde una pastilla hasta hacer terapia o, simplemente, conversar. "Pero, sobre todo, habilitar mentalmente esta dimensión de la vida. Prohibirse o no tener la posibilidad del bienestar sexual es innecesario. Y perjudicial en la medida que no podés vivir algo que te haría muy bien".

Klittra: una nueva palabra sexual.

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Masturbación es una palabra femenina pero atribuida a una actividad sin género, aunque comúnmente asociada a los hombres. En vistas de ello, en noviembre de 2014 la Asociación Sueca para la Educación Sexual (RFSU, por su sigla en inglés) decidió crear una palabra para hacer referencia exclusivamente a la masturbación femenina. La palabra elegida fue klittra, surgida de una mezcla entre "clítoris" y "glitter" (brillo en inglés). Klittra obtuvo 30% de los votos. Le siguieron: pulla (16 %), runka (7 %), scrolla (6 %), y selfa (5 %). Está prevista su incorporación al diccionario.

De apetito, cuerpos y orgasmos.

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A nivel estadístico, poco se sabe de la sexualidad de los uruguayos. En 2010, el Grupo de Diarios de América (GDA, que integra El País), realizó un estudio de hábitos sexuales en Latinoamérica con un muestreo a través de Internet. Luego de dos meses de trabajo de campo, se obtuvieron más de 12.000 testimonios en los 11 países de la región donde se condujo la investigación. Las entrevistas recogieron la opinión de mayores de 18 años y de ambos géneros. De los entrevistados, 80% declaró no haber presentado en ningún momento falta de motivación para practicar el sexo o falta de placer al hacerlo. En ese marco, Uruguay se destacó como el país con mayor proporción de personas que sí presentaron alguna de estas dos carencias, con un porcentaje de 18%. Al preguntarles a los usuarios si les gustaba su cuerpo, 82% declaró que "sí", siendo los colombianos los que poseían el mayor porcentaje (88%) y los uruguayos el menor (73%). En terreno femenino, 42% de las entrevistadas uruguayas declaró tener orgasmos "siempre", el mismo nivel de respuestas positivas que obtuvo Chile.

¿Qué mujeres son objeto de deseo sexual? ¿Y por qué?

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En una sociedad que privilegia la belleza y la juventud como valores en sí mismos, para Lilian Abracinskas, directora de MYSU, uno de los principales problemas de las mujeres es la insatisfacción con su propio cuerpo. "Encontrás a la chica más preciosa todo el tiempo atormentada por si tiene una estría o un pozo de celulitis. Esa sensación de insatisfacción permanente con una misma es lo que más hay que combatir", opina. Y en ese sentido, la creencia de que "solo son plausibles de deseo sexual las perfectas" todavía existe. "Las ansiadas y las deseadas son las más bellas, las otras son con quien uno se casa y tiene algo de sexo si no hay más remedio. Es así. Todas hemos sentido que si sos gorda no sos atractiva o que si no sos eternamente joven no tenés derecho al deseo sexual", dice.

Para el sexólogo y psicólogo Ruben Campero, en la sociedad actual el deseo sexual está "muy digitado por guiones" vinculados a estereotipos de género. Para ellos, concretar todas las relaciones sexuales que puedan. Para ellas, ser deseadas por los hombres. "Esta libertad es muy siniestra. Tenemos que bregar para que las personas podamos tener relaciones sexuales de acuerdo a guiones más propios y no tan alienados como actualmente".

RESPUESTA SEXUAL.

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Historia de ciclos y etapas.

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Mucho se ha dicho y escrito sobre la respuesta sexual femenina. Sin embargo, las últimas investigaciones concuerdan en referirse a ella como "altamente variable y multifactorial", donde interaccionan de forma compleja componentes fisiológicos, psicológicos e interpersonales. La primera encuesta a gran escala sobre la conducta sexual en las mujeres fue realizada por Alfred Kinsey a principios de la década de 1950. Sus principales contribuciones fueron establecer las similitudes y relevancia del orgasmo en la respuesta sexual (tanto masculina como femenina), la importancia de los juegos previos y de la adecuada estimulación sexual en las mujeres.

Ya en los 60, basados en observaciones de laboratorio, el ginecólogo William Masters y la sexóloga Virginia Johnson, describieron un modelo de respuesta sexual de cuatro fases, iguales para ambos sexos: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Este paradigma, ampliamente aceptado, también fue utilizado como marco para comprender y abordar las principales disfunciones sexuales. De la mano de las críticas que el modelo de Masters y Johnson cosechó en el terreno femenino, la sexóloga Helen Singer Kaplan propuso un modelo de tres estadios esenciales: deseo, excitación y orgasmo. "Ella descubrió que antes de la excitación había una predisposición, un deseo sexual, que llevaba a la persona a buscar contacto físico. Recién después venían los síntomas fisiológicos de vasocongestión y aumento del ritmo cardíaco, propios de la excitación", señala la sexóloga Rosana Pombo. En busca de atender a las cuestiones psicológicas e interpersonales presentes en la respuesta sexual femenina, con el nuevo siglo llegó un nuevo paradigma. El modelo de Rosemary Basson, uno de los más citados hoy, abandona los elementos tradicionales y propone un esquema no secuencial que incorpora componentes mentales y físicos. Según ella, el deseo de sexo no precede, necesariamente, a la estimulación o excitación sexual. "Es circular, las fases no tienen por qué seguir un orden lineal, se pueden superponer o estar ausentesu2026 incluso puede no llegar el orgasmo y la respuesta sexual de la mujer ser normal", dice Pombo. Esa sí fue u2014y sigue siendou2014 una verdadera revolución sexual.

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