Policía alerta por banda de menores que sale a robar

Investigación. Tienen 12 y 13 años; los lidera un adulto

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EDUARDO BARRENECHE

Una banda de más de 20 menores de ambos sexos y un adulto efectuaron una decena de rapiñas consecutivas a otros adolescentes en el Parque Rodó el domingo 11. Se trata de una nueva modalidad donde menores se reúnen con el objetivo de robar.

"Salvando las diferencias, esos muchachos funcionan como jaurías. Tienen un líder y actúan uniendo fuerzas. Sus integrantes tienen 12 y 13 años y solos no se animan a cometer tropelías. Pero al incrementar sus fuerzas se animan a rapiñar", dijo a El País el vocero de la Jefatura de Montevideo, José Luis Rondán.

Señaló que el modus operandi de esos chiquilines "es actuar donde hay concentraciones de gente. Rodean a la víctima. Y el que ve de afuera se cree que es un juego de manos de los adolescentes. Pero adentro del círculo están depredando a alguien".

Rondán dijo que la Jefatura "está poniendo especial atención y énfasis en este nuevo tipo de modalidad delictiva. El resultado es el trabajo que se hizo en forma conjunta entre la Seccional 5° y Radio Patrulla en el Parque Rodó para poder dar una solución a este tema".

Tras un operativo realizado por unidades de Radio Patrulla y de la Seccional 5ta en la madrugada del lunes 12, ocho adolescentes que integraban la banda fueron capturados y trasladados a dicha comisaría.

Ayer, el juez de Menores Gerardo Peduzzi inició proceso a dos menores y a una adolescente por infracción gravísima por dos delitos de rapiña, con un delito de lesiones y una coautoría de rapiña. Luego de disponer que los menores acusados fueran entregados a sus responsables, Peduzzi resolvió que un equipo interdisciplinario del juzgado efectúe controles semanales a los adolescentes en la sede. El juez dictará una sentencia definitiva sobre el caso el 24 de abril.

"Salí con los gurises. Se mandaron unas cagadas y me pidieron que `fondeara` (guardara) algunas cosas en mi mochila Nike de color rosado. Me pidieron para guardar un morral blanco, un gorro y otras cosas que no sé, ni quiero ni voy a decir qué. Porque tengo códigos", señala el testimonio del adulto procesado con prisión por la Justicia Penal, según el expediente al que tuvo acceso El País.

INÉDITO. El fiscal del caso, Gustavo Zubía, dijo a El País que lo ocurrido el domingo 11 en el Parque Rodó es un hecho inédito. "Es una nueva modalidad. Antes este tipo de rapiñas en grupos sucedían por casualidad a las salidas de los bailes. Este hecho ocurrió a media tarde. No fue casualidad. Los menores se agruparon para rapiñar", dijo el fiscal. Agregó que esos menores rapiñeros "no tienen antecedentes, inclusivo había una chica que los acompañaba".

El juez Peduzzi señaló que la investigación judicial fue extenuante. "El caso nos dio un trabajo enorme. Fue muy difícil obtener las pruebas. Fueron detenidos ocho menores y se dificultó probar quiénes hicieron las rapiñas. En estos casos, la única manera de probar el delito es encontrar los objetos robados en poder de los detenidos", expresó.

Zubía coincidió con Peduzzi sobre la dificultad de las probanzas y señaló que las indagatorias fueron cansadoras y se realizaron muchos reconocimientos para poder acusar a tres adolescentes.

El inspector Rondán reconoció que el manejo de los menores infractores por parte de la Policía es complejo. "A veces no se les comprueban todos los elementos para iniciarles un procesamiento. Entonces hay que liberarlos y vuelven a delinquir", explicó.

Dijo que, en otras ocasiones, los jueces de Menores entienden que la medida más acertada es entregar a los adolescentes a sus padres o abuelos que no cuentan con la ascendencia necesaria para contenerlos.

"Los chiquilines salen a la calle y vuelven a delinquir. Ese es el tema que estamos viviendo", dijo Rondán.

DENUNCIAS. Según fuentes judiciales, la banda de menores cometió una decena de rapiñas el domingo 11 en la zona del Parque Rodó, pero solo fueron denunciados tres atracos.

Tras la serie de atracos, efectivos de la Seccional 5° recibieron tres denuncias contra la banda. Dos adolescentes, Michael B. y Gastón S., de 16 años cada uno, afirmaron a la Policía que "fueron víctimas de rapiña por parte de unos 20 desconcidos (en la zona del Parque Rodó), los que mediante agresión física y amenazas les quitaron un par de championes Nike, un gorro blanco y rojo y dos celulares Samsung", según el parte policial.

A la una de la mañana del lunes 12, dos móviles enviados por la Mesa Central de Operaciones de la Jefatura se dirigieron al Parque Rodó. "Al recorrer la zona de Herrera y Reissig y Sarmiento, los móviles 13 y 14/405 comunica a dicho centro de operaciones que tendrían avistado a unos 20 NN, posibles autores de los hechos. Solicitando apoyo", señala el parte policial de las rapiñas.

Allí fue detenido un adulto que llevaba en una mochila celulares, un MP3, gorros, una campera Nike, un morral marca Puma que contenía un par de lentes, $ 200 y una billetera con $ 100 a nombre de Brian L. Este sujeto fue procesado con prisión por la Justicia penal ordinaria por un delito de rapiña especialmente agravado.

Otro grupo de menores fueron detenidos en Herrrera y Reissig e Itapua. Uno de ellos, al verse atrapado, "extrae un arma de fuego entre sus ropas, con la cual apunta a los efectivos, los que logran reducirlo sin necesidad de efectuar disparos de armas de fuego". El menor detenido llevaba los championes Nike que fueron reconocidos por uno de los denunciantes.

Un fenómeno que se inició en Río

En la década de los noventa, los "arrastaos" -rastrillaje o robos masivos- fueron muy comunes en las playas de Ipanema, Leblón y Copacabana de Río de Janeiro. Bandas de adolescentes que residían en la zona norte -barrios pobres y favelas- se dirigían en ómnibus hacia la zona costera -donde residen familias pudientes- para robar a turistas. En muchos de estos viajes, los jóvenes se desplazaban colgados en los vehículos por no tener dinero para los pasajes. Durante meses, estos robos pusieron en jaque a la policía carioca. Incluso se llegó a analizar la posibilidad de cortar las líneas de ómnibus que unían la zona norte con la sur. El problema se solucionó luego que Río de Janeiro creara una policía especial que se dedicó a patrullar la costa.

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