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Prostitución infantil: niños se venden "hasta por caramelos"

Explotación. Investigación de Unicef y una ONG revela que el abuso de menores es más frecuente de lo que se cree Estudio que se presenta hoy recoge denuncias a policías y funcionarios de INAU

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2007-12-18 00:00:00 300x300

MARÍA EUGENIA LIMA

La prostitución infantil está "lejos de constituir un fenómeno marginal, forma parte del tejido social y de las prácticas sexuales de Uruguay", indica Unicef en una investigación en Montevideo y el área metropolitana que presenta hoy a las 11 horas.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), organismo de las Naciones Unidas dedicado a la infancia y la adolescencia en el mundo concluyó que en Uruguay "la prostitución infantil es una práctica social, negada, invisibilizada, pero siempre presente".

En la investigación se relevaron 19 casos pero Susana Rostangol, autora del estudio, seleccionó cinco "que echan luz sobre el fenómeno de la prostitución infantil y adolescente". Son las historias de vida de Carlos, Pilar, Alejandra, Marcos y Verónica, adolescentes de diversos contextos socioeconómicos y situaciones familiares con vivencias muy diversas.

Pilar fue la única de las cinco que ingresó por secuestro (ver testimonio). Los otros cuatro adolescentes "intervinieron en el comienzo de venta de su cuerpo a veces hasta por caramelos". Además, de la investigación surge que "el ingreso a la prostitución está ligado, en un número aparentemente creciente de adolescentes al consumo de drogas, especialmente la pasta base de cocaína".

Hay "adolescentes que ofician de `familia`. En algunos casos envían a un varón de ocho años a que intercambie favores sexuales por sustancia, que les llevaba a otros algo mayores, quienes a cambio le dan protección y algo de alimento", según el estudio.

"Con características específicas en cada uno de los cinco casos, la situación de prostitución les permitió llenar vacíos, satisfacer ciertas carencias materiales y afectivas", establece el informe denominado "Historias en el Silencio. Prostitución Infantil y Adolescente. En Montevideo y Área Metropolitana" realizado por la Red Uruguaya de Autonomías en convenio con Unicef Uruguay en 2006.

Alejandra contó que desde los 13 años -hoy tiene 17- ha estado en situaciones de prostitución de manera esporádica, con distintos hombres y por diversos tipos de intercambio: dinero, comida, un lugar para estar, entre otros. Ella no lo vivía como estar prostituyéndose sino como "te doy, me das".

En su casa era víctima de agresión por parte de su madre que la acusaba de acostarse con sus compañeros. Estuvo en centros juveniles de ayuda, pero se escapó. Un día llamó a una educadora y le contó que había estado en Rocha, en el momento de la investigación, en Lascano. "Le dijo que tenía plata, que se había comprado ropa y que estaba `copada`. Mencionó que en esa época había mucha movida allí; habló de camiones", indica el estudio.

Causas. En la mayoría de los casos el adolescente ingresa a la prostitución ante la demanda, no hay un reclutamiento, salvo casos muy específicos.

Pero detrás de la propia voluntad del menor -por decirlo de alguna forma- hay situaciones de vida muy difíciles. Llegan a vender su cuerpo después de vivir violencia de distinto tipo, principalmente "abuso sexual, ausencia de vínculos familiares positivos, falta de autoestima y situaciones de pobreza aguda".

En siete de los 19 casos analizados, la explotación sexual comercial "tuvo relación con redes, pero no necesariamente el ingreso se realizó contra la voluntad del adolescente, lo cual no significa que no haya sido forzoso en ciertos aspectos", indica la investigación.

Muro de lagartos. En la playa Ramírez de Montevideo hay un lugar denominado "muro de los lagartos" donde es común que hombres adultos capten a chicos en situación de calle para intercambios sexuales puntuales o para llevarlos a vivir con ellos.

En 2001 Carlos tenía 14 años y estaba viviendo con un hombre en Cordón Norte que había conocido en este muro (ver testimonio). Muchas veces es la propia familia que consiente la prostitución de hijos a cambio de un bienestar económico. Uno de los hombres con los que vivió Carlos le hacía llegar comestibles a la madre.

Hay discotecas en Montevideo donde se producen "levantes" por dinero, algunas hasta tienen habitaciones. En 2006 cuando fue entrevistado, Marcos tenía 17 años y estaba definiendo su sexualidad con tendencia al travestismo. Comenzó a prostituirse a los 15.

En 2006 dijo que no volvería a trabajar en la calle. "Aunque dice que tampoco lo haría en la discoteca que es habitué, queda la duda sobre alguna experiencia de prostitución en el lugar", indica el estudio. Verónica, 17 años, estaba embarazada de un cliente. Agradeció que el bebé es varón porque "las mujeres nacen para sufrir". Estuvo en el INAU desde los 9 años porque no tenía dónde vivir. (Producción: D. Friedmann)

Los testimonios de Pilar y Carlos

Pilar: "Estuve secuestrada y me violaron", contó la joven al cabo de dos meses de cautiverio

Yo no quería, pero él me decía que, si no tenía, le iba a hacer algo a mi padre, a mi hermano". Este es el testimonio de Pilar, una joven de 17 años en el momento de la entrevista. Fue secuestrada y violada durante dos meses. Como consecuencia de ello, la joven quedó embarazada y quería abortar. Junto a ella, una amiga del barrio a la que había conocido recientemente, vivió la misma experiencia. De todas formas el informe sólo pudo recabar el testimonio de Pilar. De su escueto relato sólo pudo saberse que había sido sistemáticamente violada por un hombre de unos 20 años. Según las averiguaciones que la familia donde la madre de Pilar trabajaba como doméstica, el secuestro y la violencia sexual tenían como fin llevar a la joven a la práctica de la prostitución. Pilar finalmente, logró abortar, aunque no recibió apoyo legal y médico.

Carlos: "Es un chico apuesto, precioso", que se prostituye desde los 13 años y ha hecho videos

Carlos es un chico apuesto, de modos delicados. Es un chico muy bonito, precioso, con un manejo de la erotización y la seducción en las relaciones y vínculos muy fuerte como para un adolescente". Esta es la descripción de un informante recabada por los investigadores. Carlos era un "chico de la calle" que comenzó a vivir la explotación sexual a los 13 años. Precisamente su aspecto lo apartaba del común de sus pares. En virtual situación de abandono junto a sus tres hermanos pronto fue captado por "clientes" y empujado a la homosexualidad. Fue empujado a vivir con dos hombres en distintos períodos de su vida. Participó en la realización de videos pornográficos. Pese a que se radicó la denuncia no hubo procesados porque él no testificó.

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