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Viento en popa, un proyecto que comparte valores y enseñanzas a través del deporte

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Viento en popa. Foto: Viento en popa

MALDONADO

Un proyecto que comenzó hace un mes en el departamento de Maldonado y que enseña a navegar a jóvenes de distintos barrios.

El deporte como camino para empoderar a los jóvenes. Ese es el objetivo del proyecto Viento en popa, que desde hace un mes enseña vela de manera gratuita a adolescentes de contextos diversos, en Maldonado.

Se trata de un centro deportivo juvenil que cuenta con el apoyo de familias y amigos, así como también de instituciones como el Instituto Nacional de la Juventud (INJU) y el apoyo de la intendencia fernandina.

Todo comenzó hace un tiempo, cuando durante un viaje al exterior, este grupo de amigos que lleva adelante la iniciativa fue testigo de cómo el trabajo de una ONG hacía posible que el deporte forjara valores e impartiera igualdad en un pequeño pueblo.

Los integrantes de esta organización sin fines de lucro que hoy trabajan en Uruguay con la misma idea son Francisco, Teo, Pilar y Dominique, junto a otros voluntarios.

“La idea es que siempre se lleven algo más que el deporte para sus casas”, señaló Francisco, quien agregó que “tenemos casi cero falta, muy buena recepción de los chicos y de sus familias”.

Todos son amantes de los deportes acuáticos, pero tienen diferentes perfiles y cada uno aporta desde lo suyo. Pilar, por ejemplo, es psicopedagoga y desde su área aporta mucho a esa relación entre el deporte, las conductas y los valores.

Los organizadores de este proyecto están convencidos de que la navegación genera fuertes lazos y buenas habilidades para el trabajo en equipo.

Comenzaron a trabajar con adolescentes de La Capuera: “Son chicos que nacen en un barrio que tiene muchísimo de mar y de laguna, pero muchos no saben nadar, nadie sabía navegar a vela y para ellos estas son oportunidades que saben aprovechar muy bien”, contó Francisco. Las embarcaciones que utilizan fueron donadas por privados para esta causa.

La actividad principal la desarrollan en Laguna del Sauce y, si bien una de las primeras cosas que aprenden los alumnos son términos como proa, popa, babor o estribor, la enseñanza va mucho más allá.

Francisco contó que las clases son dos veces por semana, los martes y los jueves, y duran unas tres o cuatro horas: comienzan con un poco de información teórica, luego siguen con actividad física, pasan al agua con las embarcaciones y salen a navegar; a la vuelta hacen una “charla de valores” para hablar sobre algún tema específico o valor que brinde la náutica y, por último, comparten una merienda y sigue la conversación.

La organización está en Instagramy allí van comparten sus historias y sus aventuras tanto en tierra firme como en el agua.

Actualmente son 15 los jóvenes que asisten a las clases, de entre 12 y 17 años, y hay lista de espera con algunos más.

El proyecto comenzó este verano, pero si todo va “viento en popa”, seguirán durante todo el año.

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