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"No debo ser bueno, sino justo"

Pagani y Lupinacci son los responsables de que Atenas tenga la mejor seguridad de la Liga

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GUILLERMINA LUZURIAGA

Que Atenas es uno de los clubes con hinchada más difícil no es noticia. Hace seis años asumió una directiva, encabezada por Walter Pagani y capitaneada por Gerardo Lupinacci, que trazó como uno de sus principales objetivos cambiar la imagen de la institución.

Meses antes del inicio de la temporada 2008 comenzaron a desarrollar lo que denominaron "borrador", con la intención de erradicar la violencia del club; tarea que fue facilitada cuando el presidente de la Liga Uruguaya, Pablo Martínez Kinder, les planteó el Pazketball, proyecto que tiene como principal meta desarrollar gradualmente un sistema en el que la seguridad interna esté a cargo del personal del club y la externa de la policía.

Aprovechando un momento de tranquilidad en la cantina, Lupinacci explicó cómo están trabajando: "Junto a Sergio Benítez (dirigente) nos contactamos con Gustavo Dornel, uno de los profesores de la sala de aparatos y que por la noche trabaja como patovica en boliches. Le pedimos que acercara a cinco muchachos y les explicamos cómo queríamos que actuaran".

Por su parte, Pagani destacó que en principio la idea de la Federación (FUBB) era implementarlo en la segunda parte del campeonato: "Pero nosotros entendimos que con un poco de disposición era viable concretarlo rápidamente. Con lo temperamental que es la hinchada y con todas las multas que recibimos, nos pareció lógico implementarlo desde el inicio".

Conociendo el carácter de gran parte de la parcialidad ateniense se consideró necesario correr la voz para que se tuviera conocimiento del nuevo sistema, y por sobre todas las cosas, aclarar que los coordinadores de seguridad "no actuarán como patovicas".

Y así comenzó a operar el Pazketball en Atenas: "Hasta hoy tenemos 100% de efectividad. El examen lo pasamos con Unión Atlética, institución con la que hubo grandes líos. Trajimos diez muchachos (siempre hay cinco, de local o visitante) porque además del público, viene gente porque sabe que habrá problemas. No debo ser bueno, sino justo", puntualizó Lupinacci.

El trabajo de seguridad del club está limitado a la propia cancha, y lo que pase afuera será tema de la policía, porque tal como dijo el capitán: "Para eso están". Al igual que en todos los estamentos de la sociedad, los hay de todo tipo: "La Guardia Republicana usa botas largas, y los coraceros cortas. Éstos sí que no pueden venir a los partidos, porque como me dijo un policía: no saben hablar, sólo pegar".

"Los costos que tiene un partido de basquetbol son muy altos, porque más allá del 20% que se lleva la FUBB hay que pagar el personal de recaudación, los jueces y la policía. En Atenas (capacidad para 1.540 personas), nos queda menos de la tercera parte", sentenció Pagani. Además dijo que su gente tiene que entender que es necesario marchar por determinados carriles, tanto en el Antonio María Borderes como afuera.

Desde el primer juego se repartieron volantes para que la parcialidad entienda las sanciones que pueden recaer si hay violencia (la temporada pasada, Atenas pagó cerca de 180.000 pesos de multas por diversos incidentes). Quienes no estén en condiciones de ingresar se quedan afuera del gimnasio. Pero no en todas las canchas pasa lo mismo.

"Olimpia está al revés. Acá quienes generan problemas no entran, pero en Colón vi en la puerta que a una banda de 40 chicos, que venían en una mala y con actitudes groseras, los hicieron entrar gratis. Son sus barras bravas", dijo Lupinacci.

"Nadie quiere sacar sus trapitos al Sol"

Los miércoles en la Federación se realizan las reuniones de coordinación de seguridad, y Lupinacci es el encargado de representar a Atenas.

"Nadie quiere sacar sus trapitos al Sol. Estoy yendo todas las semanas, escucho a los delegados hablar y veo que se están mintiendo a ellos mismos. Ponen trabas y exponen inquietudes que no son el verdadero problema, entonces entorpecen el trabajo. No corresponde decir si estuvo bien o no el arbitraje -como sucedió el otro día, donde Sayago y Bohemios se increparon-, la tarea es velar por la seguridad del espectáculo y dejar ciertos temas para otro momento. Tampoco hablan de tener a cinco personas fijas como nosotros, sino de uno o dos, no tienen ni idea de qué seguridad es la que se menciona en las reuniones", explicó Lupinacci.

Martínez Kinder tomó a las "alas negras" como ejemplo, y parece que no se equivocó. "Acá se organiza primero para que los demás clubes vean cómo funciona el tema. Es bueno, porque podrían habernos dejado últimos por ser uno de los cuadros más difíciles de manejar. Ahora nos preguntan cómo hacemos, y es sencillo. No tiene ninguna ciencia, traje gente a la que contraté y le pago, tienen que ser grandes y voluminosos para que los vean, y si meten miedo mejor", finalizó el capitán.

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