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Prince encarta su nuevo CD en diarios y revistas

"20Ten". El disco busca dejar de lado la distribución digital

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ALEXANDER LALUZ

Prince se hartó. Cerró su página web, renegó de sitios como iTunes o YouTube, y acaba de lanzar su flamante disco 20Ten, encartado con tres diarios y una revista para evitar, en vano, el saqueo de la piratería.

Ciertamente, apenas horas después que el Daily Mirror de Inglaterra, Daily Record de Escocia, el Het Nieuwsblad de Bélgica y la Rolling Stone alemana publicaran 2.5 millones de copias de 20Ten con sus ediciones sabatinas, se filtró a la red de redes una canción suya hasta ahora inédita, titulada La-dydown, pero que no figura en la lista final del nuevo álbum.

Pero aquí no acaba la historia: desde el mes de enero, otro inédito más dos tracks que sí integran esta edición también comenzaron a navegar "misteriosamente" por las bandas anchas del planeta. Y, para colmo de "males", quienes se quedaron sin esas publicaciones y el esperado CD encartado, no tuvieron más que esperar ¿cuánto?, ¿un día?, quizás menos, para encontrar en sus paseos internáuticos con todo este material subido a varios sitios (muchos de ellos muy conocidos) que ofrecen descargas gratuitas en múltiples formatos y sistemas.

Listo: Prince peleó y peleó, despotricó y despotricó otra vez contra Internet y los fanáticos que se lo quieren "bajar a toda costa", pero al menos esta vez no resultó como él esperaba.

"Internet ya está completamente acabada y no veo por qué debería entregar mi música a iTunes o a cualquier otro, ya que no me pagarán un adelanto por ello". Así de contundente fueron los dichos del prolífico y polémico artista de Minneapolis, para una entrevista exclusiva que el publicaron el Daily Mirror y Daily Record.

También dijo que esta forma de difundir y vender es la mejor, "sin listas de éxitos, ni piratería en internet, ni estrés", y apeló a que otros artistas tomen conciencia de ello y sigan su ejemplo.

Él mismo ya lo había probado (y aprobado) en 2007 con Planet earth que fue distribuido también con un periódico británico, pero con su edición dominical, y tiempo antes que el material llegara a las disquerías. Luego, para agitar un poco más las aguas de la polémica (en la industria, claro), decidió regalarlo en su curiosa gira Planet earth, que acotó su hoja de ruta a Londres.

Ese mismo año, y como eco inevitable de su plan de alejarse completamente de las redes, entabló una discutida controversia legal con algunos seguidores que usaban sus fotos como avatares en distintos foros virtuales.

El resultado fue la creación del PFU (Prince Fans United), una suerte de reunión de sus fans en la plataforma virtual, que siguieron la querella hasta sus últimas consecuencias. La respuesta de Prince fue fiel "a su estilo": les dedicó una canción, PFUnk, en cuyos versos se burlaba veladamente de este colectivo y sus intenciones.

El asunto, ya se sabe, sigue abierto y sin posible solución: ahora, si se lo busca en YouTube, el resultado es igual a cero; si se intenta ubicar su página oficial, también; en iTunes, MySpace o sitios similares, lo mismo. Prince "desapareció" de las rutas electrónicas y nada indica que esto vaya a cambiar.

Con respecto a la distribución por periódicos, dicho sea de paso, la originalidad brilla por su ausencia. Por estos pagos alejados de la vidriera del Primer Mundo, varios artistas han comprobado que es un medio interesante para la difusión y venta. Jaime Roos, por ejemplo, podría explicarlo muy bien. En Argentina, hay otros tantos casos más.

Y en la industria discográfica, mientras tanto, hay varios sectores que ya se "muerden los codos" tratando de dar con una clave para destrabar el "mal momento". Todo, dicen, es cuestión de ampliar horizontes y cabezas.

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