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"Me siento más segura, este disco me reafirma"

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Montero estuvo en La Oreja de Van Gogh del 1996 al 2007, después se lanzó en solitario.
Omar Cruz

La ex vocalista de La Oreja de Van Gogh regresa a Uruguay para presentar su último álbum, Si Dios quiere yo también este sábado en El Galpón. Como parte de la banda fue protagonista de una de las grupos de pop más importantes de España y luego, como solista, también tuvo éxito.

Su carrera en solitario comenzó en 2008 y ahora va por su tercer disco, que ha reafirmado su confianza como artista. Charló con El País.

—No es la primera vez que venís a Uruguay, ¿tenías ganas de volver?

—Sí, desde el primer disco en solitario no había vuelto a presentarme en vivo así que estoy con todas las ganas del mundo. Me gustó mucho el país y además tengo ganas de comprar un mate, porque lo quería hacer en Argentina pero me dijeron que allí eran mejores. Así que no puedo esperar a llegar y comprarme todo el kit de bombilla, mate y yerba (ríe.)

—Venís a presentar Si Dios quiere yo también, ¿es un disco que te gusta tocarlo en vivo?

—Estoy muy contenta con todo, las canciones, con la producción, con el sonido que tiene el disco, con la evolución que representa dentro de mi carrera en solitario. Además me encanta tocarlo en vivo.

—¿Cómo fue esa evolución en estos tres discos que has hecho como solista?

—Bueno, he mejorado sobre todo en seguridad, porque la verdad es que la aventura en solitario fue justamente una aventura y sí que veo esa evolución. Me siento más segura, este disco me reafirma. Decidí grabarlo en Londres, con sonido inglés y la producción de Martín Terefé. No puedo estar más contenta con el resultado. Creo que hay que buscar sonidos nuevos. Compositivamente voy creciendo y teniendo más experiencias, no sé si cuento lo mismo pero lo cuento de distinta manera.

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—¿Cómo fue el proceso de grabación de este álbum?

—Todos los procesos de composición son intensos, la verdad. Estuve dedicada varios meses. Hay un día en que uno empieza y dice: "bueno, ahora estoy solo para ello". Hay días que son muy buenos porque salen cosas, hay días que no. Es un proceso particular, un viaje hacia dentro, una catarsis que sucede cada vez que te pones a componer. Siempre es intenso, es cuando empiezas a sacar todo lo que quieres decir, qué es lo que quieres transmitir, qué cosas de las que te han pasado son las importantes. Incluso te das cuenta allí mismo, porque la vida pasa rápido pero cuando te sientas a escribir te das cuenta de lo que es importante, porque es lo que destacas, de lo que hablas.

—¿Aprendés cosas de vos misma en esa catarsis?

—Sí, sobre todo por lo que te decía, porque hay cosas que piensas que te han afectado menos de lo que realmente te han afectado. Y viceversa porque hay cosas que piensas que sí y después no salen a la hora de componer, no lo han hecho tanto. Es un proceso interesante, claro que aprendes.

—¿Disfrutás más de esos momentos de introspección o de las giras?

—Son cosas totalmente distintas, son dos partes de lo mismo. De la composición disfruto mucho, es particular e íntimo. El estudio también lo disfruto mucho porque voy viendo cómo empieza a sonar todo, es lindo escucharlo, porque antes lo tienes en la cabeza. El directo es el momento en el que te conectas con el público, el momento de la verdad, en el que te sale toda la adrenalina. Son muy diferentes pero me gustan por igual.

—¿Cómo te afectó el no estar respaldada por un grupo y que todas las decisiones pasen por vos?

—Esa es la gran diferencia entre las dos situaciones, en un grupo lo bueno y lo malo es que las cosas pasan por todos y al estar en solitario solo pasa por mí. Me siento afortunada. He vivido algo increíble en grupo y también lo estoy haciendo sola, estoy muy contenta por eso.

—¿Tuviste miedo?

—Sí, lo sentí. Pero todo está saliendo bien...

—¿Ya estás componiendo de vuelta o estás disfrutando de la gira?

—Estoy disfrutando del momento, lo cual no quiere decir que en algún momento no haga una canción, anoto cosas, tengo ideas... pero me gusta separar un momento del otro, cuando compongo no hago otra cosa que estar en eso, me aíslo del mundo. Cuando grabo y estoy de gira también, intento disfrutar de cada cosa.

—¿Vas a tocar canciones tuyas o solo de tu carrera como solista?

—Sí, el concierto se va a basar en Si Dios quiere yo también pero también es un repaso de mi primer y segundo disco en solitario y de lo que hice con La Oreja.

—¿Con esas canciones te sentís identificando o sentís que son de otra etapa de tu vida?

—Me siento identificada totalmente, son himnos, creamos una historia y esas canciones nos pertenecen como grupo y al público. La gente las quiere escuchar. Si las sintiera ajenas no las tocaría.

—En su momento fueron muy importantes en el pop español, no sé si después hubo un grupo así, ¿cómo analizás eso años después?

—Fue tanto que todavía no soy consciente, tampoco lo era en el momento, siempre decíamos que no éramos conscientes en el momento como para poder asimilar todo eso, todo lo que hicimos. Ya han pasado veinte años desde que empezó la banda, veinte años buenísimos y aún no lo asimilo. Incluso no lo logro mi carrera en solitario, que también le ha ido muy bien. Bueno, evidentemente después de tantos años alguna cosa sí he asimilado (ríe). Es algo muy fuerte.

—A veces decir que hacés pop se siente como que tiene una connotación negativa, ¿te pasa eso?

—No, para nada, no lo veo así. Creo que no es nada superficial y que se cuentan cosas muy profundas al que la quiera ver. Yo hago pop porque es lo que me gusta y me aferro a eso. A ver, es muy amplio también el pop, engloba muchas cosas, hay pop y pop.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Montero estuvo en La Oreja de Van Gogh del 1996 al 2007, después se lanzó en solitario.

AMAIA MONTERO

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