GUANTANAMO, CUBA THE NEW YORK TIMES
Aunque el dictador cubano Fidel Castro la haya calificado como "una daga en el corazón del suelo cubano", su gobierno encontró una manera de sacarle provecho a la base y cárcel estadounidense de Guantánamo: el turismo.
A cambio de U$S 5, Castro permite que los turistas vayan a la colina que da a la base. Los visitantes pueden recorrer el horizonte a través de binoculares, sobre una elevación de metal, escuchar a guías de turistas que sueltan datos y beber ponche con ron durante almuerzos contratados en un restaurante bajo toldos y árboles frondosos que dan sombra.
A pesar de que el punto de observación no es tan popular como la mayoría de los otros destinos turísticos de Cuba, un flujo constante de turistas —en ocasiones de docenas a la vez— visitan el lugar, según Yenoxy Constantin, un guía cubano que arregla las visitas del Hotel Guantánamo.
El panorama ofrece una vista impresionante de la bahía y de la base. El nuevo campo de prisioneros se ve claramente, pero no se distinguen las figuras humanas.
HISTORIA. La base de 45 millas cuadradas, localizada en la reluciente Bahía de Guantánamo, en el extremo oriental de Cuba, ha sido un lugar delicado para muchos cubanos. Estados Unidos tomó posesión de la bahía en 1898 durante la guerra hispano-estadounidense. El acuerdo dice que Estados Unidos sólo cederá la base por su propia voluntad o por mutuo acuerdo, algo que es poco probable que suceda.
Estados Unidos paga a Cuba alrededor de cuatro mil dólares al año por el arrendamiento, pero Castro, quien tomó el poder en 1959 y pronto anunció su alianza con la Unión Soviética y su filiación política a la doctrina marxista, se ha negado a cambiar los cheques.
Conforme aumentaron las tensiones entre ambos países después de la revolución de Castro, ambas partes sembraron el terreno que rodea la base con minas terrestres, colocaron una valla de alambre de púas y levantaron altas torres de observación, donde por décadas los guardias opositores han intercambiado insultos e incluso fuego de rifles.
Pero tras el fin de la guerra fría, la base se convirtió en una especie de misión deseada, un lugar para pasar unos cuantos años bajo el sol tropical.
Se abrieron escuelas, instalaciones recreativas, tiendas e incluso un restaurante McDonald’s, y las familias del personal de servicio vivían en la propiedad.
Mientras que el conflicto que rodeaba a la base bajó de intensidad a finales de los años de 1990, la tensión ha aumentado desde que Estados Unidos, en 2001, empezó a enviar por barco a Guantánamo a los sospechosos de terrorismo, muchos de ellos presuntos combatientes talibán de Afganistán.
Los detenidos —que actualmente suman más de 500— están albergados en un campo recién construido junto al Caribe. El campo se ha vuelto un imán de las críticas internacionales, ya que el gobierno de Bush declaró a los prisioneros "combatientes enemigos" en lugar de "prisioneros de guerra", lo que significa que no estarían sujetos a la protección de las Convenciones de Ginebra.
Varios políticos estadounidenses han hecho un llamado a que se realicen investigaciones y que incluso se cierre el campo, incluido el ex presidente Jimmy Carter, quien lo calificó de una "vergüenza".