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Un viaje al corazón del matrimonio Kirchner

Argentina. Esposos y jefes de Estado, comparten un estilo y los destinos del país

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BUENOS AIRES | EL MERCURIO/GDA

La Presidenta argentina, Cristina Fernández, superó la semana pasada el paro agrario que amenazó con desestabilizar su gobierno a poco más de cien días de asumir, sin convocar a su gabinete. Igual que cuando su marido era Presidente.

Este gobierno se había planteado cambiar el método de acción empleado por Kirchner: tomar decisiones inconsultas y unilaterales. Cristina prometió gobernar de manera distinta, con mejor calidad política, con mayor transparencia. Por eso se pensó que se produciría una diferencia con su esposo, lo que se traduciría en cambios en el personal de primer nivel.

Así, de paso, se quería acabar con una de las principales críticas: la "arrogancia" y "soberbia" con que se conduce el gobierno. Pero la imprevista crisis agrícola cambió el escenario político e impuso seguir utilizando el método antiguo: se gobierna a la manera de Kirchner, entre cuatro paredes.

Un día normal de ambos gobernantes permite entender qué está ocurriendo.

El matrimonio vive en la residencia de Olivos, una quinta de 35 hectáreas, ubicada a 22 kilómetros del centro de Buenos Aires. Kirchner, "trabajólico" de todos los días de la semana, se levanta a las 6.00, y durante el desayuno revisa ávidamente los diarios, hace oídos a las opiniones radiales y pone un ojo en la televisión.

Cristina, más remolona, se levanta hacia las 9.00 (cuando ya Néstor salió), y hace sus ejercicios. Demora mucho en arreglarse. Aunque los periodistas así lo confirman, la información oficial lo encubre con supuestas "reuniones de trabajo". Llama mucho por teléfono y estudia en la biblioteca.

Cuando la revista opositora "Noticias" se preguntó en un artículo "¿A qué hora llega Cristina?" (a la Casa Rosada), los periodistas nunca pudieron conocer la agenda presidencial. La interpretación es que no se quiere revelar detalles ni nombres para mantener en secreto lo tratado, ya que obsesiona el control de la información.

Ambos son mucho más propensos a las fotos de la prensa y a algunos reporteros gráficos se les permite acceder a sus despachos. Éstos han capturado en sus lentes el descuidado estilo de vestir de Kirchner: mocasines y brillosas y arrugadas chaquetas cruzadas que usa abiertas. Ella viste elegante y variada (no repite ropa en tres meses) y se ha instruido a los fotógrafos que no le tomen de la cintura para abajo, porque reveló a confidentes que no está contenta con sus piernas.

LA AGENDA. Todos los días, ambos toman (en tiempos distintos) un helicópero hacia la Casa Rosada. Cristina entra cerca de las 14 horas a su despacho, mientras un coche (seguido de la seguridad) conduce a Kirchner a su centro de acción ubicado a una decena de cuadras, al otro lado del río, en el cuarto piso de un edificio de Puerto Madero.

Aunque el entorno se asocia con las más grandes corporaciones, la oficina (de unos 200 metros) es fría y austera. Cinco pantallas de televisión siempre mostrando noticias delatan al jefe. Desfila por allí más gente que por la Casa Rosada: ministros, altos funcionarios, dirigentes sindicales y algunos opositores. Allí también los colaboradores de Kirchner telefonean y, se asegura, presionan.

Es una cocina política, donde se construye gran parte de la agenda oficial. Se le describe como el verdadero centro de decisiones, mientras Cristina es la administradora del país.

Desde ya, ella se preocupa mucho menos de la economía y no maneja estos datos en un puño, como su marido. Aunque abogado, éste siente fuerte atracción por los asuntos económicos del poder, siendo en su Presidencia, el verdadero ministro de Economía. Por eso se asegura que, en el caso de los impuestos al agro, influyó mucho sobre el ministro Martín Lousteau (37), una de las pocas caras nuevas, cuando anunció la suba a los impuestos sobre las exportaciones del agro. Por esto, Kirchner es considerado por los entendidos como el primer tomador de decisiones, la virtual autoridad número uno del país.

Más que en las fuerzas políticas tradicionales, el gobierno se apoya en el sindicalismo oficial (Hugo Moyano de la CGT) y dirigentes "piqueteros" (encabezados por Luis D`Elía) que con unos 4.000 hombres son la "fuerza de choque de los Kirchner". Un ejemplo fueron las agresiones para ahuyentar los "caceloreos" en Plaza de Mayo, tras los discursos de Cristina.

Pero no es todo. Se comenta que Kirchner pidió a gobernadores y líderes sindicales que lo propusieran a la presidencia del Partido Justicialista (PJ), que no tenía conductor desde que él fue Presidente. Es candidato único y en mayo se realizará la asamblea en que, sin duda alguna, será investido presidente del PJ.

Kirhcner corta su jornada al mediodía, vuelve a Olivos, donde se suma a las reuniones de Cristina; regresa a su oficina a las 18, y se va a las 21. Ella llega a casa a esa hora, cenan, atan acuerdos y se van a dormir a medianoche.

Se habla de "doble comando", porque no parece haber competencia entre ellos, es un equipo afiatado, y a simple vista no se distingue quién decide qué. Ella era sólo senadora cuando ya hacía pesar su opinión en el gobierno de su marido, y se señala que ahora Kirchner está en mejor posición de intervenir porque él es ex Presidente.

Sin embargo, a ella ya no le agrada que se comente que es "un matrimonio que gobierna" porque aparecería ante la opinión pública (aunque sea cierto) entregando grandes cuotas de poder. Como la crisis de 21 días del agro situó claramente a Kirchner en la toma de decisiones en las sombras, ella cree necesario transparentar su situación. Por eso éste analiza presentarse como candidato a senador y/o a diputado. Así, se legitimaría su regreso directo al ruedo oficial, en lugar de comportarse como amante secreto del poder.

Se habla de cuatro años más para cada uno, porque la Constitución argentina permite una sola reelección. Él pudo haber sido reelecto, pero habría estado obligado a dejar el cargo en 2011, sin poder convertirse en un interlocutor de su mujer, como lo es ahora. Volvería al 2011 como candidato, y el 2015 sería el turno de Cristina.

Sólo unos pocos hombres de confianza

BUENOS AIRES

El final de la crisis del agro, luego de 21 días, se logró con un grupo mínimo de colaboradores nombrados por el ex mandatario, Néstor Kirchner: el jefe de gabinete, Alberto Fernández, el ministro Julio de Vido (Planificación Federal) y Carlos Zannini (secretario legal de la Presidencia), quien prepara los decretos que ellos mismos generan.

El resto de los ministros sólo se conoce por encuentros protocolares.

Como el gobierno posee holgada mayoría en las dos Cámaras, sus jefes de bancadas son virtuales funcionarios del Ejecutivo.

Los esposos Kirchner-Fernández nunca han conversado con la oposición, ni ofrecen entrevistas ni conferencias de prensa que expliquen cómo gobiernan o quieren hacerlo.

Como creen que los medios los distorsionan, cuando quieren decir algo emplean los órganos oficialistas: el diario "Página 12" y el público Canal 7.

Su estilo utiliza una fórmula bautizada como "desde el atril": no negocian con nadie y sólo los discursos describen algo del camino a seguir. De esta forma desacreditaron y aislaron a los opositores. Los analistas políticos argentinos coinciden en que desde que los dos llegaron al poder, el sistema de partidos se ha desmembrado, incluso dentro del Justicialismo, al que ambos pertenecen.

Aunque los números los acompañan, la oposición interpreta que hacen caja con los impuestos para retener un mando que parece ser para largo tiempo.

Pero se sabe que dentro del grupo elegido se desarrolla una lucha de poder entre Alberto Fernández (respaldado por Cristina) y De Vido (apoyado por Kirchner). La cuestión se enreda porque la supremacía de Fernández es incluso mayor que la que tuvo en el gobierno de Néstor Kirchner. Por lo tanto, se encuentra muy presionado el joven ministro de Economía, Martín Lousteau (37), autor del plan impositivo contra el campo.

Como si hubiese dos Presidentes, existe descontento en la clase media y en los gremios urbanos por promesas incumplidas desde la gestión anterior. EL MERCURIO / GDA

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